El cine de terror, en ocasiones, es el único cinema verité. El rodaje de El resplandor o el de El proyecto de la bruja de Blair son ejemplos de películas en las que el miedo no lo padecieron solo los espectadores. También los actores protagonistas (o, en el caso de El resplandor, la actriz protagonista en exclusiva) vivieron el otro lado de la cámara como una película de terror. Sin embargo, ninguno de estos largometrajes alcanza la pavorosa envergadura de La posesión, disponible en España gracias al catálogo de Filmin.

Dirigida y escrita por el polaco Andrzej Zulawski (Lo importante es amar), La posesión contiene una de las interpretaciones más icónicas del cine de terror. También, una de las más homenajeadas: basta remontarse a la posesión de Lily-Rose Deep en Nosferatu para entrever la de Isabelle Adjani en esta película. Una posesión que estuvo a punto de ser verdaderamente trágica.

Un demonio polaco

Nadie ha hablado tan en profundidad de lo que ocurrió mientras se rodaba La posesión como su protagonista masculino, Sam Neill. El actor neozelandés de Parque Jurásico desveló varios secretos allende las cámaras en su autobiografía, en la que, ante todo, especifica que la película le parece una obra maestra, aunque entiende que a muchos espectadores les horrorice.

De su director, Zulawski, apunta que era un genio (falleció en 2016, seis años antes de que Sam Neill publicase sus memorias), pero también alguien difícil de tratar, con quien no terminaba de congraciarse debido a su bravuconería. Quien más sufrió a Zulawski fue Isabelle Adjani, a la que gritaba constantemente. 

Lo peor llegó cuando el director le ordenó a Neill que abofetease a Adjani, a lo que el actor se negó en rotundo y repetidas veces. Adjani, por fin, intercedió y le aconsejó que le hiciese caso, justo antes de ofrecerle mansamente su mejilla. «Es lo más angustioso que he tenido que hacer en mi vida», recuerda Neill en su libro.

Zulawski nunca se disculpó por su comportamiento e, incluso, en una entrevista ironizó con los aires de diva de Adjani, que usó una cuchilla de afeitar para cortarse las muñecas en pleno rodaje. «Tenía una de estas cuchillas que apenas logran arañarte la piel», comentó el cineasta. 

Adjani, que sigue en activo, apenas ha hablado de este rodaje, pero sí ha confesado en varias entrevistas que La posesión es una de esas películas que uno solo puede rodar una vez en la vida y que no volvería a someterse a un trabajo similar.