Muere un hombre tras ser apuñalado en la tarde de este jueves en la zona donde se encuentra la vieja estación de autobuses de Vigo. El cuerpo presentaba varias puñaladas en el tórax y en el cuello, realizadas, presuntamente, con un cuchillo de cocina de una sola hoja, hallado en la escena del crimen.
La víctima mortal es Roberto C. C., un varón de 56 años que dormía en las instalaciones de la antigua terminal de autocares junto a la presunta autora del crimen, una mujer de 36 años, Silvia G. V., que ha sido detenida por un presunto delito de homicidio.
El 112 recibió la alerta a las 18.30 horas por parte de un particular, que avisó de una pelea y de una persona herida en el entorno del edificio de la antigua estación, en la calle Gregorio Espino. Hasta el punto acudieron patrullas de agentes muncipales y de la Policía Nacional, así como los servicios sanitarios. Cuando llegaron, encontraron al hombre ensangrentado en un colchón, en el interior de la caseta donde pernoctaban. Allí también estaba la presunta autora con manchas de sangre, y en el suelo, junto a la cama, el arma también ensangrentada, con el que se habría cometido el crimen.
Esta pareja de indigentes había sido identificada en anteriores ocasiones por la Policía Local, aunque se desconoce si mantenían una relación sentimental. La caseta que compartían para dormir es un chabola pequeña hecha con sábanas, cartones y madera, situada contra la fachada de la terminal, y con una cama dentro.

Colchones y palés para las chabolas donde pernoctan los sintecho, en la antigua estación de buses de Vigo. / Pablo Hernández Gamarra
Cuando ocurrieron los hechos, en la zona había más sintecho. «Roberto murió en la cama donde dormía», cuenta uno de los hombres sin hogar que pernoctan allí. Relata que el fallecido llevaba morando allí desde el año pasado, y la ahora arrestada, aproximadamente un mes. Esta misma tarde, sobre las 17.30, una hora antes de lo sucedido, los vio «juntos». «Cuando ocurrió todo yo estaba durmiendo. El que estaba a mi lado me despertó diciéndome si tenía un teléfono. Me dijo ‘llama a la Policía que mataron a Roberto, está lleno de sangre’», relata. La mujer, mientras, «permanecía sentada al lado de él con las manos llenas de sangre».
Algunas fuentes relatan que uno de los indigentes habría entrado en la caseta, tras escuchar unos gritos que procedían de allí, y cuando se topó con la escena, intentó frenar el ataque de la mujer.
Criado en ese barrio
Algunos vecinos que se acercaron al lugar aseguraron conocer personalmente a la víctima y a su familia -tenía varios hijos- ya que era originario del barrio, de ahí que se mostraran consternados por su muerte. «¡Pobre Roberto!», declararon muchos de ellos, matizando que era un buen hombre y que había tenido mala suerte en la vida.

Despliegue policial este jueves en el entorno de la antigua estación de autobuses, tras los hechos. / Pablo Hernández Gamarra
De la investigación se está haciendo cargo la Policía Nacional, que movilizó a sus agentes de la Policía Judicial y de la Policía Científica. Los accesos a la terminal fueron acordonados con cinta policial.
Una de las cuestiones que trata de aclarar la Policía, que ya tiene consigo el arma blanca utilizada en el homicidio, es si entre víctima y presunta agresora había o no una relación de pareja. Del caso se hará cargo el Juzgado de Instrucción 5 de Vigo en funciones de guardia. La detenida fue conducida en el vehículo de una de las patrullas, al filo de las ocho de la tarde, a dependencias policiales.
Un ‘hogar’ para los sintecho
Hace ya casi tres años que la antigua estación de autobuses de la Avenida de Madrid echó el cierre para dejar paso a la intermodal, en Vialia, que centraliza todas las salidas y llegadas de autocares en Vigo. La instalación, que estaba en un estado ya muy precario, había prestado servicio a la ciudad durante más de tres décadas. Desde diciembre de 2022 ya no está operativa y la construcción se encuentra sin uso alguno.
Sin embargo, ahí sigue sin que nadie haya dado paso alguno para derribarla pese a que se ha convertido en un símbolo del feísmo. Ahora mismo solo sirve para tres cosas: numerosos sintecho viven en los accesos, – entre seis y siete personas, según aseguran fuentes policiales- el aparcamiento sigue activo y hay vehículos que estacionan allí a diario, y en las últimas semanas acoge las casetas de obra de la empresa encargada de la reforma de la Avenida de Madrid.