Ha sido una declaración de 52 puntos pensada para todos los gustos. Fue una apuesta inevitable. Poner de acuerdo a 58 países de dos continentes exigió una filigrana diplomática evidente. Con todo, hubo más de lo esperado, aunque Venezuela y Nicaragua decidieron a último momento no firmar. La cuarta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE) cerró con llamados a fortalecer el multilateralismo, críticas veladas a la política de Estados Unidos contra el narcotráfico en el Caribe, la defensa de “elecciones libres y transparentes” sin nombrar a Venezuela, referencias a las guerras en Ucrania y Gaza y el pedido de reducir “las tensiones comerciales” globales, esto es, los aranceles de Trump.
“58 países han logrado ponerse de acuerdo mediante el diálogo. Esta declaración demuestra la importancia del diálogo multilateral”, dijo Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo. El presidente anfitrión, Gustavo Petro, insistió con la idea. “El primer mensaje es que es profundizamos en la multilateralidad, en la intención de construir salidas comunes. En estos 52 puntos demostramos que es posible acordar en términos de diferencias”, dijo durante la presentación del documento. Uruguay, que asumirá la próxima presidencia pro tempore de la CELAC, se comprometió, a través de su canciller, Mario Lubetkin, a elaborar una hoja de ruta “para poder avanzar en concreto y no solo en declaraciones” con los puntos del acuerdo.
La sombra de Trump sobrevoló toda la cumbre. Los ataques con misiles que el republicano lanza desde hace dos meses contra lanchas a las que acusa de transportar droga mereció una mención especial en el documento. “Abordamos la importancia de la seguridad marítima y de la estabilidad regional en el Caribe”, dice el documento, sin nombrar a Estados Unidos. También estuvo Trump, sin estar, en el capítulo referido al comercio, donde los bloques abogan por un “sistema multilateral basado en normas, sustentado en el derecho internacional, que sea abierto, transparente, inclusivo, no discriminatorio y predecible, con la Organización Mundial del Comercio (OMC) en su núcleo”. El texto habla de “tensiones comerciales” y la necesidad de reducirlas para “facilitar el comercio internacional y mejorar el acceso a los mercados”.
Hubo también un mensaje a la Casa Blanca en el capítulo ambiental. Si Trump niega el cambio climático, la UE y los países de la CELAC llamaron a reconocer “la necesidad de reducciones significativas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Los bloques llamaron además a reformar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “para hacerlo más representativo”, un viejo anhelo de Brasil, la mayor economía de América Latina. Y hubo referencias a la guerra en Gaza, con una defensa a la solución de los dos Estados, y “una profunda por la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso sufrimiento humano”. En el capítulo dedicado a la migración, los bloques coincidieron en “fortalecer la cooperación en la gestión, incluidos los procesos de retorno”, una referencia a la política de expulsión de Trump.
Mario Lubetkin, António Costa, Gustavo Petro y Kaja Kallas durante la presentación de la declaración.Diego Cuevas
La declaración no nombra país alguno, pero ha sido clara la intención de poner blanco sobre negro en países considerados conflictivos, como Venezuela o Nicaragua. “Reiteramos nuestro compromiso inquebrantable con la democracia, incluidas elecciones libres, inclusivas, transparentes y creíbles”, dice la declaración.
Lula fue especialmente duro con su descripción del estado de situación regional. “América Latina y el Caribe atraviesan una profunda crisis en su proyecto de integración. Nos hemos convertido nuevamente en una región balcanizada y dividida, más centrada en el exterior que en el interior. Vivimos una vez más bajo la amenaza del extremismo político, la manipulación informativa y el crimen organizado. Como resultado, vivimos de reunión en reunión, llenos de ideas e iniciativas que a menudo nunca se concretan. Nuestras cumbres se han convertido en un ritual vacío, con la ausencia de líderes regionales clave”, dijo el brasileño.
Fue un tiro por elevación de Lula a aquellos que este domingo pegaron el faltazo. Por Latinoamérica, solo hubo dos presidentes de peso, el anfitrión, Gustavo Petro, y el propio Lula. Países como Argentina, Paraguay, El Salvador o Perú enviaron representaciones de bajísimo nivel, o directamente se ausentaron, como Ecuador. México, Chile y Uruguay estuvieron representados por sus ministros de exteriores. Del lado europeo, la ausencia de la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, fue el golpe más duro a la organización. La presencias más relevantes fueron Costa por el Consejo, el presidente de España, Pedro Sánchez; el primer ministro portugués, Luis Montenegro; y su par holandés, Dick Schoof.
Pese a todo, el documento final superó las expectativas de los organizadores. En cualquier caso, el encuentro fue también un mensaje político. António Costa ya lo había advertido como coanfitrión en el inicio de la cumbre. “A pesar de tener aquí países con orientaciones ideológicas muy distintas, logramos tener una posición conjunta sobre las cuestiones más críticas del momento”, dijo.
Pedro Sánchez ha hecho esfuerzos junto a Lula para apuntalar el éxito de la cumbre. Ambos consideran que este es el momento de fortalecer una alianza bilateral entre bloques que sirva de muro de contención a las políticas de Trump. También al avance de la ultraderecha en países como Argentina, con Javier Milei, y Chile, donde los sondeos dan al candidato republicano José Antonio Kast posibilidades serias de triunfo en la primera vuelta presidencial del domingo próximo. En Bolivia, la implosión del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales ha dejado sin alternativas viables a la izquierda tras 20 años de hegemonía. Y Venezuela hace tiempo que ya no es referente regional del llamado “socialismo del siglo XXI”.
En este escenario atomizado es que la apuesta por el multilateralismo es un gran desafío. “Si hace dos años la cumbre UE-CELAC fue una prioridad política, hoy es un imperativo geoestratégico”, dijo Sánchez, en referencia a la cita que en 2023 reunió en Bruselas a la mayoría de los máximos referentes regionales de ambos bloques. “Los desafíos que enfrentamos —la vulneración del derecho internacional en Gaza o Ucrania, los ataques al libre comercio, el debilitamiento de la gobernanza global— nos afectan a todos. Europa y América Latina pueden y deben ser un faro de estabilidad, prosperidad y apertura en este tiempo incierto y lleno de riesgos”, dijo el presidente español.
La idea del faro fue recurrente. Además de Sánchez, la utilizó Petro en su apertura. Costa habló de enviar “una señal” desde Santa Marta. Todos giros muy a tono con una cumbre celebrada a orillas del mar Caribe.