Usada sin prescripción médica en países como España, la melatonina sirve de terapia contra el insomnio, regula los ciclos del sueño y previene el ‘jet lag’. Sin embargo, un estudio avalado por la Asociación Americana del Corazón alerta que los consumidores habituales de esta hormona, que se comercializa como suplemento farmacológico, tienen más probabilidades de ser diagnosticados con insuficiencia cardiaca, hasta necesitar hospitalización y con riesgo de muerte.
La investigación, basada en expedientes médicos de 130.000 pacientes con seguimiento de cinco años, reveló que los adultos que consumían melatonina durante al menos doce meses tenían un 90% más probabilidades de que su corazón no bombeara suficiente sangre rica en oxígeno al resto de órganos, lo que comprometía su funcionamiento.
Lo mismo sucedía con los que se medicaban con la hormona dos veces en 90 días.
El estudio, que se presentará en el congreso de American Heart Association la próxima semana, halló también que «los participantes que tomaban melatonina tenían aproximadamente 3,5 veces más probabilidades de ser hospitalizados debido a una insuficiencia cardíaca en comparación con quienes no consumían melatonina» y que «tenían casi el doble de probabilidades de morir por cualquier causa frente a quienes estaban en el grupo sin melatonina en los próximos cinco años». «Los suplementos de melatonina quizás no son tan inofensivos como se cree comúnmente. Si se confirma nuestro estudio, esto podría afectar la manera en que los médicos aconsejan a los pacientes», afirmó el autor principal del estudio e investigador de Suny Downstate/ Kings County Primary Care (Nueva York, Estados Unidos), Ekenedilichukwu Nnadi.
Los resultados contradicen otros que sostienen la seguridad de la melatonina, recetada en España para problemas como ‘jet lag, insomnio crónico de más de 55 años y niños con trastorno autista, indica Carlos Egea Santaolalla, presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño y coordinador de la Alianza de Sueño. «La idea que teníamos de la melatonina como tratamiento se sustenta en revisiones y metaanálisis que confirman su efecto positivo». Para Egea, que no está vinculado a la investigación ni declara conflictos de interés, el estudio tiene «claras limitaciones» y «no establece causalidad» pero abre un debate científico.
Para Egea, que no está vinculado a la investigación ni declara conflictos de interés, el estudio tiene «claras limitaciones» y «no establece causalidad» pero abre un debate científico que requiere «un ensayo prospectivo con grupo control para aclarar su perfil de seguridad».
Esto lo reconocen los autores del estudio, que todavía no se ha publicado en una revista científica de prestigio ni ha sido revisado por pares: «Si bien la relación (entre consumo de melatonina e insuficiencia cardiaca) que encontramos genera preocupaciones con respecto a la seguridad sobre esos suplementos ampliamente utilizados, nuestro estudio no puede probar una relación causa-efecto directa», acepta Nnadi. «Esto significa que se necesita investigar más para comprobar la seguridad de la melatonina para la salud cardíaca».
En todo caso, «no implica que el hallazgo (de insuficiencia cardiaca) sea necesariamente causado por el otro (la toma de melatonina durante un año al menos); simplemente que coinciden, pero hace saltar las alarmas», sostiene Óscar Larrosa, neurofisiólogo clínico y responsable clínico-asistencial de la Unidad de Medicina del Sueño de MIP Salud-Medicina Integral Personalizada, sin relación directa con el estudio y sin conflictos de interés. «Sería conveniente realizar más estudios, tipo ensayo clínico bien diseñados, para intentar confirmar una relación causal más estrecha, pero me parece muy relevante. Habrá que ver cuando se tenga acceso al trabajo completo la posible relación con dosis de melatonina ingeridas. Si se ha tenido en cuenta puede ser un dato importante».