Trabajar con color en arquitectura y diseño de interiores es una cuestión que va mucho más allá de paletas bonitas o tonos en tendencia. El gesto de escoger un color u otro tiene que ver con cómo entendemos el entorno, cómo jugamos con la luz y qué sensaciones buscamos transmitir. Pero no solo se trata de una cuestión emocional, sino que también afecta a cómo percibimos la escala, los volúmenes y cómo dialogamos con el espacio al habitarlo.

Bien lo sabe la arquitecta Cristina Nogué (@cristinanoguestudio): «El color en arquitectura nunca es un gesto superficial. Es una manera de entender la luz, el lugar y la emoción«, asegura la experta.

Contexto y color: pareja inseparable

Para la arquitecta, el contexto sociocultural es clave si hablamos de color. Las decisiones cromáticas interpretan la luz disponible, la identidad del espacio y las necesidades emocionales de quienes lo habitan.

No por nada los diseños, escuelas y movimientos cambian tanto de un país a otro, incluso de una localidad a otra. Sabemos que caminar por las calles de Madrid es diferente a mirar los edificios de Barcelona, y todavía más distinto cuando se visitan ciudades como Nueva York o Santiago de Chile.

Pero no solo encontramos diversidad en los planos urbanos, en la disposición de los edificios o en la escala de las ciudades. Los esquemas cromáticos predominantes también son producto de diferencias y sinergias culturales.  «Dos historias, separadas por miles de kilómetros, lo demuestran: la de Ricardo Legorreta en Madrid y la de Álvaro Siza en Berlín», afirma Cristina. 

CONJUNTO RESIDENCIAL PARQUE EUROPA

Conjunto residencial Parque Europa en Madrid (2004). 

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«Legorreta, discípulo de Luis Barragán, llevó a Europa la fuerza cromática de la arquitectura mexicana. Sus muros violetas, ocres y rojos, tan profundamente ligados a la luz y al paisaje de su país, despertaron en Madrid una reacción inesperada: incomodidad«, explica la experta. «Aquello que en México se vivía como una celebración de la vida, en otro contexto se percibió como un exceso. Intentar trasladar una emoción sin comprender su raíz cultural reveló que el color, fuera de su contexto, puede perder su alma», apunta. 

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Residencia Schlesisches Tor de Álvaro Siza Vieira.

Via Wikipedia Commons
casa oficina tipo loft

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Por el contrario, algo distinto sucedió en Alemania. «En el extremo opuesto, Álvaro Siza proyectó en Berlín el edificio Wohnhaus Schlesisches Tor (1984), concebido en blanco: un gesto de serenidad y contención en una ciudad todavía marcada por la herida del muro», comenta Cristina.  «Poco después de su construcción, alguien escribió sobre su fachada una frase que se volvió inseparable de la obra: «Bonjour Tristesse». El blanco, pensado como pureza, fue interpretado como tristeza», relata.

La arquitecta insiste en esa lectura situada marcada por su cultura: «Ambas historias revelan algo esencial: cada cultura, como cada persona y cada espacio, entiende el color de forma distinta».  Tal y como afirma la experta, «lo que en un lugar vibra, en otro puede doler; lo que para algunos es calma, para otros es vacío. Los colores no son para todos, ni deben serlo».

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Un salón luminoso donde el color se roba las miradas.

Proyecto de Cristina Nogué Studio
De la teoría al hogar: la experiencia cromática en interiorismo

En diseño de interiores sabemos que las decisiones cromáticas activan experiencias valiosas, pero distintas para cada individuo o colectivo. Todo depende de cómo se orquesta la combinación de color, iluminación, materia y textura. Y, por supuesto, del contexto espacial y temporal donde se sitúa la vivienda.

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RBA

Ideas para modernizar la casa sin obras

«Cuando hablamos de color, hablamos de equilibrio, no de intensidad. El color debe dar carácter y adaptarse al lugar, a las personas y al momento», Cristina Nogué, arquitecta.
 

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Cocina marcada por la elegancia del púrpura, el marrón y el crema.

Proyecto de Cristina Nogué Studio
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El color, sin duda, tiene un impacto inmediato en el usuario, pero también en la interacción social y en la construcción simbólica que se percibe de cada estancia o vivienda. Así lo experimentan también Cristina y su equipo: «En Cristina Nogué Studio no tememos al color. Nos interesa cómo transforma la percepción, cómo altera la luz y cómo define la identidad de un lugar», señala la arquitecta.  «Lo entendemos como una herramienta capaz de generar atmósferas y de revelar el carácter de cada espacio. Porque la arquitectura no solo se construye con materiales, sino con aquello que se percibe y se siente. En ese diálogo entre luz, materia y mirada, el color, en su presencia o en su silencio, encuentra siempre su lugar», concluye.