Hay veces que la realidad supera a la ficción. Este ha sido el caso del surrealista robo que se ha dado este octubre en el museo del Louvre, un caso que ha llamado especialmente la atención por la cantidad de descuidos que han permitido que el atraco se concluyese con éxito.

Y este martes, todavía sin que las autoridades hayan conseguido dar con las joyas de la Corona francesa sustraídas -valoradas en 88 millones de euros- se ha conocido un nuevo error que ha dejado a medio mundo patidifuso: la contraseña del sistema de videovigilancia del icónico museo parisino.

Según han informado algunos medios, como RTVE, 20 minutos o AS, el mundialmente conodido museo del Louvre tenía como contraseña de sistema de videovigilancia literalmente la palabra «Louvre».

La noticia ha provocado una avalancha de bromas y memes en redes sociales, especialmente después de que el usuario @etfelicitofill comparta una captura del titular del medio italiano La Repubblica con el comentario: «La contraseña del sistema de seguridad era ‘Louvre’. Estoy llorando fortísimo».

El tuit se ha viralizado rápidamente, acumulando miles de interacciones entre los usuarios de la comunidad tuitera, quienes son incapaces de dar crédito a la situación y han apostado por aprovechar para dar rienda suelta al humor.

«Ahora le han cambiado a louvre1 para estar seguros»; «Museos del mundo cambiando las contraseñas en este momento…»; «Si fuese una película no sería creíble», han comentado algunos usuarios.

«¿Hay quien duda de que la contraseña del sistema de seguridad del museo del Prado no sea ‘Prado’ y la contraseña del Reina Sofía no sea ‘Corinna’?»; «¿No dicen que para esconder algo lo tienes que dejar a la vista de todos? No había fallas en su lógica», han bromeado otros.

Asímismo, en un mundo donde todo está informatizado y la ciberseguridad es una pieza clave, los expertos han aprovechado este incidente para recordar la importacia de utilizar contraseñas complejas y únicas.

Además, han avisado de la importancia de tomar conciencia de este episodio, ya que demuestra que incluso las instituciones más vigiladas del mundo pueden cometer errores básicos que tienen graves consecuencias.