Tras casi dos décadas encadenando proyectos en los banquillos del fútbol español, Dani Ponz ha encontrado en Grecia un nuevo horizonte profesional y vital. Desde Salónica, donde ha asumido un doble y exigente cargo en el PAOK, uno de los clubes más importantes del país heleno, el exentrenador de Unionistas analiza su nueva etapa, reflexiona sobre la presión en la élite y mantiene un ojo puesto en el club que, según sus propias palabras, le cambió la vida.

Ponz ha aterrizado en el PAOK para liderar un ambicioso proyecto: el desarrollo de un nuevo departamento de trabajo individualizado para la cantera. Una tarea de gran responsabilidad, ya que, como él mismo ha explicado, «la academia de PAOK es la mejor de Grecia y una de las mejores de los Balcanes». El objetivo es pulir el talento de las categorías sub-15, sub-17, sub-19 y sub-23, que nutren de forma constante a las selecciones nacionales. Para ello, se ha rodeado de un completo equipo con preparadores físicos, psicólogo, asistentes y analistas.

Sin embargo, el destino le tenía reservado un desafío adicional. Los malos resultados del equipo filial, que compite en la Segunda División griega, provocaron la destitución de su técnico. El club no dudó y le ofreció las riendas. «El club me llamó y me dijo que tenía que coger el filial. Y ahora, en este momento, pues, estoy haciendo las dos labores», ha confirmado Ponz. Una doble función que se traduce en «jornadas muy largas» y «mucho trabajo», pero que afronta con ilusión en una experiencia que ha calificado como «muy bonita».

Un cambio de aires necesario

La decisión de salir de España no fue casual. Después de 17 años consecutivos entrenando, Ponz ha reconocido que necesitaba un respiro de la incesante presión por los resultados. La oferta del PAOK, llegada a través de un contacto griego que trabajaba en el Real Madrid, apareció como la oportunidad perfecta. «Ni me lo pensé. En el momento que me llamó, dije, ‘hostia, este es mi sitio'», ha relatado sobre su reacción. Buscaba un trabajo que le permitiera desarrollarse sin la urgencia del marcador, y el proyecto de la cantera griega encajaba a la perfección.

Su impacto en el filial ha sido inmediato. El equipo, que ocupaba la última posición en una Liga «muy dura y competitiva», consiguió una victoria en su primer partido bajo su dirección. Ahora, el técnico busca compaginar el desarrollo de talentos con la salvación del equipo, siempre con la vista puesta en el objetivo final: «Evidentemente, todo va enfocado a sacar poder perder el equipo, ¿no? Y ayudar al míster, que es Razvan Lucescu, en todo lo que podamos».

La mirada puesta en Unionistas

A pesar de la distancia, Dani Ponz sigue muy conectado a la actualidad de Unionistas de Salamanca, un club del que se declara socio y al que considera su «familia». Desde su perspectiva, ha analizado la situación del equipo, especialmente en relación con las expectativas generadas la pasada temporada. «Quizás las expectativas que se generaron, para mí, fueron extraordinariamente grandes, de acuerdo al potencial que realmente se tenía», ha señalado con sinceridad.

Para Ponz, este factor pudo ser «un lastre» para el equipo. En su análisis, ha diferenciado entre el potencial de la afición y la realidad presupuestaria del club. «Es una masa social muy cercana a un equipo de Segunda División. Pero a lo mejor las armas que tenemos presupuestarias», ha matizado. No obstante, ha insistido en la importancia de mantener la ambición y el sueño del ascenso, porque «el dinero es una cosa, y luego, lo que pasa en el campo es otra».

El exentrenador blanquinegro ha pedido calma y perspectiva, recordando la enorme dificultad que entraña dar el salto al fútbol profesional en España. «Ese último paso final para el mundo profesional es un paso muy difícil, de hecho, creo que es el paso más difícil», ha advertido. Por ello, ha abogado por «tener tranquilidad y paciencia», seguir poniendo cimientos sólidos y mantenerse unidos para que, cuando llegue la oportunidad, «el salto sea el más pequeño posible».

Un mensaje de cariño a la afición

Finalmente, Ponz no ha querido dejar pasar la oportunidad de enviar un mensaje a la afición de Unionistas, a la que atribuye un papel fundamental en su carrera. Ha confesado que el club apareció en un momento en el que se planteaba si seguir o parar, y que la experiencia le hizo «volar y soñar». «Si estoy aquí hoy en el PAOK, no tengo ninguna duda de que gran parte de ese empujón me lo dieron ellos. Es el club que me cambió la vida. Celebro los goles de Unionistas en Grecia y flipan», ha afirmado con rotundidad.

Desde la distancia, sigue cada partido por televisión y se muestra convencido del éxito del proyecto actual. «Estoy convencido de que va a acabar siendo un año sensacional», ha concluido, antes de definir su vínculo con los seguidores de una forma muy clara: «Para mí son mucho más que que aficionados de un club, son mi familia. Habrá días que estaremos más de acuerdo, habrá días que no estaremos de acuerdo, pero al final de la corrida celebraremos lo mismo, sin duda».