Un estudio internacional liderado por el Hospital Universitario de Bellvitge y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) sostiene que la presión en el deporte puede afectar al bienestar emocional de las personas que lo practican.

 

Así lo explican este jueves ambas instituciones en un comunicado, en el que detallan que el estudio ha analizado, en personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) que practican deporte de élite, el impacto de la presión por mantener una determinada imagen corporal y las exigencias de algunas disciplinas.

 

 

«La práctica deportiva de alto nivel puede ofrecer beneficios para la salud mental gracias a su estructura, disciplina y al seguimiento médico», recuerda el texto, que apostilla que, cuando se presentan factores como la obsesión por el peso o la falta de apoyo al finalizar la carrera, «pueden aparecer conductas de riesgo y malestar psicológico».

 

Así, el estudio destaca la necesidad de adoptar estrategias de prevención y detección precoz de los TCA en el ámbito deportivo que contemplen «la diversidad de situaciones personales», así como un enfoque específico según el género, y que abarquen tanto la etapa profesional como después de la retirada.

 

  Diferencias «relevantes» según el género

 

Los resultados revelan diferencias «relevantes» según el género: si bien las mujeres que han vivido un TCA registran niveles más altos de ansiedad, insatisfacción corporal e ideas suicidas, los hombres muestran «menos preocupación» por su imagen, «lo que puede dificultar la detección» del trastorno.

 

En este sentido, se advierte de la necesidad de «adaptar» los mecanismos de detección de los TCA a las «distintas formas» que puede presentar, según el género, el contexto y el tipo de deporte.

 

«Mientras que las mujeres pueden expresar deseo de perder peso, los hombres tienden a enfocarse en el aumento de masa muscular y la mejora del rendimiento deportivo», concreta el estudio.