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Desde hace 21 años, Alejandro Lucía es catedrático e investigador de la Universidad Europea. Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, su principal área de investigación son los beneficios del ejercicio físico en diversos grupos de población.
Hace 15 años, cuando caminaba por la calle, encontró a un niño con cáncer de la mano de su madre. Se dirigía al Hospital Niño Jesús e iba contento a su sesión de entrenamiento. Ese encuentro casual que Lucía todavía no consigue explicar qué le ha generado ha sido una de sus motivaciones para continuar estudiando el vínculo de la fisiología con el cáncer.
National Geographic: ¿Por qué el ejercicio físico disminuye el riesgo de cáncer? ¿Qué proceso se da en el cuerpo para que eso suceda?
AL: -Porque el cuerpo es más sano y la tendencia en oncología es ver al tumor dentro de un cuerpo. Lo mismo sucede con neurólogos o cardiólogos. Si tienes un cuerpo más sano, por ejemplo, puedes resistir mejor a la quimioterapia. Pero, sobre todo, a nivel prevención tienes un sistema inmune más fuerte contra el cáncer. Cada vez que hacemos ejercicio -y cuanto más intenso, mejor- tenemos una ventana temporal en el que el sistema inmune está más alerta. En el fondo, esa es la única manera que tenemos para vigilar el desarrollo de tumores. De hecho, lo que está revolucionando la oncología es la inmunoterapia.

-¿Qué es lo que ‘se activa’ en el metabolismo al hacer ejercicio?
AL: -Cuando liberamos adrenalina, liberamos muchas células citotóxicas contra el cáncer, por ejemplo, las llamadas ‘natural killer’, que tienen la capacidad de matar lo que pillen por delante. Los tumores son células que han hecho una selección para proliferar y engañar al sistema y eso lo revierte el ejercicio.
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-Entonces, ¿la actividad física puede matar tumores?
AL: -Bueno, ahí me convertiría en influencer y crearía falsas expectativas. El cáncer nos puede atacar a todos, pero la posibilidad es menor. Ahora empieza a haber evidencias de que al hacer ejercicio disminuye la mortalidad una vez que la persona ya lo tiene. Hay un estudio bastante impresionante con 500 personas en el brazo de control y 500 en el brazo de ejercicio de una menor mortalidad por cáncer de colon.
-¿Qué tiempo de actividad física es lo recomendable?
AL: -Sobre todo cumplir con los mínimos de la Organización Mundial de la Salud que es, como poco, 150 minutos de actividad física vigorosa-moderada por semana. El cumplir las normas y el máximo que sería 300 minutos se asocia a un 10 o 20% menos de riesgo de los cánceres prevalentes: mama, colon, pulmón, etcétera. Y además es una actividad física como tal que por la masa corporal evita la obesidad, que es un factor de riesgo.

-¿Se cumple en España, en general?
AL: -Yo vivo en la zona de Las Rozas y ves mucha gente caminando, pero no es el reflejo de nuestra sociedad que es bastante inactiva. Una cosa es ir al gimnasio, hacer una actividad o un deporte y otra cosa es la actividad física como filosofía de vida, es decir, incorporar el movimiento en nuestra actividad diaria. Subir escaleras en vez de ascensor, ir a la compra caminando, etcétera. En eso no somos bueno y vamos perdiendo la acción. Antes formaba parte de nuestra vida. Hemos hecho estudios en 500.000 personas en edad de 18 a 65 años y encontramos que solo el 24% cumplía las normas mínimas. El verdadero problema de salud es que un tercio de la población mundial no cumple el mínimo. No que cuatro locos, entre los que me puedo incluir, tengamos vigorexia.
-¿Cómo se llega a 300 minutos por semana? ¿Es suficiente, por ejemplo, salir a caminar?
AL: -Yo creo que lo ideal es es hacer todos los días un poquito. Yo diría de caminar todos los días 30 minutos a buen ritmo y dos o tres días de hacer ejercicio. Creo que las personas tienen que tomar las riendas de su propia salud. Tenemos un sistema sanitario muy bueno, pero depende de nosotros prevenir.
-¿Esto también es para personas de edad avanzada? La tendencia es que la capacidad física disminuya con los años, ¿hasta qué punto hay que exigirla?
AL: -Por cierto, la gente de edad avanzada son los grandes olvidados de la sociedad. Tenemos la tendencia de apartarlos. Yo creo que las últimas fases de la vida son de mejora y adaptación. Lo que es importante es el ejercicio de fuerza, que es equilibrio y coordinación para evitar las caídas. Somos el único mamífero que camina en dos pies. Yo creo que los mayores tienen que hacer igual a todos, pero adaptado a su edad. Me gustaría ver en los gimnasios no solo a gente joven, sino a personas mayores. Lo que son capaces de mejorar nos sorprendería. La potencia y la fuerza muscular representan una ventaja evolutiva de los seres humanos. Es muy fácil aumentarla, con un poco de estímulo que des ya es mejor a nada.
-Algunas personas temen a hacer ejercicio físico cuando se sienten disminuidos físicamente.
AL: -A veces hay mala suerte como una muerte súbita cardíaca, pero afecta al 0,1% de la población mundial. Una persona con una malformación congénita en el corazón, pues sí, el riesgo nunca es cero. Pero hemos estudiado el corazón de los ciclistas del Tour de Francia y tienen un corazón sanísimo. Las personas que hacen más ejercicio, incluso a nivel de élite, tienen menor riesgo de enfermedad cardiovascular, menor riesgo de mortalidad y lo mismo con todos los cánceres, excepto el de piel. El sistema cardiovascular y el sistema inmune de vigilancia no se desgasta por hacer mucho ejercicio.

-¿Se puede empezar a hacer actividad física de grande?
AL: -Aunque tengas 80 años, siempre estás a tiempo. Yo primero me apuntaría a un gimnasio. Hay gimnasios públicos y polideportivos muy buenos que lo estamos pagando entre todos con nuestros impuestos y ahí aprender a hacer ejercicios de fuerza y luego caminar media hora al día. Requiere un esfuerzo personal. Igual, el primer día son diez minutos, no importa”.