Hay que ir haciéndose a la idea de que el PGA Tour y el LIV Golf van a ser circuitos rivales por siempre en vista de los nuevos acontecimientos que hemos conocido esta semana relativos a ambos tour. Primero, el LIV anunció que aumentaba las vías de acceso a su circuito para 2026 y 24 horas después soltaba un bombazo al comunicar que sus torneos pasaban a ser de cuatro rondas (72 hoyos) en lugar de tres (54).

Todas estas medidas buscan claramente que los torneos del LIV sean aprobados por parte del Ranking Mundial Oficial de Golf (OWGR). Son decisiones aperturistas y a la vez de acercamiento al golf tradicional que algunos reclamaban. El CEO del LIV, Scott O’Neil, que sustituyó a Greg Norman hace casi un año, ha sido el encargado de liderar una transición un tanto radical si tenemos en cuenta que la génesis del circuito era el innovador formato de 54 hoyos –también 54 jugadores-, un sistema que ayer quedó enterrado.

El LIV camina ahora hacia un circuito avalado cuando menos por el OWGR y esto, entre otras cosas, lo harían mucho más atractivo para los profesionales. A día de hoy sólo se le podría pedir un sistema que permita competir a más golfistas –aunque sea como invitados- y que haya un corte. Sin embargo, cabe recordar que los torneos elevados del PGA Tour, que surgieron como respuesta al LIV, cuentan con un field de sólo 72 jugadores y no hay corte.

El PGA Tour interpreta las nuevas medidas del LIV como una agresión, pues vuelve a ver su reino amenazado, y de ahí que haya anunciado sus contramedidas. Han adoptado la decisión de no otorgar permisos de derechos de transmisión ni de imagen a ningún miembro de sus circuitos que participen en el evento de LIV Golf Promotions, es decir, el torneo de acceso que entregará a los dos primeros clasificados la membresía LIV para 2026 y a los 10 mejores la clasificación para los torneos de las International Series del Asian Tour. Este torneo, además, se celebrará en Estados Unidos (8 al 11 de enero de 2026 en Black Diamond Ranch de Lecanto, Florida) quizá para facilitar las cosas a muchos jugadores residentes allí, pero al mismo tiempo sirve como arma al PGA Tour. Las dos ediciones anteriores del Promotions fueron en Dubái y Arabia Saudí.

La cosa no queda ahí, pues según un portavoz del PGA Tour, dado que el evento de LIV se celebra en Norteamérica, según la normativa del PGA Tour se considera un evento no autorizado. Por lo tanto, cualquier miembro de sus circuitos que participe en él estará sujeto a medidas disciplinarias. ¿Qué medidas son estas? Pues quien lo juegue estará sujeto a una suspensión de un año para participar en eventos sancionados por el PGA Tour. Dicha sanción incluiría la participación en las rondas clasificatorias de los lunes y recibir invitaciones de patrocinadores. El ambiente parece estar de nuevo viciado entre PGA y LIV.