La situación de sofoco que en ocasiones se vive en La Hamburguesa resulta más que agobiante para no pocos asistentes a los partidos del CB Canarias. Calor y sudores que son comunes entre los espectadores en el recinto de Los Majuelos cada vez que suben las temperaturas y las gradas se abarrotan. Mal endémico de la citada instalación, ya en vías de solución por parte del Cabildo Insular, aunque también con la certeza de que cualquier mejora evidente no se producirá de manera inmediata. Por el camino, algún susto, como el protagonizado por el desmayo de un aficionado durante el partido de hace dos semanas contra el Unicaja.
La tregua que apunta la previsión climatológica para estos días -tras la ola de calor del pasado fin de semana- ayudará a que contra el San Pablo Burgos los improvisados abanicos y los sudores seguramente pasen a un segundo plano. Será esa posible ausencia del bochorno la mejor aliada para el propietario de la instalación, un Cabildo Insular que anunció a finales de 2024 una obra, con un montante superior a los 1,5 millones de euros -y un periodo de actuación de unos dos años-, para climatizar La Hamburguesa, pero que a la vez tiene que lidiar con no pocas trabas y condicionantes.
No interrumpir la actividad
Ejecutada ya la primera -y menos complicada- de las dos fases de esta acometida (la que concernía a vestuarios, gimnasio y pasillos internos perimetrales), todo aumenta de dificultad ante la necesidad de no interrumpir «la actividad que se desarrolla en el pabellón, tanto para el Canarias, nuestro máximo representativo del baloncesto tinerfeño, como para otros eventos culturales», apunta la consejera de Deportes Yolanda Moliné. De hecho, a simple vista del aficionado, el avance en esta obra se podría considerar nulo. Desde el Cabildo, sin embargo, detallan la situación exacta sobre «un expediente, muy complejo, que se inició desde finales de 2024» y en el que se ha «trabajado todo lo posible a otros niveles».
Reconoce Moliné que «este pasado verano no se pudieron cumplir los plazos, administrativamente hablando», lo que ha llevado a que, para «no interrumpir» el día a día de los usuarios principales, «se modifique el proyecto». «Estamos hablando de un recinto cubierto, por lo que una obra lo dificulta todo más, pero ya hemos avanzado, por ejemplo, en la actuación previa para preparar la cubierta y la certificación del estado de la celosía; o se ha instalado también la línea de vida [sistema de anclaje que garantice la seguridad del trabajador]…», expresa la consejera.
Imposible ir más rápido
Sabe Moliné que en este escenario «el más afectado es el espectador», pero a la vez espera que esos asistentes «comprendan que no se puede ir más rápido». En esta progresión, por ahora casi invisible, el siguiente paso será, en unas semanas, el inicio de las acciones «en la cuarta planta», donde se ubican, entre otros, el palco y las cabinas y pupitres de prensa. Ya luego «tocará el turno de meter la maquinaria por sectores», añade la responsable de Deportes del Cabildo.
Adecuación y modificado del proyecto que desde la institución insular se espera que esta ausencia de avances significativos «no afecte al plazo de ejecución previsto inicialmente» a pesar de haber lidiado con otro inconveniente inherente a este tipo de obra tan compleja: empresas que no se han querido comprometer a ejecutar ciertos trabajos que se deben llevar a cabo de una manera muy específica, con plazos muy limitantes e incluso intermitentes.
Pendientes de la AEMET
Pero mientras trata de cumplir con los plazos administrativos y sus consiguientes trabas, el Cabildo Insular deberá tener puesto un ojo en la AEMET antes de cada partido o evento con el que se llene el Santiago Martín. «La idea básica, en ese caso, es abrir todas las puertas, pero es que hay cosas que no se pueden evitar, porque recuerdo que en la Supercopa de septiembre, en el Martín Carpena de Málaga, sí había climatización y nos estábamos asando del calor», argumenta Moliné.

Aficionados del CB Canarias, en el partido ante el Unicaja / Arturo Jiménez / t
Incluso prevé el Cabildo Insular alguna solución más compleja en caso de que, en los próximos meses, se dé una nueva ola de calor coincidiendo con algún evento en el Santiago Martín. «En ese caso la previsión sería instalar algunos ventiladores industriales», señala Moliné, que insiste en ponerse «en la piel de los afectados y de toda la ciudadanía porque parece que no se hace nada cuando en realidad sí se ha hecho y se sigue haciendo», a la vez que también pide «comprensión» para los que «por una vez han decidido hacer una inversión de este tipo» en la mejora de la instalación.
¿Hasta verano de 2026?
Restricciones y calendario en mano, todo apunta a que no será hasta el verano de 2026 (jugando los cuartos de final de la ACB, La Laguna Tenerife podría seguir en competición hasta la segunda semana de junio) cuando realmente se pueda acometer el grueso de la obra para instalar la climatización del Santiago Martín. El otro pequeño resquicio que queda abierto -al menos para llevar a cabo un tramo de la obra-, el de febrero, cuando el Santiago Martín podría no albergar partidos durante casi un mes, siempre y cuando el CB Canarias repita presencia en la Copa del Rey -con la ventana FIBA en medio- y la quinta jornada del Round of 16 la dispute como visitante el cuadro aurinegro.
Por ahora, con dos encuentros más a la vuelta de la esquina -Burgos y Tofas-, y la visita a la Isla de la selección española masculina absoluta programada para el 30 de noviembre, al aficionado solo le queda tener paciencia y cruzar los dedos para que la climatología acompañe.
El CB Canarias, beneficiado y perjudicado a la vez
El CB Canarias es, por ahora, y en calidad de principal usuario del recinto de Los Majuelos, el gran beneficiado, pero también el mayor afectado, por esta acometida que tiene en marcha el Cabildo Insular. «Esa primera fase ya ejecutada ha permitido que los jugadores tengan climatización en sus vestuarios, en el gimnasio y en los pasillos internos. Incluso Txus [Vidorreta] me ha agradecido que en los descansos de los partidos ya no tengan que estar con un pingüino en el vestuario para no pasar calor«, apunta Moliné.
Otro episodio bien distinto se da ya en la cancha y las gradas durante los encuentros. Los jugadores y técnicos se conforman con que no aparezca el efecto condensación que genere humedades y, por extensión, aumente el riesgo de lesiones por resbalones. En los asientos, la solución es algo rudimentaria: reconvertir los aplaudidores en abanicos.
En la entidad, por su parte, impera la paciencia. «Cualquier mejora será buena para nuestros aficionados y para nosotros mismos como usuarios, pero en este caso la obra del aire acondicionado no depende de nosotros. Estamos a expensas de cuándo y cómo puedan hacerla ellos», comenta el presidente Aniano Cabrera.
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