Crítica de Reversión, un thriller notable que supone el debut en el largo de Jacob Santana con Jaime Lorente, Belén Rueda, Manuel Vega y Fernando Cayo. Estreno el 7 de noviembre.

Hay margen de maniobra para seguir entreteniendo y sorprendiendo a los espectadores. El debut de Jacob Santana en el largometraje supone una grata noticia porque Reversión tiene todos los ingredientes necesarios para estimular la imaginación de los espectadores y proponerles una experiencia de visionado retadora.

Cuando comienza la película, huele a gato encerrado: sabemos que pasa algo bajo la superficie que se nos escapa, y tendremos que ser pacientes y esperar a que el protagonista esté desconcertado de veras para comprobar que estábamos en lo cierto.

Éste es el diálogo que entabla el director y coguionista (junto a Frank Ariza y Marco Lagarde) con una audiencia que se siente fuera del agua y es puesta a prueba constantemente por la ficción.

El origen de la historia está en la película coreana Forgotten que podéis ver en Netflix, aunque está muy bien adaptada a nuestras coordenadas. Obvio que el factor sorpresa se perderá para quienes la conozcan previamente.

A su favor buenas interpretaciones, con el fichaje la musa del misterio Belén Rueda como declaración de intenciones, y Manuel Vega brillando con luz propia en una interpretación secundaria en la que tiene carta blanca para mostrar sus habilidades interpretativas.

Pero el foco principal recae en Jaime Lorente, un actor que se niega a ser encasillado y lo mismo da vida al Cid que a Xavi Font. Muestra aquí de nuevo su versatilidad en un papel muy especial, dado que adoptamos su óptica durante buena parte del metraje.

Punto de partida borroso

Reversión arranca como muchas otras películas de misterio y terror: con una mudanza. Mario, un hombre de mediana edad sometido a un fuerte tratamiento farmacológico se traslada junto a sus padres y su hermano mayor David a un nuevo hogar. 

Sufre episodios de gran ansiedad y su concentración varía haciéndole dependiente de la medicación para estar centrado a lo que se suma una impresionante cicatriz en el rostro. Pero todos parecen interesados en que mantenga la calma y se recupere sin estrés ni agobios.

 

Una tarde lluviosa, David, a quien se siente ligado por un fuerte vínculo de cariño, es secuestrado ante sus ojos y su angustia va a en aumento. Tras más de dos semanas de espera, regresa pero no recuerda qué le ha sucedido. 

Sin embargo, Mario nota preocupantes cambios en su personalidad, una frialdad especial por parte de su madre y empieza a plantearse si el hombre que ha vuelto a su lado no será un impostor en lugar de su verdadero hermano. Con el afán de descubrirlo, decide empezar a saltarse la toma de sus pastillas, descubriendo una realidad dolorosa.

Reversión se despliega a dos velocidades muy distintas: la primera mitad de la película juega mucho al despiste proponiendo una incursión en el terror. Como decíamos más arriba adoptamos el punto de vista de un personaje que está muy apagado y no es demasiado fiable, de modo tal que notamos extrañamiento y hay secuencias ideadas para elevarnos las pulsaciones.

Reversión (2025)

En su segunda parte adopta un tono más discursivo en clave de thriller y es cuando podemos empezar a incorporar la información que necesitamos para completar los huecos hasta que nos damos cuenta de que estamos sumidos, en verdad, en un profundo drama familiar de ramificaciones inesperadas.

Es una película que requiere atención pero que tiene la recompensa de saber guardarse las cartas con honestidad, sin engañarnos más allá de lo necesario para alimentar la curiosidad, sacándolas cuando es preciso.

Por lo demás es una producción solvente, que cuenta con los recursos necesarios para crear una atmósfera inquietante desde la fotografías hasta la puesta en escena: acude a los lugares comunes para darles la vuelta y darles un nuevo significado.

Reversión

AF Pictures

Da la sensación de que si se hubiese querido hacer una película de terror al uso, habría habido pulso narrativo para ponernos contra la cuerdas y hacérnoslo pasar realmente mal. La ambición es otra: llevarnos por donde no nos esperamos, y ahí también nos gana la partida.

Reversión nos deja pistas de que El vestido, la próxima película de Santana codirigida por Frank Ariza y ya completamente en clave de terror, va a ser una inmersión memorable en el género. Estaremos atentos a este director de carrera incipiente que puede darnos muchas alegrías.

VALORACIÓN: Estimula, entretiene y despierta la curiosidad del despectador: Reversión propone un puzle a los espectadores que han de ir armando poco a poco.LO MEJOR: La originalidad el argumento y lo logrados que están distintos tonos que adquiere la película.LO PEOR: El gran cambio de atmósfera de la primera a la segunda parte de la película puede resultar desconcertante.