Tuvo que encadenar seis victorias consecutivas para certificar su clasificación para las WTA Finals de Riad. Consiguió el último billete, ‘in extremis’ y dejando fuera a la rusa Mirra Andreeva, que no compitió en Tokio por falta de visado. Ello dejó camino libre a la kazaja Elena Rybakina, que con llegar a ‘semis’ cumplió su objetivo de estar en el Masters de las ocho mejores de la temporada.

Se retiró de esas semifinales de Tokio, ni se presentó. Tenía ya el puesto en Arabia Saudí para disputar por tercera vez consecutiva las WTA Finals. Nunca había pasado de la fase de grupos, hasta esta edición, en la que su racha de invicta va por los diez encuentros, porque se ha impuesto en los cuatro disputados en el torneo.

Sigue en racha. Líder de su grupo con el 3-0, se aseguró su primera final en este evento remontando a la estadounidense Jessica Pegula, 31 años y nº 5 mundial. Elena Rybakina, 26 años y nº 6, se impuso por 4-6, 6-4 y 6-3 en 2h.05′. La europea igualó su palmarés con la americana, 3-3, volvió a ser su víctima como semanas atrás  en la Billie Jean King Cup.

Este sábado luchará por la corona de ‘maestra’ contra la número uno mundial, la bielorrusa Aryna Sabalenka, o la estadounidense Amanda Anisimova. Se busca a la sucesora de Coco Gauff, a una nueva campeona de las WTA Finals.

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Y Elena Rybakina se ha situado en la puja con autoridad. Será la 22ª final de su carrera, la tercera de un curso en las que ganó las dos anteriores, en Estrasburgo y Ningbo. Aspira a su undécimo título total, el más importante después de su impactante presentación internacional venciendo en Wimbledon 2022.

El éxito de estas semanas también se ha cobrado su peaje físico. Rybakina aseguró que su hombro derecho se aguanta con hilos. «Queda un solo partido, me estoy llevando al límite», confesó. Esta temporada ha llegado a los 500 ‘aces’. Una bendición, pero también un problema cuando el brazo de resiente.