La fusión entre gastronomía y arte es una combinación que cada vez se demanda más en Madrid. Este martes, tuve la oportunidad de experimentar una iniciativa innovadora que combina estas dos disciplinas de una manera que nunca antes se había visto en la capital.

Se trata de una visita guiada y particular por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza sin gente, centrada en obras relacionadas con la gastronomía, seguida de una comida en el Four Seasons Hotel Madrid, donde degusté platos inspirados en las obras de arte que acababa de ver.

La novedosa colaboración es una experiencia multisensorial única que conecta algunas de las obras más emblemáticas de la historia del arte expuestas en el museo con una propuesta culinaria creada para la ocasión.

Menú del Four Seasons inspirado en los cuadros.

Menú del Four Seasons inspirado en los cuadros.

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El recorrido temático sobre gastronomía del museo es el punto de partida para esta experiencia, que se materializa en un menú exclusivo de cuatro pases.

La aventura comienza a las 9:00 de la mañana en el Museo Thyssen. La visita es privada, lo que significaba que tienes la oportunidad de disfrutar de las obras sin el bullicio habitual de los visitantes.

Una de las primeras obras en visitar fue Joven caballero en un paisaje de Vittore Carpaccio, un artista veneciano del siglo XV. ¿Qué tiene que ver esta obra con la gastronomía?

El apellido Carpaccio le da nombre al plato que hoy en día conocemos todos. Frente al cuadro, descubres que el clásico de la gastronomía realmente se creó en 1950 en el famoso Harry’s Bar de Venecia para una condesa. En este mismo lugar inventaron el cocktail Bellini, también por el pintor.

'Comiendo ostras' de Jacob Lucasz Ochtervelt.

‘Comiendo ostras’ de Jacob Lucasz Ochtervelt.

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Otra obra que vimos fue Paisaje idílico con la huida a Egipto de Claudio de Lorena. En el cuadro nada se ve que tenga relación con la gastronomía, pero «se dice que su autor fue el creador de la masa de hojaldre», cuenta Elisa Sopeña, la guía habitual de este recorrido, experta en historia del arte con 26 años de experiencia en el museo.

Entre otras obras, vimos Vertumno y Pomona de Caesar van Everdingen, que muestra la unión de una de las parejas más famosas de la mitología —en la que ella aparece con un cuchillo de la vendimia y se ven dibujados melones, una fruta que causó hasta entre los Papas pasión en aquella época—, y Esaú vendiendo su primogenitura de Hendrick ter Brugghen, que representa la venta de la primogenitura por un plato de lentejas. «De ahí la expresión ‘te has vendido por un plato de lentejas'», cuenta con humor y con una amplia sonrisa Sopeña.

Así, decenas de curiosas anécdotas gastronómicas que esconde cada cuadro. Por sorpresa, apenas vimos bodegones, pero no faltó el de Willem Claesz Heda, en el que el pintor representa la vanidad. A su vez, se encuentra por tiempo limitado la vajilla de viaje de porcelana —con espejo y candelabros incluidos— de la familia Thyssen.

Después de la visita, la experiencia continúa en el Four Seasons Hotel Madrid, ubicado a pocos minutos a pie del museo. La esperada comida se sirve en El Patio, el elegante lobby del hotel cinco estrellas, que también alberga una colección de más de 1.500 obras de arte en sus instalaciones.

El Especial de Nedick's inspirado en Nedick's (1970) del fotorrealista Richard Estes.

El Especial de Nedick’s inspirado en Nedick’s (1970) del fotorrealista Richard Estes.

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El menú consiste en platos inspirados en cuatro de las obras que acababas de ver. El primer pase de la experiencia se llama Pasión de Ostras, inspirado en Comiendo ostras (1665-1669) de Jacob Lucasz Ochtervelt, maestro del barroco holandés. Una ostra fresca acompañada de melocotón encurtido y cilantro, maridada con un cocktail Bellini. Una propuesta que evoca sensualidad, deseo y placer visual y gustativo.

Le sigue El Carpaccio de la Condesa basado en Joven caballero en un paisaje (1505) de Vittore Carpaccio, que consiste en un carpaccio de res con vinagreta de palo cortado, mostaza Dijon y focaccia; maridado con un cóctel sin alcohol llamado Embargo. Un homenaje tanto a la historia europea como al arte veneciano que da nombre al plato.

El último plato salado es Especial de Nedick’s, inspirado en Nedick’s (1970) del fotorrealista Richard Estes. Una hamburguesa tipo hot dog con relish y patatas fritas, acompañada de una bebida singular a base de zumo de naranja inspirada en el clásico refresco de la famosa cadena neoyorquina que aparece en el cuadro. Un guiño a la cultura pop y los orígenes del fast food reinterpretados.

La Tentación de la Manzana es el cierre dulce de la experiencia inspirado en Adán y Eva (1507-1508) de Jan Gossaert. Una delicada manzana dorada con interior de manzana verde y albahaca fresca elaborado por el equipo de pastelería del hotel a cargo de María José Parra. Acompañada de café o té. Una dulce reflexión sobre el deseo, el pecado y la belleza.

La experiencia ya está disponible y se puede reservar a través del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y el Four Seasons Hotel Madrid. Su precio es de 825 euros para dos personas, ya que es el número mínimo para realizar la visita privada y el exclusivo menú.

La combinación de arte y gastronomía fue una experiencia única y enriquecedora, que me permitió apreciar las obras de arte de una manera nueva y diferente. Termino con la sensación de haberme comido cuatro cuadros y empapado a fondo de su historia.