A veces, la liturgia parlamentaria provoca situaciones extrañas. Quienes tienen que escuchar, preguntan; quienes tienen dudas, responden. Y algunos de los que preguntan tienen todavía mucho que explicar. Las historias de los muertos de la dana del 29 de octubre han aterrizado en el Congreso de los Diputados, en la comisión de investigación de la dana, y lo han hecho a través de sus familiares. Rosa Álvarez, hija de Manuel; Carmina Gil, nuera de Rosa, o Ernesto Martínez, hermano de Elvira y tío de Elisabet, se han subido a un estrado y han mirado a los ojos a algunos diputados mientras les contaban cómo sus familiares se ahogaron en un tsunami de barro. Y ni siquiera sus relatos de terror han sido suficientes, tampoco en este espacio, para desactivar la batalla política. Mientras ellos pedían verdad y justicia, ahí abajo algunos trataban de contarles otra versión de su propia historia. No había preguntas, los que habían llegado a responder, acabaron teniendo que escuchar.

“Desconfíen”, les advertía el diputado de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián. Como si no llevaran un año haciéndolo, según han contado muchos de los familiares de las víctimas a este periódico, que han denunciado el “abandono” institucional. “Esto se va a poner feo”, continuaba el diputado. Aunque cuesta imaginarse una situación más terrible de la que ya han vivido. Estas familias, que le gritaron al presidente de la Generalitat “asesino” en el funeral de Estado, han inaugurado un día después de su dimisión la primera comisión institucional que los ha convocado. Una investigación que estuvo meses bloqueada por las diferencias partidistas sobre si debería comparecer o no el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que lo hará finalmente.

“Que las víctimas seamos las primeras en hablar, nos hace recuperar la confianza en las instituciones”, declaraba Álvarez, presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales de la dana, al inicio de su intervención, que ha sido la primera. “¿Cuántas veces tienen que morir para que los responsables de esas muertes reconozcan sus errores?”, les preguntaba a los diputados.

El diputado de ERC, Gabriel Rufián, ha hecho alusión a las recientes acusaciones que han recibido las víctimas de estar politizadas: “Quedarse en la sobremesa del reservado de un restaurante mientras tu pueblo se ahoga es política”. Y ha recriminado a sus rivales políticos de PP y Vox por no aplaudir las intervenciones de las víctimas: “No les hace menos del PP, ni de derechas. Les hace más respetables”.

Frente a Rosa Álvarez, en primera fila, estaba sentado un representante del Grupo Popular, César Sánchez, que escuchaba cómo Manuel, el padre de Rosa, se había ahogado en el garaje de su casa. Cómo su nieta trató de salvarlo, pero su madre tuvo que mentirle para no perder también a su hija y a su marido, y le dijo: “El yayo está en la terraza”. Álvarez hablaba de mentiras que no le dejaban dormir y se preguntaba si otros “podrían hacerlo”, en referencia al compañero de partido del diputado que tenía delante, a su presidente Carlos Mazón.

Los familiares de las víctimas han contado su historia, pero también han tenido que escuchar diferentes versiones sobre lo que vivieron. Si las supuestas obras en el barranco del Poyo planeadas años antes pudieron haberlo prevenido, si el Gobierno central no activó el nivel 3 de emergencia por su cuenta, sin esperar a que se lo pidieran, si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba en la India en un día como ese. “Hoy no es el día” de pedir perdón, resumía el diputado del PP, César Sánchez, a una crítica que le había hecho Rufián a su partido y a Vox. Quién sabe lo que los familiares querían: no era una pregunta, era más bien una respuesta.

El diputado de Vox, Ignacio Gil Lázaro, se ha atrevido incluso a corregir a una víctima —a Ernesto Martínez— y enmendarle la plana, explicándole tecnicismos burocráticos sobre los envíos de alertas y sus competencias. Con cada palabra subía el volumen. Y la premonición de Rufián, de repente, se estaba cumpliendo. Un diputado había roto el tono cordial, incluso fúnebre, de la primera jornada de la comisión, y comenzó a regañar públicamente al hermano y al tío de dos mujeres ahogadas en el lodo. “Quizá a usted, para reforzar la credibilidad de las víctimas, a lo mejor le gustaría que los partidos que están intentando aprovechar el dolor de ustedes les pidieran perdón por ese uso espurio”, le ha espetado. “No necesitamos más credibilidad, la tenemos toda”, le ha respondido Martínez.

“Hoy no dejaré que su nombre, su historia y su muerte caigan en el olvido. No solo era una persona que murió en la inundación y aunque su voz no resuena, resuena en la mía”, ha advertido Carmina Gil y ha asegurado: “No pedimos compasión, pedimos verdad. No queremos minutos de silencio, queremos responsabilidad. Que cada Rosa, cada Felipe, cada Sergi, sean el recordatorio de lo que nunca debe volver a pasar”.

La comisión de investigación del Congreso sobre la dana abre este martes sus sesiones con la comparecencia de las víctimas de la catástrofe que dejó 229 fallecidos en el País Valenciano. La de hoy será la primera de tres jornadas —hasta el jueves— en las que 13 representantes de los afectados relatarán sus experiencias ante los diputados.