Lo más terrible de Bugonia, nueva película de Yorgos Lanthimos, es que, pese a su apariencia de absurdo extravagante y a su demencial argumento, sus dos personajes principales resultan absolutamente reconocibles, y hasta veraces. Así nos va a las sociedades contemporáneas.
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La sinopsis no admite dudas: dos jóvenes conspiranoicos secuestran a la poderosa presidenta de una gran compañía biotecnológica, convencidos de que en realidad se trata de una alienígena del sistema Andrómeda decidida a destruir la Tierra. Y la cosa va en serio.
Sátira política disfrazada de ciencia ficción, con toques de fantasía y de violenta comedia negra, Bugonia es la nueva versión de una semidesconocida película coreana de 2003, no estrenada en cines españoles, y que con excelente ojo la plataforma Movistar ha recuperado estos días. Salvar el planeta tierra, de Jang Joon-hwan, es una obra de una alarmante tosquedad visual, que, sin embargo, envuelve una fabulosa idea con unas enormes posibilidades dramáticas y de crítica social y política, que Lanthimos y Will Tracy, guionista del remake, han sabido aprovechar para acabar reflexionando sobre asuntos muy serios.
Emma Stone, Aidan Delbis y Jesse Plemons, en ‘Bugonia’, de Lanthimos.
Las dificultades de ciertos ciudadanos para discernir lo que es real de lo que no lo es en el maremágnum de noticias de internet y redes sociales; el repudio del sistema como posibilidad de respuesta ante los desmanes de ciertas grandes corporaciones, que acaban en tragedias personales; la locura de empezar a creer en teorías que solo pueden admitir la calificación de estrafalarias; el terror a cualquier respuesta que venga dada por el poder establecido; la individualidad como modo de vida; el rechazo a todo método de información proveniente de los medios de comunicación tradicionales; las impolutas fachadas de determinadas empresas verdes que a veces esconden en su compromiso con la diversidad la pura mentira de las ganancias en bolsa (“Somos la empresa que se preocupa”); el matonismo de otras grandes empresas con sus empleados; y la sociopatía de determinados varones jóvenes y solitarios, que degenera en peligrosos enloquecimientos. Son algunos de los temas y subtextos que pululan alrededor de su semilla dramática: la devastación de un apicultor por la progresiva desaparición de las abejas, y el error de una compañía farmacéutica con un tratamiento experimental para la abstinencia de los opiáceos.
La película, cómo no en Lanthimos, es grotesca y audaz. El director de las magníficas Canino, Langosta, El sacrificio de un ciervo sagrado y Pobres criaturas, entre otras, asentado en los alrededores de Hollywood con estrellas del cine estadounidense (los formidables Jesse Plemons y Emma Stone), articula su nuevo desafío con una espectacular potencia visual y sonora. Cine complejo y sugestivo, encerrado en un formato estrecho de pantalla que provoca claustrofobia. Bugonia quizá se estanque en un núcleo central narrativo en torno al control, el encierro y la crueldad (habituales en Lanthimos). Sin embargo, culmina con dos excelentes finales: un desenlace y un epílogo que nos guardaremos en desvelar, pero de los que se puede decir que uno es deliberadamente estrafalario, y el otro es demoledoramente expresivo.
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Juntar a dos pringados peligrosos de hoy en día con una chiflada del poder económico y político contemporáneos solo podía dar lugar a una cosa: a una retorcida película de Yorgos Lanthimos.
Bugonia
Dirección: Yorgos Lanthimos.
Intérpretes: Jesse Plemons, Emma Stone, Aidan Delbis, Stavros Halkias.
Género: ciencia ficción. Reino Unido, 2025.
Duración: 118 minutos.