Perder peso es ahora más sencillo gracias a los nuevos medicamentos como Ozempic y Wegovy que consiguen rápidos resultados. Eso implica también un cuidado a la hora de usarlos ya que empiezan a aparecer casos de personas que los plantean como solución temporal cuando necesitan un tratamiento largo. Así lo alerta desde Alicante el experto Carlos Pardo: «Si el paciente no aprende nada, gana peso».

Pardo, endocrino que trabaja en el Hospital Verge dels Lliris de Alcoy y con experiencia docente en Medicina de la Universidad de Alicante, valora las ventajas que aportan estos fármacos basados en la semaglutida.

Este principio, denominado agonista del receptor GLP1, apareció originalmente para el tratamiento de pacientes diabéticos. Su efecto adelgazante es el que lo convirtió en increíblemente popular hasta picos de agotar existencias.

Farmacéutica dispensando Ozempic.

¿Y cómo funcionan? Lo que hacen en el cuerpo es doble: van al cerebro para quitar las ganas de comer y van al estómago para que se vacíe lentamente, manteniendo la sensación de saciedad, explica. «Al final esto lo que hace es que te ayuda a hacer la dieta», apunta.

Todos los estudios realizados sobre su efectividad están hechos junto con la aplicación de dieta y ejercicio. «No hay ningún estudio que sea el fármaco solo». El principal riesgo de depender únicamente de la inyección es la recuperación del peso si se suspende el tratamiento.

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«Si el paciente se deja el fármaco… y no ha aprendido nada y no hace los hábitos, recuperará el peso perdido y a veces incluso más de lo que ha perdido», aclara el doctor. Pardo enfatiza que esta recuperación «no es un efecto rebote, es simplemente que el fármaco deja de hacer su función».

Es fundamental que la persona aprenda nuevos hábitos. Si «no aprendes nada y luego puedes recuperar más peso», uno puede caer en un ciclo de pérdida y ganancia. Por eso el facultativo destaca la importancia de no culpabilizar a los pacientes, ya que la obesidad es una enfermedad.

«La diabetes es una enfermedad, pero la obesidad también es una enfermedad. Con lo cual no hay que culpabilizar a los obesos por usar ese fármaco«, reitera. El uso de estos medicamentos debe estar limitado a indicaciones médicas claras, es decir, pacientes con obesidad de grado uno.

Iñaki Malluguiza sostiene en su farmacia de Alicante una caja de Ozempic.

También se prescriben para personas con sobrepeso de grado dos que presenten complicaciones asociadas al peso, como la apnea del sueño o la hipertensión.

Pardo insiste en que las indicaciones son muy claras. Este tipo de fármacos se usan porque «han demostrado que al mejorar el peso mejora la calidad de vida, la hipertensión, la artrosis, infarto, o sea, mortalidad».

Sin embargo, el uso para fines estéticos, como perder 5 o 6 kilos, no entra en el ámbito médico, sino en clínicas de belleza. Caer en la tentación de usarlo porque se necesita entrar en un traje o lucir otra figura en un evento, «eso no está aprobado para ti, para gente como tú», asegura el endocrino.

El mal uso

El doctor Pardo afirma que la prescripción en estos casos está «fuera de indicación, está fuera de ficha técnica». Aunque estos fármacos son «bastante seguros» y la preocupación por los efectos secundarios potencialmente graves es baja, la principal preocupación es el mal uso.

«No estamos preocupados porque ese paciente se pinche el fármaco y tenga un efecto secundario. Estamos preocupados porque no es la forma de hacer las cosas«, advierte.

Pardo señala el problema de la prevalencia del peso, indicando que en la Comunitat Valenciana «solo hay un tercio de la población adulta que está en su peso; el resto tiene sobrepeso u obesidad».