Martín Fernández tiene 17 años, es de Ranón y se acaba de convertir en el número uno mundial de ciclocross junior. Lo hizo tras un fin de semana redondo en el País Vasco, donde se impuso en las dos pruebas de la Copa de España: primero en Amurrio, luego en Karrantza. Dos días de barro, lluvia y esfuerzo que consolidaron el liderato del joven ciclista del Nesta MMR Cycling Team y lo colocaron en la cima del ranking UCI por delante del estadounidense Ethan Brown y del italiano Patrik Pezzo Rosola.

El número uno del mundo está en Ranón
«En Amurrio logré abrir hueco en la segunda vuelta y mantuve la ventaja hasta el final. En Karrantza fue más apretado, con un circuito muy embarrado y un final emocionante contra un francés, pero conseguí ganar otra vez», explica Martín con serenidad, casi como si no fuera consciente del logro que acaba de alcanzar.

El número uno del mundo está en Ranón
El suyo es un camino que empezó muy pronto. «Con cuatro años ya iba en bici«, recuerda. Entró en la escuela de Santi Pérez, en Castrillón, y a los ocho se incorporó a la escuela de Samuel Sánchez. A los doce años se inició en el ciclocross. «Empecé corriendo en invierno, un poco por probar, y me acabó enganchando», explica el joven ciclista.
Su progresión fue meteórica. La temporada, con solo 16 años, se proclamó subcampeón de la Copa de España, lo que le abrió las puertas del Europeo y del Mundial. Ese rendimiento le sirvió para fichar por el Nesta MMR. «Desde el primer momento me sentí muy a gusto. Son todos muy profesionales y me ayudan mucho con el material y la preparación», cuenta. El equipo entrena una vez por semana para pulir la técnica de ciclocross, aunque Martín sale a rodar prácticamente a diario. En el Nesta comparte equipo con Benjamín Noval, otro de los grandes talentos del ciclocross nacional, que regresará a la competición este fin de semana tras una fractura de brazo sufrida en el Mundial de carretera.
Detrás del éxito hay también renuncias y organización. Martín cursa segundo de Bachillerato científico en el Carreño Miranda, en horario nocturno, una decisión que tomó para poder compaginar los estudios con los entrenamientos. «El año pasado iba por la mañana y era difícil. Este año, con el nocturno, puedo entrenar por la mañana y estudiar por la tarde. Me organizo mucho mejor», explica. Le gustan las asignaturas de ciencias –biología y química, sobre todo–, aunque todavía no tiene claro qué estudiará en el futuro. «Ahora mismo prefiero pensar en terminar bien la temporada y ver qué equipos pueden llamarme después», reconoce.
El próximo gran reto llegará este domingo en el Europeo que se disputa en Middelkerke (Bélgica). El año pasado terminó en el puesto 14.º, y ahora sueña con mejorar esa marca. «Me gustaría estar entre los diez primeros. Estoy entrenando bien y me encuentro con buenas sensaciones», afirma, decidido a cumplir su próximo objetivo.
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