A lo largo de su exitosa trayectoria, los calificativos se han agotado para describir las hazañas de Tadej Pogacar (27 años) sobre la bicicleta. Tan variopintas, como innumerables. Tan esperadas, como espectaculares. Un devorador de récords que, como mucho, ya solo tiene por delante a Eddy Merckx en el debate por ser el mejor de la historia, una cuestión imposible de plantear hasta la aparición del fenómeno esloveno. Año a año, el bueno de Pogi ha dado pasos hacia adelante en su progresión para arrasar a lo largo y ancho del calendario, pero los que ha dado en los últimos tiempos son de gigante. En sus siete temporadas en el World Tour ha conseguido la friolera de 108 triunfos, pero lo llamativo es que 45 de los mismos corresponden a las dos últimas (25 en 2024 y 20 en 2025). O lo que es lo mismo: ha sumado el 42% de su palmarés en dos años.
Esa ambición por perfeccionar la excelencia es compartida por Pogacar y su equipo, el UAE, lo que ha generado el binomio más dominador del ciclismo moderno. Para conocer más en profundidad ese punto de inflexión en el rendimiento de Pogacar, en parte motivado por los dos Tours de Francia consecutivos en los que se vio superado por Jonas Vingegaard, AS habla con Joxean Fernández Matxin, mánager general de la escuadra emiratí. Por supuesto, se introdujeron mejoras en todos los campos, desde la llegada de Javier Sola (sustituto de Íñigo San Millán) como entrenador de rendimiento hasta la incorporación de nuevos métodos de entrenamiento, como el heat training (sesiones de trabajo a altas temperaturas para una mejor adaptación).
Pogacar celebra su quinto triunfo consecutivo en el Giro de Lombardía en la meta de Bérgamo.MARCO BERTORELLO
“Es un cúmulo de todo. Evidentemente, el mérito total es de Tadej, y dentro del equipo hay muchos detalles como para que sea un solo concepto el que explique su cambio”, analiza Matxin, que alude a un “proceso natural” para entender el grado de rendimiento actual de Pogacar: “Cada año se hace más ciclista. Está convencido, tranquilo y eso le hace mejorar. Es la nota natural del ser humano y que simplemente cada año está creciendo como deportista y persona. Y creo que todavía puede mejorar. No sé si será un 2% o un 0,5%, pero aún tiene ese puntito de mejora”.
Si a su genética privilegiada, esa que le permite completar entrenamientos de cinco horas en ‘Zona 2’ (intensidad suave) a 320-340 vatios, le sumas una mentalidad de campeón, el resultado es la fórmula perfecta. Un proceso lógico de evolución que solo puede conducir a un camino: el éxito. “Fisiológicamente ha tenido una evolución natural. He pasado muchos años recogiendo el conocimiento y la experiencia que nos ha aportado para saber las cosas que le van bien y las que no. Tadej ha aprendido mucho de sí mismo y el equipo de él, en el rendimiento, en los trabajos que hemos hecho juntos… Hemos sacado conclusiones de qué es lo mejor, en un proceso de reconocimiento de la física, de la fisiología, de todo lo que se ha ido percibiendo. Definiendo con detalle el entrenamiento, el descanso, la preparación, los programas, los calendarios… vemos que la suma de todo ello la hemos mejorado en todos los aspectos”, argumenta Matxin.
Una máquina perfecta, bien engrasada, como mínimo hasta el 2030 en el que acaba contrato con el UAE, y que no demuestra la más mínima debilidad en competición, ni siquiera una inflamación de rodilla por retención de líquidos (su compañero Tim Wellens lo confesó recientemente en L’Équipe) que no le impidió arrasar en el pasado Tour. Así es Pogacar: un talento (sobre)natural.
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