El escultor Antonio Morán Martín ha emitido un informe en el que advierte del grave riesgo de derrumbe de la escultura Escena Tercera si … el Ayuntamiento de Plasencia decide moverla la plaza de Ansano, su ubicación original desde 2011. Según el autor, una fractura estructural visible en la losa de granito sobre la que se asientan dos de las piezas principales podría provocar su colapso durante la elevación o transporte.

En el documento, fechado el 1 de agosto, Morán señala que la fractura es de tal magnitud que compromete la integridad de toda la obra. «Se puede garantizar el colapso de la estructura general en el momento de ser elevada y removida», afirma el escultor, que advierte que ello supondría la caída y destrucción de las esculturas de aluminio ancladas en la losa.

La obra, galardonada con el premio Internacional de Escultura de Caja de Extremadura en 2010, fue donada a Plasencia e instalada en la plaza de Ansano en 2011. Sin embargo, tras años de falta de mantenimiento, Antonio Morán acudió a los tribunales. En abril de 2024, una sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 reconoció la responsabilidad del Ayuntamiento, obligándolo a indemnizar al autor con 15.000 euros y a restaurar la obra bajo la dirección del equipo creativo original.

Pese a la sentencia, Morán denuncia que el Ayuntamiento ha impedido hasta la fecha que se inicien los trabajos de restauración, al no conceder la autorización administrativa requerida. En lugar de cumplir con lo estipulado judicialmente, el Consistorio aprobó en mayo de 2025 una resolución para trasladar la escultura a las inmediaciones del Palacio de Congresos, alegando razones de conservación.

Zona alejada

El 23 de julio, operarios municipales iniciaron los trabajos preparatorios para el traslado, sin la presencia ni la autorización del autor. Esta intervención ha sido recurrida por Morán, que insiste en que la sentencia no contempla el traslado de la obra y que cualquier actuación debe ser consensuada.

El escultor, que se encadenó el pasado mes de mayo para denunciar su traslado, se muestra tajante: desaconseja cualquier intento de mover la escultura, advierte que no participará ni avalará con su presencia una acción que considera técnicamente temeraria, y anuncia que demandará judicialmente, a título individual, a los responsables de cualquier daño que pueda sufrir la obra, incluida la losa. Considera que las maniobras unilaterales del Ayuntamiento suponen una amenaza directa para la integridad física de la pieza.

El conflicto no es solo técnico, sino también simbólico y político. Morán ha denunciado públicamente que la nueva ubicación propuesta, junto al Palacio de Congresos, es «inhóspita, alejada y deshabitada», y que responde a un intento deliberado de invisibilizar la obra. A su juicio, «allí no la va a disfrutar nadie», ni ciudadanos ni turistas.

Aunque reconoce que existen conversaciones abiertas con el Ayuntamiento, aclara que todavía no se ha celebrado ninguna reunión oficial ni se ha llegado a ningún acuerdo sobre el destino final de la escultura.

Morán insiste en que cualquier solución debe pasar por el respeto al derecho de autor, al fallo judicial y al diálogo. En este sentido, sostiene que el emplazamiento original, en el eje central de la plaza de Ansano, sigue siendo el más adecuado por su visibilidad, accesibilidad y sentido original.