Cuarta victoria del COB en la Primera FEB. Importante para marcar distancia con el sótano de la competición y vivir con tranquilidad la semana.
El guión estaba escrito, pero había que desarrollarlo. El Cartagena de los ex Félix Alonso y Alberto Marín, y del exNBA Víctor Faverani, es hoy inferior, libra por libra, al equipo de Moncho López. Se comprobó en un partido de Copa y había que confirmarlo en la liga.
Quizá por esa idea en mente, la entrada fue menor que en partidos anteriores. Con un Pazo muy relajado. Quizá por ello los de Moncho López también comenzaron perezosos. Sin la intensidad y el vigor mostrados semana atrás contra el Menorca. Con esa sensación de verse ganador antes de jugar.
No fue difícil marcar la primera diferencia (11-3, minuto 4) con arreones defensivos, un amago de presión y ganas de correr locales, mientras el técnico Félix Alonso cambiaba jugadores y buscaba algo que ponerse de su armario.
La acumulación de faltas personales -cambios imprevistos- y el desperdicio de muchos tiros libres impidieron que la diferencia superase los 10 al final del primer cuarto (24-15).
No fue complicado ampliar la distancia. En el minuto 14 Rafa Lisboa tomó el mando, dirigiendo, asistiendo y anotando 8 puntos seguidos, bien secundado por su guardia pretoriana, con ganas de atrapar rebotes ofensivos y robar balones en primera línea.
La diferencia se estiró hasta los 14 puntos (49-35) con Lisboa muy inspirado, pero el partido entró en una fase de estancamiento. Ni arre ni so. Ni el COB conseguía romperlo ni el Cartagena tiraba la toalla. Al primero no le servía para satisfacer al público, ni al segundo para competir.
Sin emoción ni incertidumbre, las apuestas consistían en cuándo los de Moncho López sentenciarían el encuentro. Fue en el tercer cuarto. Lisboa recuperó el camino hacia el aro, y McDonnell -a quien es difícil encontrar un defecto en su juego- actuó de desatascador en los momentos de duda. El trío integrado por Isaac Vázquez y los Martines -Iglesias y Fernández- aportaron el empuje de la juventud, bien completados por Smith -por fin sin alergia a la zona azul- Jürguens y Kalscheur.
Un COB en bloque -salvo los ‘solos’ de Martín Fernández- marcó pista de por medio, con una ventaja ya insuperable al final del tercer acto (73-57) mientras Félix Alonso se desesperaba por la falta de ¿calidad? ¿actitud? ¿acierto? de sus jugadores. Necesitará mucho trabajo en astillero para mejorar rendimiento y resultados en el futuro.
Decidido el ganador, el COB comenzó a gustarse ante el espejo. A tal desfile sólo faltaba Romaro Gill. El pívot jamaicano tuvo un prometedor inicio, con una canasta y un tapón. Después, como acostumbra, la rápida acumulación de faltas personales le condenaron, no al banquillo, sino a una bicicleta estática al lado de sus compañeros. Después de no menos de tres puertos de montaña, Romaro volvió con ganas de comerse el aro y terminar con buen sabor de boca.
El COB necesita todo su potencial para mejorar y aspirar a mayores retos. El calendario es propicio y la próxima semana viajan a Mallorca, donde se enfrentarán al otro equipo de la isla.
Relacionado