El funeral por el alma del diestro Rafael de Paula,fallecido este domingo a los 85 años de edad, se celebrará este martes en la iglesia de Santiago a las 12.00 de la mañana. Será en su barrio, donde su familia, … amigos y todo el pueblo de Jerez podrán despedirse de esta leyenda del toreo y de la historia de la tauromaquia.
El Ayuntamiento de Jerez, presidido por María José García-Pelayo, había ofrecido en un primer momento instalar su capilla ardiente en el Cabildo Viejo, un ofrecimiento finalmente declinado por la familia del torero, que ha preferido organizar la despedida en Santiago, el barrio donde Rafael Soto Moreno, el niño de la Paula, vivió su arte y su genialidad.
El Consistorio ha decretado dos días de luto oficial por la muerte de su ilustre vecino y ha suspendido su agenda institucional como homenaje a este torero singular. Durante dicho período, las banderas de los edificios municipales ondearán a media asta, prendiendo en las banderas del interior de dichos edificios un crespón negro como señal de luto.
Una vida de luces… y también sombras
De origen gitano, de la vieja guardia jerezana, Rafael de Paula inició su andadura taurina como novillero y debutó con caballos el 9 de mayo de 1957 en Ronda. Tomó la alternativa el 9 de septiembre de 1960 en la Plaza de Ronda, de manos de Julio Aparicio y con testigo Antonio Ordóñez, ante toros de la ganadería de Atanasio Fernández; aquella tarde cortó oreja a cada toro. No fue hasta el 28 de mayo de 1974 cuando confirmó su alternativa en la plaza de Las Ventas de Madrid, con José Luis Galloso como padrino y testigo Julio Robles ante toros de José Luis Osborne.
Rafael de Paula fue un torero singular: no tanto por la cantidad de festejos como por la intensidad del momento artístico. Su capote ha sido considerado por muchos críticos «el mejor de todos los tiempos». Las verónicas que realizaba han quedado para el recuerdo por su temple, cadencia y sensibilidad únicas. Sin embargo, su carrera también estuvo marcada por la irregularidad, las ausencias prolongadas y las rodillas frágiles que le impusieron límites físicos, a pesar de una voluntad artística inmensa.
Aun así, sus momentos cumbre –como la faena memorable en la plaza de Jerez en 1979 o la de Madrid en otoño de 1987– lo consagraron en la historia del toreo. Otra de las faenas más recordadas de la carrera de Rafael de Paula fue la tarde del 5 de octubre de 1974, en la Plaza de Vista Alegre de Madrid, donde compartió cartel con Antonio Bienvenida (que se despedía) y Curro Romero. Rafael de Paula cuajó al toro Barbudo, de la ganadería de Fermín Bohórquez, en una faena memorable.
En 2002 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por el Ministerio de Cultura, reconocimiento que ensalza la dimensión artística de su toreo más allá del ruedo. Fue apoderado de figuras como Morante de la Puebla.
Quienes lo vieron torear lo describen como un torero en trance, un artista de la lentitud medida que envolvía al toro, al capote, a la muleta en una coreografía casi mística donde el arte no se medía en faenas largas sino en auténticos destellos. Como dijo uno de sus biógrafos: «En su toreo hay una sutil música callada».