Eran las 11 de la mañana del sábado cuando diferentes personas se congregaban a las puertas de la UNED de Melilla. Entre ellas, alumnas de Magisterio y Pedagogía de la Universidad de Granada, junto a una de las profesoras de la institución, así como Juan Antonio Vera, presidente de UNESCO-Melilla, y el comandante general de Melilla, Luis Cortés Delgado. Entre los asistentes faltaba uno: Enrique Nieto o, más bien, Juan José Florensa, guía oficial de la ciudad, caracterizado como el famoso arquitecto, que se presentaba sentado en un banco, con su singular traje negro y camisa blanca, acompañado de un micrófono colocado para permitir a los asistentes escuchar su relato.

Allí comenzaba la primera de las rutas, denominada “Melilla Modernista”, que forma parte del Seminario de Patrimonio Cultural y Natural de Melilla que se va a celebrar a lo largo del mes de noviembre. De esta forma se iniciaba la andadura, literalmente, de este grupo de más de una decena de personas. “Buenos días, les presento a Enrique Nieto”, sostuvo Vera señalando hacia la figura de Florensa, que empezó su papel de guía introduciendo al arquitecto utilizando la lengua catalana y situando el origen de Nieto frente a la última residencia del arquitecto, situada frente a la UNED.

De forma entretenida y cercana, Florensa fue relatando algunas atribuciones propias de la personalidad de Enrique Nieto, al tiempo que retrataba su llegada a la ciudad en 1909. Durante principios del siglo XX, Melilla vivía una economía pujante por la actividad extractiva en las minas del Rif y la coyuntura del Protectorado, que también fue pincelada, geopolíticamente hablando, por el guía, quien detalló que los intereses geoestratégicos de los ingleses posibilitaron un territorio marcado por dos administraciones diferentes: la francesa y la española.

La ciudad de Melilla, en aquel entonces, en la época en la que Enrique Nieto pisa la localidad, todavía no se había constituido como Ayuntamiento; su administración dependía de la Junta de Arbitros, con presencia militar. Una situación que también afectaría a la relación y al desarrollo de la actividad del arquitecto, pues hasta el momento eran los ingenieros militares los que creaban la infraestructura de la ciudad y no fue hasta 1931 cuando Nieto se convertiría en el arquitecto municipal de Melilla, a pesar de haberse publicitado a su llegada.

Sin embargo, Nieto estuvo activo desde su llegada, involucrándose en la creación del patrimonio arquitectónico de la ciudad, realizando los diseños de muchos de los más de 1.000 edificios modernistas que forman parte de Melilla. En ellos presentaría diferentes estilos y se acercaría a distintas corrientes: florales, geométricas, art déco, historicistas con estilo neonazarí e, incluso, esgrafiados. También dedicó parte de sus obras a trabajar en los diferentes lugares de culto de la ciudad: la Mezquita Central, la Sinagoga Or Zaruah o la capilla del interior del actual Colegio La Salle.

Durante el recorrido, Florensa mantuvo una actitud cercana y divertida, involucrando a los participantes a través de preguntas, así como contextualizando el pasado histórico y geográfico anterior a la primera mitad del siglo XX. La música de los años 20 acompañaba los momentos de camino, amenizando e, incluso, invitando a bailar a algunos de los participantes. Su traje, su música y sus palabras posibilitaron crear una pequeña atmósfera de reminiscencia en pleno siglo XXI.

Las paradas estuvieron cuidadosamente seleccionadas. Desde la calle Conde del Serallo, donde el guía se detuvo para explicar el origen del callejero, remontándose a 1907, los estudiantes pudieron observar la Casa del Paraíso y reconocer el hotel más antiguo de la ciudad del que se tiene constancia, el Hotel Nacional. Sus palabras recordaban las crónicas de El Telegrama del Rif, donde se describían algunos de los comercios que formaban parte de la zona.

Su actividad incluyó edificios seleccionados como la Casa de los Cristales, “el mejor hotel del norte de África en los años 20”, sostuvo Florensa, quien recordó que la convulsión y depresión económica de 1929, conocida como el Crack del 29 o Gran Depresión, también influyó en la ciudad, lo que resintió la actividad comercial y de servicios de la misma. En este contexto, el floreciente hotel se vería profundamente afectado, dejando de ser viable económicamente y convirtiéndose en un edificio de viviendas.

Florensa llevó al grupo a un recorrido arquitectónico y personal por la vida de Nieto y de la ciudad, marcado por pequeñas historias que describían de forma sencilla algunos elementos ornamentales de los edificios, sus características y su historia, invitando a los participantes a mirar algunos detalles y diferenciar las corrientes estilísticas. Así, el edificio de la Reconquista o la denominada Casa Tortosa fueron visitados y, a través de sus nombres, también se puso en valor la preeminencia de los comercios habilitados en sus bajos para denominar estructuras arquitectónicas completas. Así, los establecimientos lograban la singularidad de los edificios, dotándolos de nombre propio.

Cada edificio, con su estilo, con sus singularidades, su funcionalidad, su historia, su año de creación y el recuerdo de las crónicas que los mencionan, hicieron de este itinerario histórico un pequeño paseo para reconocer la actividad profesional de uno de los arquitectos más reconocidos en Melilla. Las estudiantes alzaban la mirada, invitadas a conocer de cerca y de forma divertida un pequeño capítulo del patrimonio de su ciudad.

Este recorrido forma parte del Seminario de Patrimonio Cultural y Natural de Melilla, una iniciativa impulsada por UNESCO-Melilla con el patrocinio de la Consejería de Cultura y la colaboración de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte. El programa contempla tres itinerarios culturales a desarrollar durante el mes de noviembre, orientados principalmente a jóvenes estudiantes del Campus Universitario de la Universidad de Granada en Melilla. La primera de estas rutas, “Melilla Modernista”, continuará con “Melilla Medieval, la Ciudadela de Melilla la Vieja” el sábado 22 de noviembre y culminará el día 29 con “El Jardín histórico del Parque Hernández de Melilla”. Todas las visitas estarán guiadas por Juan José Florensa Conesa, técnico en Turismo y miembro de UNESCO-Melilla, quien da vida a personajes históricos vinculados a los espacios patrimoniales que se recorren.