Santi Pérez se mantiene fino a sus 48 años. No muy alejado, salvo por alguna cana, de la figura de aquel ciclista que dejó el … hockey y el fútbol y se montó en una bicicleta. El seleccionador asturiano fue ciclista en una época adecuada porque, asegura, el ciclismo de ahora es otra cosa.
–¿Quién era su ídolo de joven?
–Me enganché un poco al ciclismo por la épica de Perico. Fue quien despertó a España en la televisión y nos hizo creer que nuestro país podía volver al nivel que había estado con Fuente, Ocaña…
–Bugno recibirá el 7 de noviembre, en el Restaurante Peña Mea, la insignia de oro de la Asociación de Exciclistas Asturianos.
–Fue un poco casualidad. Jesús Suárez Cueva coincidió con él, se lo comentó, miraron la fecha y le encajó. Está encantado. Yo veía por la tele los Tour de Induráin y sus archirrivales eran Bugno, Chiappucci y Rominger. Era un corredor con una clase infinita.
–Su agenda está apretada.
–Esto de la bicicleta, en los últimos años, se ha vuelto un círculo que no para: pista, ciclocross, BTT, carretera… Y, como desde la Federación del Principado llevamos todas las edades, sí se hace un calendario denso. Pero eso es bueno porque quiere decir que hay gente con talento y con valores.
–Pogachar es un monstruo.
–Todo pasaba antes por el trabajo de equipo. Ahora se generan individualidades gracias al talento enorme de hombres como Pogacar. Son bisontes de este deporte que están capacitados para hacer cosas que hace años ni pensábamos que podíamos hacer. Pogacar es el inventor del ciclismo actual. Hay que rendirse a la evidencia de que, ahora mismo, parece imbatible.
–Cortina, Pelayo, Landaluce, Sinuhé, Samuel Fernández, De la Calle… Muchos han sido los asturianos que han dado el salto al profesionalismo estos últimos años. ¿Es un buen momento?
–Yo diría que sí. Vivimos un momento buenísimo. La gran cosecha del Clas-Cajastur de los 90 fue nuestra época, con los Chechu, Samuel, Benjamín, Barredo, Pasamontes… Pero después hubo un pequeño parón en el que bajamos a tres o cuatro profesionales. Pero, ahora, el buen trabajo de los equipos en categorías inferiores está volviendo a dar su fruto. Encontramos generaciones de jóvenes con gran talento que están teniendo oportunidades como profesionales.
–Ilusiona ver a tantos asturianos.
–El ciclismo es un deporte particular. Somos del equipo del ciclista que nos gusta. A lo mejor no tienen grandes palmarés, pero unos como gregarios, otros como cazaetapas, otros metiéndose en fugas o intentando disputar la montaña… Siempre han sido nombrados. Algunos aún pueden ser desconocidos, porque la mitad de ellos no tienen ni 25 años. La punta del vértice puede ser Pelayo, con ese triunfo de etapa en el Giro, pero hemos visto a Cortina haciendo un trabajo de equipo enorme, Hugo de la Calle, que quizás sea el que más apoyo necesita tras esa rotura de costillas, estuvo rozando en su primer año el podio en la Vuelta a Asturias… El talento está garantizado y solo hay que darle un tiempo para que maduren. Son corredorazos.
–Hay un nombre que llama la atención: Benjamín Noval.
–Por sus éxitos y por sus desgracias. Con una mejor gestión, posiblemente podríamos estar hablando del campeón del mundo de ciclocross, lo que hubiera sido un éxito sin precedentes.
–El INEOS ya lo ha fichado.
–Los equipos tienen ojos ya no le diría en los júniors, que los tienen, sino en los cadetes. Es un chaval que, el año pasado, cuando aún era cadete de segundo año, se salía allí donde corría. Ahora que están de moda los vatios, ya llamaba la atención. Su progresión como júnior ha ido creciendo. Creo que le estamos poniendo un peso muy grande a Benjamín, pero él se lo ha ganado. Está haciendo cosas que han hecho corredores del talento de Pogacar, Van der Poel…
–Una genética buena, ¿no?
–Y no acaba ahí porque, de tanto verlo, su hermana, que hacía atletismo y otros deportes, ha empezado a dar pedales y me da en la nariz que, como se enganche, no le voy a decir que vaya a ser mejor que Benjamín porque lo que está haciendo este chaval es exagerado, pero puede marcar una nueva era del ciclismo asturiano.
–Usted empezó tarde, con 17.
–Sí, como júnior de segundo año. Pero Benjamín es un chico muy profesional, muy maduro para la edad que tiene. El mejor consejo que le puedo dar es que intente mantener eso el resto de su vida: la ilusión de un niño con la madurez de lo que es ahora un deportista profesional. Ya no un ciclista, porque estamos viendo que deportes como el fútbol son cada vez más teóricos, más profesionales.
–El ciclismo tiene un componente de riesgo, peligro, dureza…
–Sí, así es. El corredor es consciente de ello, pero lo vive encima de la bicicleta. Yo veo muchísimo más peligro ahora que cuando corría. Los que sufren son los que están alrededor: los padres, la familia…
–Lo suyo era el fútbol y el hockey.
–En mi época tampoco había la misma oferta de deportes. A mí me gustaba el deporte. En un momento, pasó por delante una bicicleta y empecé a hacer un poco de BTT. Pero no comencé en el ciclismo de carretera hasta ser júnior de segundo año con 17 años.
–Le metió el gusanillo su amigo Manuel Rodríguez.
–Empezó como yo, solo que un par de años antes. Somos amigos íntimos. Fue el que me convenció. Me animé. Se me daba bien. Cuando uno practica un deporte, el hecho de que los resultados le acompañen siempre es bueno para que uno se aficione más.
–No se bajaría de la bicicleta hasta casi quince años después.
–Debuté en 2001, aunque el primer año en el que compito es 1996, y cierro el ciclo en el mismo equipo en el que me estrené, el Barbot de Portugal, en 2011.
–¿Cuesta mucho asimilarlo?
–Sufrí una caída en la última carrera que gané, el Gran Premio de Llodio, que me derivó en un problema en una rodilla que ya tenía tocada. Me entró miedo a sufrir otra caída que pudiera generar una lesión crónica. Además, si le soy sincero, ese sacrificio, es disciplina diaria, cada día me costaba más. Me gustaba mucho el grupo que tenía, pero Benjamín, Barredo, Chechu, Marcelino García, Coque Uría lo habían dejado… Seguía Samuel, pero Dani Navarro se había mudado… Se unió todo y mi cabeza pensó que era el momento. No estoy arrepentido.
–Se mantiene fino.
–Ruedo cada año menos. Practico otros deportes. Pero no voy a engañar a nadie. Mi genética hace que no coja peso. Me gusta comer.