Telefónica financiará en parte el próximo expediente de regulación de empleo (ERE) con los ahorros que obtenga del recorte del dividendo en los próximos años. La causa es que el Plan Estratégico 2026-2030 establece los “compromisos con los empleados” como uno de los indicadores que servirán para la fijación del dividendo a partir de 2027. Bajo ese epígrafe de “compromisos”, se contemplan las indemnizaciones y los pagos anuales que reciben los trabajadores que han salido de la compañía en los diferentes ERE o planes de salida voluntarias.
De esta forma, el coste de cualquier despido colectivo que afronte la compañía supondrá una rebaja automática del dividendo, que será mayor cuanto más sean los trabajadores afectados por el ajuste o mejores sean las condiciones económicas e indemnizaciones que perciban. En resumen, los accionistas se harán cargo de una parte muy importante de la factura de cualquier ERE que pueda plantear la compañía en un futuro.
El último ERE de Telefónica finalizó a principios de 2024, con la salida voluntaria de 3.420 trabajadores y un coste aproximado de 1.300 millones de euros. El Plan Transform & Grow no incluye ninguna partida específica para un ajuste laboral, pero prevé un ahorro de costes operativos de hasta 3.000 millones de euros en 2028. Además, fuentes internas apuntan a que la operadora prepara un plan de salidas que puede afectar a entre 5.000 y 6.000 empleados, según publicó este diario.
El consejero delegado de Telefónica, Emilio Gayo, no descartó la posibilidad de este ajuste a preguntas de periodistas en la rueda de prensa de presentación del plan el pasado día 4, como medio de recortar los costes operativos, aunque supeditó cualquier medida en este sentido a “un acuerdo con los sindicatos”.
No parece que vayan a poner muchos problemas los sindicatos mayoritarios a un eventual ERE dadas las condiciones ventajosas pactadas en los últimos planes. De hecho, acaban de firmar el primer pacto social para que se igualen los derechos de los trabajadores del grupo independientemente de la filial donde trabajen, en un movimiento que se interpreta como preparación del próximo plan de salidas.
Fórmula del flujo de caja
En concreto, el plan supedita que el dividendo con cargo a 2027 y sucesivos ejercicios (pagaderos en junio del año siguiente) sea de entre el 40% y el 60% del flujo de caja libre (FCF), un concepto contable que mide los fondos que genera una empresa después de cubrir los gastos operativos y las inversiones necesarias para su funcionamiento. Pero el Plan Transform & Grow establece un flujo de caja ad hoc, cambiando su fórmula de cálculo al restarle el coste anual de los “compromisos con empleados” (los pagos a los trabajadores que se han apuntado a EREs o planes de salida incentivadas) y sumar los dividendos provenientes de Virgin Media O2, la filial al 50% con Liberty de Reino Unido.
Si se hubiera aplicado esta fórmula en el ejercicio de 2025, el dividendo de 0,30 euros por título que van a recibir los accionistas se hubiera reducido a menos de la mitad. La propia compañía admite en la presentación del plan esta reducción teórica -el dividendo para 2025 se mantiene como estaba previsto en esos 0,30 euros- al señalar que a los 2.700 millones de euros previstos de FCF para el presente ejercicio habría que restar 1.000 millones de costes por ajustes laborales y sumarle los 200 millones de dividendos recibidos de Reino Unido, lo que arroja un total de 1.900 millones de euros como base para fijar el dividendo. para repartir a los accionistas. Entre el 40% y el 60% de esa cantidad equivale a un dividendo de entre 0,13 y 0,20 euros por acción, frente a los 0,30 euros que se repartirán con el método anterior. Para 2026, el dividendo también queda fuera de la fórmula, aunque reducido a la mitad (0,15 euros por título).
En lo sucesivos ejercicios, las previsiones de la empresa apuntan a un crecimiento del flujo de caja de entre 3% y el 5% anual sobre los entre 2.900 y 3.000 millones que se prevén para 2026. Un ERE para 5.000 a 6.000 trabajadores implicaría una factura de más de 2.000 millones de euros, que impactaría directamente en el dividendo de los ejercicios en los que se imputara ese gasto.
La compañía concede además que en 2026 se incrementarán los compromisos de empleados, y el dividendo repatriado de VMO2 no será mucho mayor al que recibe actualmente, por lo que los dividendos a partir de 2027 pueden ser menores incluso a los 0,15 euros fijados sobre el ejercicio 2026.
Queda por ver además si el grupo es capaz de cumplir con los objetivos de flujo de caja. En los resultados presentados el martes, el FCF solo ascendía a 414 millones hasta finales de septiembre, un 68% menos que en el mismo periodo del año anterior, por lo que a finales de año se quedará muy lejos de los 1.900 millones previstos para 2025, y aún más de los 2.900 que se ha marcado como objetivo en 2026.
La directora financiera de Telefónica, Laura Abasolo, justificó esta mala evolución del FCF al impacto de las ventas de filiales en Hispanoamérica y al retraso en el cobro de uno de los pleitos fiscales que la compañía ganó a Hacienda. Para los próximos años, Abasolo señaló a los analistas que la reducción de la inversión contenida en el plan también ayudará a aumentar el FCF.
Otra derivada de esta fórmula, es que el Estado, a través de la su participación 10% que posee la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), no sólo verá mermados sus ingresos si se reduce el dividendo, sino que contribuirá indirectamente a sufragar un despido colectivo.