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La construcción imaginaria en la que se convertirá el Any Gaudí 2026 comenzó a levantarse desde Reus este sábado por la tarde con la precisión milimétrica que el arquitecto habría deseado. En el Teatre Bartrina se colocaron los cimientos de un amplio programa de actos y empezaron a alzarse los muros maestros de la conmemoración del centenario de la muerte de Antoni Gaudí i Cornet. La ciudad que lo vio nacer y crecer, que lo educó y donde tuvo sus primeros maestros de dibujo, colocó ayer las bases de una celebración que permitirá profundizar en su dimensión científica, interrelacionar sus obras bajo un mismo paraguas, preservar el legado gaudiniano y acercarlo a la ciudadanía, especialmente a los más jóvenes. El mejor embajador de Catalunya en el mundo.
Con la presencia del president de la Generalitat, Salvador Illa, que destacó «el entusiasmo y la unidad en torno a la figura de Gaudí» y afirmó que «celebrar a Gaudí es celebrar Cataluña», la ceremonia reunió a las principales autoridades e instituciones del territorio. El comisario del Any Gaudí, Galdric Santana, reivindicó la dimensión científica e innovadora del arquitecto y su vínculo con el paisaje y los oficios del Camp. La alcaldesa de Reus, Sandra Guaita, subrayó el legado local y educativo de Gaudí y la voluntad de que la conmemoración genere conocimiento duradero. Por su parte, el alcalde de Riudoms, Ricard Gili, evocó las palabras del maestro sobre la naturaleza y reivindicó su tierra como el origen de un genio universal.

Homenaje a la raíces
En el Bartrina no cabía ni un alfiler. La trascendencia de Gaudí atraviesa siglos, provoca ríos de tinta y llena catedrales y teatros. La sociedad civil al completo estaba convocada puntualmente al pistoletazo de salida institucional. Las principales instituciones locales y regionales se habían hecho un hueco en el acto de bienvenida.
Acompañada por el cuarteto Camerata XXI, la presentadora del acto fue la periodista reusense Coia Ballester, quien repasó algunas curiosidades y mitos relacionados con Gaudí. Por ejemplo, que contaba chistes a los albañiles cuando llegaba a la obra; que era más simpático de lo que ha trascendido; que se desplazaba por el Baix Camp (Reus–Riudoms o Riudoms–Reus) con un burrito porque le dolían las piernas; o que fue un buen estudiante, aunque algunas asignaturas no le gustaban demasiado –su cuaderno de notas lo demuestra–. La lista es muy larga.
Un entorno clave
El encargado de tener los planos del Any Gaudí en la cabeza es su comisario, Galdric Santana, una enciclopedia viviente de muchos volúmenes sobre la obra gaudiniana. Arquitecto, músico y constructor-restaurador de instrumentos musicales, Santana glosó la figura de Gaudí, de quien dijo que fue «un pionero en aplicar las ciencias y las tecnologías a las artes». «Su obra incluye la ciencia y la aplica con un método propio», afirmó. El entorno de Reus y Riudoms, que tanto lo marcó en su etapa inicial, pero también el agitado contexto social, cultural y político en el que se formó, así como las tradiciones y los oficios –procedía de una familia de caldereros–, son determinantes para entender su magnitud, al margen del paisaje natural de la comarca.
Por ello, tal como recordó el comisario, Gaudí siempre reivindicaba «la plasticidad de los artistas del Camp más allá de un exceso de localismo y chauvinismo». Su tierra natal como la génesis de un genio universal. A ojos del comisario, el Any Gaudí pretende realizar un análisis transversal de su obra, a partir de investigaciones científicas que se irán revelando y que deben permitir conocer –aún más– su impacto casi infinito.
Gaudí como ambición
Entre las autoridades y ante representantes de ciudades vinculadas a la obra del genio, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, presidió la inauguración oficial de la conmemoración, organizada por el Gobierno catalán, en la que destacó «el entusiasmo y la unidad en torno a la figura de Gaudí» como ejemplo de colaboración y proyección cultural del país. A su vez, el presidente catalán subrayó que «celebrar a Gaudí es celebrar Catalunya, el empuje de un país y una manera de hacer y de ser» que combina «seny y rauxa, razón y fe, naturaleza y artificio». También remarcó que cada edificio y cada innovación de Gaudí son «expresiones profundamente catalanas y, por ello, inequívocamente universales». «Nos pertenece a todos», afirmó. Illa trazó un paralelismo entre el periodo de esplendor cultural e industrial del modernismo y los retos actuales del país, apelando a «hacer avanzar Cataluña con la misma ambición y convencimiento que Antoni Gaudí». En este sentido, parafraseó a Pasqual Maragall al recordar que «si Gaudí hubiera tenido tantos miedos, nunca se habría hecho el templo», y aseguró que Cataluña debe elegir, como él, la esperanza para superar las dificultades.
La maestra de ceremonias fue la alcaldesa de Reus, Sandra Guaita, quien atribuyó a Gaudí el hecho de tener ADN reusense en la sangre. «Fue transformador e innovador, y eso lo trasladó a las diferentes obras que ejecutó», expresó la alcaldesa, que reiteró «la importancia de las etapas de crecimiento» del artista. De hecho, recordó que se conserva su partida de bautismo y la ficha de notas de las Escoles Pies donde estudió y conoció a Eudard Toda. Ambos empezaron a soñar a partir de su idea de reformar el Monestir de Poblet, recordó Guaita. Como doctora científica, Guaita aprovechó para poner en valor que el Any Gaudí estudie al arquitecto «a partir del conocimiento y la documentación» y que el legado que nazca de ello no sea «efímero».
La tierra natal de Gaudí también está ligada a Riudoms. Su alcalde, Ricard Gili, destacó que su municipio y Reus han tejido alianzas para poner en marcha esta celebración y enterró cualquier posible disputa estéril sobre el lugar concreto de nacimiento. «Somos compañeros de viaje», dijo. El alcalde riudomense, además, hizo suyos también los orígenes de Gaudí: «Somos sus raíces», y recordó unas palabras del propio arquitecto: «El gran libro siempre abierto que hay que esforzarse en leer es el de la naturaleza».