La Luna puede parecer un lugar tranquilo, pero no lo es en absoluto. Recibe el bombardeo frecuente de rocas espaciales que, sin el freno de la atmósfera, impactan contra su superficie. Por eso está repleta de cráteres. El jueves 30 de octubre y el sábado … 1 de noviembre, un astrónomo japonés, Daichi Fujii, conservador del Museo de la Ciudad de Hiratsuka, captó con un telescopio los destellos de dos de esos impactos contra la superficie lunar. Los estallidos de luz, visibles desde la Tierra durante una fracción de segundo, han podido ser provocados por el choque a gran velocidad de fragmentos del cometa 2P/Encke, que cada año por estas fechas deja caer la lluvia de meteoros de las Táuridas en su viaje por el Sistema Solar.

«Estos impactos son relativamente frecuentes, pero este ha sido más brillante de lo habitual», explica José María Madiedo, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) y uno de los responsables del proyecto MIDAS (Moon Impacts Detection and Analysis System), que vigila la superficie lunar con dos telescopios desde Sevilla y Toledo. Precisamente, MIDAS detectó el 11 de septiembre de 2013 la explosión más brillante jamás registrada en la Luna, equivalente a la detonación de unas quince toneladas de TNT y causada por una roca de 400 kilos. Pudo ser observada desde la Tierra sin ayuda de telescopios ni prismáticos.

El tamaño de los objetos que han provocado los últimos destellos se desconoce, pero no es ni de cerca tan espectacular. «Por su luminosidad, lo más probable es que sean relativamente pequeños, en torno a unos 10 ó 15 cm de diámetro como mucho», calcula Madiedo, que recuerda que MIDAS puede detectar objetos del tamaño de una oliva o una nuez. La excepción fue el de 2013, que medía un metro.

Las rocas observadas por el astrónomo japonés «probablemente impactaron a unos 28 km por segundo, que es la velocidad a la que viajan los meteoros de las Táuridas», continúa. Y como la Luna no tiene una atmósfera que la proteja, «cualquier objeto en rumbo de colisión va a abrir un cráter, incluso si es del tamaño de un gramo de arena». Como ocurre en la Tierra, la Luna es bombardeada frecuentemente por estos objetos, «con la diferencia de que allí todo llega al suelo, destruye la roca, abre un cráter y provoca ese desprendimiento de luz».

El golpe se produjo en la parte de la cara visible en la que no estaba dando el Sol. Es ahí «donde se pueden detectar esos destellos de impacto por contraste con el suelo lunar oscuro. En la zona iluminada pasarían totalmente desapercibidos porque la imagen aparece saturada».

Si el destello de 2013 duró 8,4 segundos, estos apenas se dejaron ver unas décimas o centésimas de segundo. En los vídeos de Fujii parece que duran mas tiempo, pero están tomados con una cámara de alta velocidad. «Lo que llega a la superficie lunar se destruye completamente, porque el golpe es tremendamente violento, y pasa a formar parte del regolito, el polvo lunar», dice Madiedo.

Estos impactos tienen importantes implicaciones a la hora de abordar un futuro asentamiento permanente en la Luna, un proyecto que distintas agencias espaciales abordan como paso previo a la conquista de marte. «Por eso se plantea que la opción más segura para una base ocupada sea bajo la superficie, en las cuevas o túneles lunares, que servirían como una protección natural». señala el investigador.