Habría que hacer memoria y bucear en el hipocampo para encontrar un partido tan brillante, solvente, serio y la vez divertido, casi perfecto en ataque … y en defensa y cargado de inspiración en la ACB que fabricó este domingo el Surne ante el Zaragoza. Una cosa es ganar y otra lo que hicieron los hombres de negro, inmensos en su propuesta de baloncesto coral con individualidades brillantes –ahí están los 20 puntos de un magnífico Hilliard, los 22 de su compatriota Jaworski y las 14 asistencias de Pantzar– y aplicados de principio a fin en su labor de aniquilación. Los 106 puntos son la quinta máxima anotación del Bilbao Basket en su historia liguera, que además dejó a los aragoneses en 75. Y encima batió su récord de asistencias con 29 –estaba en 27–.
Venía el Bilbao Basket de una actuación solvente en Grecia, donde rubricó el partido más completo de la temporada desde el punto de vista defensivo y de acierto, aliado por fin con las muñecas vizcaínas. Así que la consigna estaba clara: continuar por el mismo camino frente al Zaragoza. Efectivamente, los aragoneses no son el Peristeri, pero el concepto, el modelo, era invariable y pedía a gritos una reproducción calcada al milímetro. Silenciar las armas más estruendosas de los maños –léase Bell-Haynes, Yusta, Robinson, Dubljevic y compañía– y luego tirar con bala hasta abrir un boquete en el pecho del rival de los de Ponsarnau, quien se veía de nuevo las caras con su exequipo y el club que terminó por despedirle en 2023. Pues terminaron por arrollar a los maños, un juguete roto a merced de un equipo más afilado que los dedos de Eduardo Manostijeras.
Hito
Pantzar dio 14 asistencias y batió el récord histórico de un jugador del Bilbao Basket en la ACB
También lo estaban los árbitros, una navaja suiza que cortaba por el mismo lado, el local. Dubljevic no se cansaba de tirar de las camisetas ajenas con impunidad –deben ser de buena calidad porque no se rompió ninguna–, los balones dudosos siempre eran zaragocistas y Hlinason fue cargado con dos faltas en el primer cuarto. Un período en el que el Surne disparó con munición real, de forma coral, sobre todo Jaworski y Hilliard. Este último sacó su fusil y mostró de lo que es capaz, de trabajar con el fuego y molderarlo a su gusto. De ahí que se fuera al descanso con 14 puntos y un cuatro de cuatro en triples. Su compañero y amigo de Pensilvania tampoco se quedaba corto con su cuatro de siete desde la línea mágica antes de pasar por los vestuarios, donde el Bilbao Basket se fue 16 arriba gracias a un mágico 50-34.
Baloncesto perfecto
Porque si el período inicial se cerró con una ventaja de cuatro puntos gracias a un triplazo de Hilliard (27-23), en el segundo se mantuvo la inspiración anotadora y al mismo tiempo se elevaron las prestaciones defensivas. Tanto es así que los hombres de negro solo permitieron 11 puntos, apenas cinco de ellos en juego. Normantas y Lazarevic defendían con los dientes, el equipo les seguía y cortaba las vías de suministro a los Yusta, Bell-Haynes, Robinson y Dubljevic. Ponsarnau rotaba mucho en la pintura por las tres faltas de Hlinason y daba minutos a un combativo Bagayoko y a Sylla, quienes cumplían sobre todo bajo el aro propio. Un parcial de 16-4 liderado por Hilliard y Jaworski puso a los locales 16 arriba (43-27), ventaja que se fue hasta un más 18 tras un acierto del joven maliense (50-32). El baloncesto de los vizcaínos era casi perfecto y solo fallaba una cosa: los tiros libres. Al descanso se llegó con un 5 de 12 –22-33 al final–. Era el único borrón en una hoja de servicios inmaculada, con un 50% en lanzamientos de dos y de tres, ganando la batalla del rebote y una valoración en la que los de Ponsarnau doblaban al rival (68-31).
Francotiradores
Apareció el mejor Hilliard, letal y certero, junto con un gran Jaworski; entre los dos hicieron 42 puntos
Como suele ser habitual, había que esperar para ver qué equipo saldría del vestuario: el de la primera parte o el de los terceros cuartos que a veces no hay por dónde cogerlos. Y salió uno igual de espléndido que los anteriores, incluso mejor, arrollador, dominador, poderoso, en el que daba gusto ver al equipo jugar a un grandísimo nivel. Hilliard lo abrió con otro triplazo y luego se unieron a la fiesta Pantzar –14 asistencias dio el angelito, récord histórico del club en la ACB–, Krampelj y Petrasek. La diferencia crecía más rápido que la inflación de Zimbabue porque el parcial de 15-4 disparó al Surne y le hizo desaparecer en el horizonte. Llegó a ir 34 arriba (74-40) y dejó el boquete en más 33 a falta de los últimos diez minutos. Hubo bromas en Miribilla –«a ver cómo consiguen que acabemos sufriendo», comentó una socia–, que hace tiempo no había vivido tan tranquilo y feliz un duelo ACB.
Tiros de 2
Tiros de 3
Tiros libres
Rebotes
20+10Defensivos+Ofensivos30+5
Tapones
Balones
OTROS
Todo estaba resuelto y solo faltaba por saber si los hombres de negro cruzarían la frontera de los 100 –pararon la cuenta en 106– tras cerrar el tercer período con un 78-45. De nuevo solo habían dejado anotar a los maños 11 puntos, con los ogros Yusta, Robinson y compañía empequeñecidos hasta el tamaño de una mota afanados luego en maquillar sus números. Labor patrocinada por L’ Oréal. Font se gustó con dos triples y Jaworski cerró el choque con otro acierto de tres para sellar un triunfo tan grande como Miribilla.