“Mi abuelo, Muley Hasán, realizó dos viajes al Sáhara para consolidar la unidad de Marruecos y su soberanía sobre todo su territorio nacional cuando era objeto de codicia por parte de países extranjeros. Hoy, gracias a Dios, las circunstancias hacen posible realizar mi deseo y reconectar con la tradición de venir a visitar esta región, que es nuestro Sáhara. Estoy inmensamente feliz de haber sido recibido en M’Hamid, puerta del Sáhara, por los hijos de los que habían recibido a mi antepasado Muley Hasán: Erguibat, Tekna, Ulad Delim y otras tribus Chenguit del Sáhara”.

Las palabras son de Mohamed V y fueron pronunciadas en febrero de 1958 en M’Hamid El Ghizlane, poblado bereber cercano a la frontera de Argelia, conocido como la puerta del Sáhara. Tras la independencia de Marruecos, sellado el traspaso a Rabat de la soberanía del Protectorado Español y a las puertas de los Acuerdos de Citra –que acabarían también con la entrega de Cabo Juby e Ifni a Marruecos tras una guerra nunca declarada y pese a que el asentamiento castellano de Santa Cruz de la Mar Pequeña fuese anterior a la constitución de la dinastía alauí y la unificación legendaria del país–, el abuelo del actual Rey de Marruecos ya apuntaba los próximos objetivos de su política expansionista.

Lee también

Precisamente ese encuentro de Hasán I con los líderes de varias tribus nómadas o con asentamientos más o menos estables en los oasis distribuidos dentro de las actuales fronteras de Marruecos, Argelia, el Sáhara Occidental y Mauritania, y unos pactos de vasallaje fundamentados en el liderazgo espiritual del entonces sultán fueron los que esgrimió Rabat para elevar una consulta al Tribunal Internacional de La Haya y paralizar así el plan de descolonización del Sáhara Español que Madrid había presentado ante Naciones Unidas y convertirse en parte afectada.

Que la reivindicación no era más que una treta lo evidenciaba la paradoja de que los principales representantes saharauis de origen Erguibat, la tribu que representaba en torno a una cuarta parte de la población según el censo español de 1974, eran los fundadores y dirigentes del Frente Polisario, milicia activa desde 1973 y enfrentada primero a España y después a Mauritania y Marruecos en aras de la independencia de la región. Entre ellos se encontraban Mohamed Abdelaziz y Brahim Ghali, que acabarían siendo designados presidentes de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática.

Preparativos para la Marcha Verde hacia el Sáhara Occidental, 1 de octubre de 1975

El Gobierno de Marruecos trasladó a miles de ciudadanos a su frontera con el Sáhara Occidental 

Alain Nogues/Sygma/Sygma vía Getty Images

Aunque la justicia internacional no dio la razón a Marruecos, Rabat logró paralizar el referéndum de autodeterminación anunciado por la Oficina de Información Diplomática del Gobierno de Carlos Arias Navarro en agosto de 1974. En paralelo, Washington también movió hilos para evitar que el Sáhara Occidental se convirtiese en un satélite de Argelia y del bloque del Este entregándoselo al reino alauí.

Diversos documentos desclasificados dejan a las claras las negociaciones secretas entre la Administración Ford y Manuel Prado y Colón de Carvajal, emisario del entonces príncipe Juan Carlos, sobre el abandono de España de su provincia africana y la “ocupación civil” por parte de Marruecos, como se definía lo que sería la Marcha Verde de noviembre de 1975 pese a no ser más que un preámbulo a la ocupación militar.

Lee también

El monarca alauí llamado a completar la expansión hacia el sur, Hasán II, tampoco escondía sus intenciones. En junio de 1975, la embajada de Marruecos en Madrid remitió a la agencia Efe un discurso del rey que anticipaba las intenciones innegociables de Rabat, dijese lo que dijese La Haya y recurriendo a la guerra con España si fuese necesario. Un tono belicista que evidencia cómo Rabat sí tenía atado y bien atado el futuro del Sáhara Occidental. Es el discurso que ofrecemos íntegro.

El discurso

“Marruecos está viviendo otra fase de su historia diversificada, la de la liberación y la integración. Debemos, pues, liberar para completar nuestra integridad territorial. Aprovechamos esta ocasión para reiterar nuestros propósitos, es decir, que optamos por los medios pacíficos.

”Hemos sido los primeros en presentar un recurso ante el Tribunal Internacional de Justicia y tenemos la convicción de que este organismo nos hará justicia. Sin embargo, todos los marroquíes están dispuestos a defender su derecho a toda costa.

La recuperación del Sáhara es un asunto tan delicado como lo fue la independencia

”Diría incluso, y mido bien mis palabras, que si no recuperamos nuestro Sáhara me sentiría pesimista en cuanto al futuro de Marruecos como comunidad y Estado. De hecho, estimamos que estratégica, política y sentimentalmente la recuperación del Sáhara es un asunto tan delicado como lo fue el recuperar la independencia.

”Siempre habíamos tenido la esperanza de recobrar esta independencia, mientras que en el caso del Sáhara no nos encontramos únicamente frente a un solo Estado que no quiere verse humillado ante la opinión internacional y ante la historia, sino que hacemos frente a varias intervenciones y codicias que sembrarán nuestro camino de obstáculos.

O triunfamos en la euforia o nos sacrificaremos como mártires

”Debemos afrontar esta fase con serenidad, sobre todo porque nuestros hijos, que no han vivido con nosotros la lucha por la independencia, tienen ahora la ocasión de participar en la segunda etapa de la liberación. No podemos por menos que alegrarnos de esta participación.

”Diremos una vez más que debemos afrontar esta fase con tranquilidad y alegría, ya que o triunfamos en la euforia o nos sacrificaremos como mártires, y entonces nuestra recompensa sería equiparable a la reservada a los seguidores del profeta de Alá, que iban a la muerte con la sonrisa en los labios.”

Últimas entregas

Esta pieza forma parte de una serie de contenidos que recupera discursos, manifiestos y otras documentos clave de la época contemporánea para contextualizarlos desde una perspectiva histórica y con ánimo divulgativo.

Ramón Álvarez

Protesta de los afectados por el aceite adulterado

Ramón Álvarez

FOTO: ROSER VILALLONGA - LLUIS PERMANYER, REDACTOR DE LA VANGUARDIA I CRONISTA DE LA CIUTAT, FOTOGRAFIAT AL CASTELL DE MONTJUIC.

Ramón Álvarez

Mario Conde, en su época de presidente de Banesto

Ramón Álvarez

Isaac Rabin, Bill Clinton, y Yasser Arafat durante la firma de los Acuerdos de Oslo en la Casa Blanca, el 13 de septiembre de 1993

Ramón Álvarez

Proclama a favor del aborto libre en la Torre Eiffel