La Euroliga es una trituradora de equipos. No es una excusa, sino un dato que sirve de baremo en competiciones con el nivel excelso como … el de la ACB. Sólo en la Liga Endesa, un equipo colista con 0-5 es capaz de tumbar a un líder invicto con 5-0 que hace menos de 48 horas disputó un partido de la Euroliga a cuatro horas de vuelo de la península, concretamente en Kaunas. El Valencia Basket voló con una herida de ese partido contra el Zalgiris y el Granada saltó a la pista a tumba abierta, con el aliciente de saber que el Lleida y el Girona lo habían hecho unas horas antes contra el Barça y el Baskonia, a ver si les salía cara. Vaya si salió. Contra la peor versión de la temporada del Valencia Basket, que sólo fue funcionando en el partido a base de chispazos individuales, el equipo nazarí construyó su primera victoria de la temporada, muy merecida, y hurgó en la herida de los taronja que se marcharon de la tierra de la Alhambra facturando la primera derrota en la ACB. Conservando, simplemente es un dato objetivo, el liderato de la ACB por tener el mejor average entre los equipos que están con un balance de 5-
El 43-36 al descanso fue el mal menor para un Valencia Basket que desapareció de la pista desde el salto inicial. Tras el 0-2, un parcial de 15-0 con tres triples de Costa en modo puñal subió un 15-2 que se le atragantó a un equipo taronja que estaba prolongando las malas sensaciones con las que dejó el Zalgirio Arena. Mediado el primer cuarto, Pedro Martínez ya había sentado al quinteto inicial pero el juego (en defensa y ataque) no mejoró con la segunda unidad (20-7). La concentración de Pradilla, que anotó tres de las cuatro canastas de dos de su equipo en el primer cuarto, permitió que la herida al final de ese primer periodo no fuera más allá del 28-17. El Granada, contra una defensa a la que le faltaron ideas y piernas, estaba firmando en ese momento un acta con un 11 de 12 en tiros de campo.
La cosa no mejoró en el arranque del segundo cuarto, para desespero de Pedro Martínez. El técnico catalán explotó con el enésimo error de Reuvers, que se comió la defensa de una canasta en la zona y al que le quitaron un rebote sin oposición, y evidenció ese cabreo general con el cambio del pívot de Minnesota con ese gesto claro cruzando los dos brazos en modo de aspa como verbalizando «ya está, hasta aquí hemos llegado». Reuvers, al descanso, tenía un -11 en el ratio de +/- en pista. El peor de su equipo. Al menos, esa arenga sirvió para activar al quinteto en el parquet con el que terminaron los valencianos la primera parte. Desde el 38-27, unos minutos eléctricos de López-Arostegui en los dos lados de la pista, incluyendo cinco puntos, permitió que al descanso el marcador se fuera con un 43-36 que abría las opciones de victoria. Cuando capturas 10 rebotes en ataque, una gran estadística, pero terminas con un 4 de 17 en triples… no tiene efecto en el marcador.
La arenga al descanso, esa que sólo tiene como testigos a los jugadores y a cuerpo técnico, surtió efecto en el arranque del tercer cuarto (43-39) pero la inercia del partido ya la tenía en la mano un Covirán Granada que no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de darse el gustazo de tumbar a un rival de nivel Euroliga. Con Bozic como puñal, 19 puntos y 31 de valoración porque ya se sabe que no hay cuña que haga más daño que la de la propia madera, el conjunto andaluz siguió mandando en el marcador hasta el final del partido, dejando el 0-2 como la única renta positiva del Valencia Basket en todo el partido.
Cuando la renta de los locales volvió a situarse en los diez puntos (52-42), la dinámica negativa de los taronja tanto en defensa, con desajustes y falta de piernas, como en ataque (con una racha errática en los triples y en los tiros libres hasta llegar a un 10 de 21 al final del tercer cuarto) impidió a los Pedro Martínez cualquier atisbo de remontada en las puertas del arranque del periodo decisivo (64-53).
La desventaja de once puntos era remontable, pero para hacerla posible el Valencia Basket necesitaba mucho más que chispazos individuales. Con muchos jugadores desaparecidos en combate, como De Larrea o Puerto, y otros que se fueron desquiciando en pista al mismo ritmo que lo hacían con su entrenador, como Sako o Reuvers, era imposible luchar por el triunfo. El último intentó llegó con una jugada donde se sumó el intento no logrado del Granada por subir la máxima rentra tras el 67-53 anotado por Bozic con una racha anotadora de los taronja que se cerró con un triple de Montero (69-63)… pero todo se quedó ahí. Con un equipo desesperado que no encontró nunca la fórmula, ni el banquillo ni en la pista, para meterle mano al que sigue siendo colista de la ACB.