Un edificio centenario con alma contemporánea: la casa moderna y taller del diseñador Luca Nichetto en Venecia
En el barrio de Canareggio, a pesar de estar a un tiro de piedra de atracciones turísticas inundadas por los turistas, existe, y sobrevive, una Venecia distinta, anclada en raíces más populares y genuinas, que se declinan en comercios desaparecidos en otros lugares: la ferretería, la panadería, la tienda de pasta fresca. Es aquí donde, en un edificio de finales del siglo XV, Luca Nichetto, el primer director creativo externo en la historia de Barovier&Toso, referencia en la realización de piezas de diseño con cristal de murano, decidió encontrar un lugar que pudiera ser a la vez una casa moderna y un pequeño centro creativo para diseñadores, colegas y amigos; una encrucijada cultural nacida de la nueva relevancia artística de la ciudad, alimentada por la Bienal, la Semana del Vidrio y varias fundaciones privadas.

En el salón, lámpara colgante Gio y mesa Sett, de&Tradition y butaca Sela para De La Espada, todo de Luca Nichetto. En frente, sofá Womb de Eero Saarinen para Knoll. Sobre la mesa, un jarrón Bolloni de Barovier&Toso.
© Danilo Scarpati. Estilismo: Elena MoraUn buen lugar para vivir
«En este barrio todavía hay venecianos. Y eso me gusta mucho. Es una zona animada, con un poco de movida, pero no intrusiva: puedes salir a tomar un aperitivo y volver a casa en silencio, llegas fácilmente a la estación, a Murano, donde voy y vengo por trabajo, o al aeropuerto. Se vive bien aquí». El piso, situado en uno de los primeros edificios de viviendas sociales de Europa -un edificio con tiendas en la planta baja y apartamentos para trabajadores en la superior, no necesitó grandes intervenciones. «La estructura ya estaba bien construida», afirma Nichetto.

Vista de la entrada al cuarto de baño, donde el lavabo y el mueble de debajo son de Palladio Moro.
© Danilo Scarpati. Estilismo: Elena Mora
Sofá Liv para Rolf Benz y lámpara de cristal de Murano Fusa para Svenskt Tenn, ambos de Luca Nichetto. En la hornacina, fotos de Max Rommel y kokeshi japonesas vintage.
© Danilo Scarpati. Estilismo: Elena MoraUna solución testada que funciona
«Mi objetivo era aligerar la antigua disposición de las paredes, creando dos volúmenes -uno dedicado a la cocina y otro al salón- con funciones precisas: cocina, despensa, almacén y zona de conversación separada del televisor». Aproximadamente 130 metros cuadrados distribuidos en dos niveles separados por un poético tabique con bloques de terracota esmaltada inspirados en las celosías bizantinas muy extendidas en la arquitectura veneciana y de Oriente Medio: «Ya lo había utilizado en mi casa de Estocolmo. No son más que las bloques que se utilizan normalmente para hacer los muros de cerramiento de los jardines o los gallineros… Pero dividen los rayos del sol de tal manera que crean unas refracciones de luz increíbles».