Mieres ya tiene su pequeño Roland Garros, el club de tenis donde se celebra el archiconocido «Abierto de Francia», el torneo en tierra batida más importante del mundo. Las cuencas mineras asturianas estrenaron este martes 4 de noviembre las dos primeras pistas de tierra batida de las Cuencas. Están en el valle de Turón, en la Ciudad del Tenis de La Riquela, a apenas unos minutos de la capital del Caudal y algo más, no más de 20 minutos de la capital del Principado.
Este martes de principios de noviembre con fuerte viento del sur no era el mejor día para estrenar dos pistas al aire libre rodeadas de árboles. La tierra estaba llena de hojas. Tampoco es malo ya que así la superficie, muy delicada, tiene más tiempo a asentarse.

Javier Fernández realiza un saque en una de las nuevas pistas de tenis de tierra batida de Mieres / D. O.
De todos modos cuatro tenistas accedieron a una de las pistas para pelotear y comprobar las sensaciones que les proporciona esta nueva superficie. Javier Fernández, Roberto López, Marcelino Álvarez y José Núñez, fueron los primeros en jugar unos puntos en las nuevas pistas del Club de Tenis de Mieres, que ya disponía de otras tres pistas “GreenSet”, una superficie más dura, dos de ellas cubiertas.
«Un lujo» para los deportistas
“Es un lujo”, resumía Javier Fernández, que califica así la posibilidad de que Mieres tenga dos pistas de tierra batida “a las que puede acceder todo el mundo”. El alquiler de la pista aún no está fijado pero estará lejos de lo que se puede pagar en Oviedo o Gijón, donde, como apunta Fernández, “la mayor parte de las pistas de tierra batida pertenecen a clubes a los que no tienes acceso”.
Disponer de este nuevo equipamiento completa las instalaciones del Club de Tenis de Mieres. “Con estas dos pistas, la otra que tenemos descubierta y las dos cubiertas, cubrimos todo”, apunta el tenista.

Por la izquierda Marcelino Álvarez, José Núñez, Roberto López y Javier Fernández / D. O.
La forma de jugar no será la misma que en las otras tres canchas del complejo. Por un lado durante los primeros días o semanas solo se permitirá jugar partidos de dobles para que la tierra vaya asentando de manera regular. Por otro, el propio juego es distinto, la pelota no tiene el mismo bote y las sensaciones no son iguales a las que el deportista tiene en una pista cubierta y con superficie más dura. “La tierra batida es muy buena para que juegue la gente mayor porque daña menos las articulaciones, el impacto sobre el cuerpo es menor y eso te permite jugar durante más tiempo y acabar en mejores condiciones”, explica Javier Fernández. Eso sí, lo de los clásicos resbalones de Nadal o Alcaraz sobre la tierra de París ya está más complicado, “eso lo hacen los guajes, hay que saber resbalar y los mayores ya no estamos para eso”.
547.000 euros de presupuesto
Las dos pistas de tierra batida de la Riquela han supuesto una inversión de 547.000 euros financiada a través del Instituto para la Transición Justa con fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) y ha permitido la construcción de las dos canchas exteriores, así como otras obras complementarias como la urbanización de la zona o la construcción de una instalación como almacén de tierras para el mantenimiento de las pistas.
Una vez concluido el proyecto y con las pistas ya abiertas a los deportistas ya surgen nuevas ideas, y más en días de invierno y ventosos, como la de cubrir las pistas, lo que daría a los deportistas muchas más opciones para poder utilizarlas.
Por el momento, en pleno Valle de Turón, en un paisaje típicamente asturiano, lleno estos meses del verde y ocre de los árboles, destaca al característico color rojizo de la tierra batida.
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