La vida sentimental de Pierce Brosnan no ha dado en prácticamente todo el siglo XXI nada que hablar. Al fin y al cabo, lleva desde que comenzó el nuevo milenio al lado de la misma mujer, la periodista Keely Shaye Smith, a quien ha defendido a capa y espada de los comentarios maliciosos en redes sobre su físico, como si eso fuera lo único que se puede admirar de una pareja. «Amo profundamente cada curva de su cuerpo. Para mí, es la mujer más hermosa que existe. Espero ser digno de ella siempre. Y no me importa si cambia, porque yo la amo por quién es, no por lo que se ve. Ni aunque la buscara un millón de veces encontraría a una igual de buena», ha llegado a decir de su actual esposa.
Pero Shaye Smith, una «especial de ángel» para él, es su segundo matrimonio, con el que además ha tenido dos hijos: Dylan Thomas, que nació en 1997, y Paris Beckett, que vino al mundo 2001 —ambos se están comenzando a dedicar al mundo de la moda y al terreno artístico y cinematográfico—. Aunque se conocieron en una fiesta en México en 1994, no se casaron hasta el 4 de agosto de 2001. Lo hicieron en la tierra natal de él, en el Castillo de Ashford, en Irlanda, y poco después se mudaban a Malibú, en California, de donde ella es y el lugar en el que han residido casi todo este tiempo.
Sin embargo, en la vida del actor es importante recodar cuál fue su primera unión. Porque, de hecho, estuvo tan marcada por la tragedia que llegó a dejar al intérprete de la saga James Bond o Remington Steele al borde de una profunda depresión —de la que consiguió salir, entre otras cosas, gracias a su afición a la pintura— y de la que sobre todo se ha hablado a raíz de un distanciamiento con uno de sus hijos que, por lo que parece, se está quedando en el pasado.
Y es que aquel matrimonio se remonta a 1977, cuando conoce a la actriz australiana Cassandra Harris, con quien se daría el «Sí, quiero» a finales de diciembre de 1980 y tendrían a su primer y único hijo en común, Sean, en 1983. Sin embargo, Harris ya había estado casada anteriormente, entre 1970 y 1978, con el productor Dermot Harris, quien fallecería prematuramente en 1986. Fue entonces cuando Pierce Brosnan no dudó en adoptar como suyos a los hijos de Cassandra con Dermot: Christopher y Charlotte.
A todos los efectos, por tanto, Christopher y Charlotte eran hijos de Pierce, lo que dio un giro radical cuando Cassandra falleció en 1991 debido a un cáncer de ovarios a los 43 años. Y, desgraciadamente, sería aquella misma enfermedad la que se llevaría por delante también la vida de su hija Charlotte, que perdió la vida también por otro cáncer de ovarios en 2013. Dos palos muy importantes en su vida a los que se unió, precisamente, que el actor, que ahora tiene 72 años, y Christopher se habían dejado de hablar.
Y es curioso, porque en una época habían sido tan cercanos que Christopher, que había estudiado para trabajar en el cine tanto en la Universidad de California en Los Ángeles como en la Academia de Cine de Nueva York, trabajó con su padre adoptivo en varias películas, como en algunas del agente 007 —El mañana nunca muere o El mundo nunca es suficiente— o en éxitos como El secreto de Thomas Crown. Pero la muerte de su madre, cuando tenía 19 años, le había afectado profundamente.
«En los ojos de Christopher se puede ver su dolor, así como en su corazón puede sentirse la ausencia de su madre», llegó a decir Brosnan en una entrevista justo después del fallecimiento de Cassandra. Aquello derivó en una terrible adicción a las drogas de la que Brosnan intentó ayudarle en un comienzo, pero se vio tan sobrepasado que en un momento dado no sabía qué hacer.
El joven había estado a punto de morir en 2002 debido a una sobredosis, así como poco después ingresó en una clínica de rehabilitación, que, sin embargo, no le sirvió excesivamente, ya que tres años después fue detenido en Brixton, cerca de Londres, por posesión de heroína. Brosnan, en ese momento, decidió poner tierra de por medio y dejar de intentar ayudar a alguien que no quería dejarse ayudar.
«Christopher sigue muy perdido en la vida, increíblemente perdido. Puedo saber cómo está, pero su vida está siendo bastante difícil. A mí lo único que me queda es tener mucha fe —Brosnan es católico pero también admira otras creencias, como la budista— y confiar en su recuperación. Él nos ha puesto a prueba a todos como familia, pero a nadie más que a sí mismo. Solo él sabe cómo salir de esta. Pero no quiere hacerlo. Y me duele, porque eso hace que te cierres [a una relación con él]», llegó a declarar a la revista Playboy, como recuerdan desde la edición italiana de Vanity Fair.
Poco a poco, en los últimos años, parece que Pierce y Christopher Brosnan, que ahora tiene 52 años, han hecho las paces. Ya se barruntaba cuando, por el Día del Padre anglosajón de 2022, el actor de GoldenEye o Mamma Mia! subió una fotografía con sus otros tres hijos pero mencionaba a Christopher. Y, según las últimas informaciones del citado medio, las aguas han vuelto a su cauce.
El pasado miércoles ambos eran vistos cenando juntos en un local en Notting Hill, y paseando y charlando de vuelta a casa, en un ambiente que parecía distendido, relajado y cariñoso, lo que hace pensar que ambos han dejado atrás la etapa del silencio y se han puesto manos a la obra para reconducir una relación entre padre e hijo que, aunque adoptivos ambos, ha sido crucial para los dos.