Dice Belém Tajes, nacida en 1985, que el tono de su actuación ganadora en la final de los premios Narf, celebrada hace días en Santiago, se parece al directo grabado en la librería A Tobeira de Oza (A Coruña) para el proyecto En Vilo, y al escuchar ese set en YouTube se entiende que venciera en el certamen de la Deputación da Coruña en recuerdo del añorado Fran Pérez (Narf).
Tres primeras plazas
Belém Tajes cantó con Cibrán Seixo (violín), Nico Vieites (guitarra) y Peter Cuñado (programaciones), juntos lograron los 4.000 euros del primer puesto a lo que sumarán varias actuaciones en festivales gallegos. Quedaron por delante de Mariám, en segundo lugar (2.000 €), y Vimbio, terceros (1.500 €).
¿Cómo fue la gestión de la final de esta edición del Premio Narf?
Fue bastante sorpresa porque, con el repertorio que llevábamos para la final, que era como muy ecléctico, con canciones un poco arriesgadas, cada una de estilos distintos, me parecía que no íbamos a ganar y, sin embargo, la sorpresa fue que el jurado valoró positivamente ese eclecticismo de las letras y la instrumentación… Entonces, aún estoy un poco flipando por ganar el concurso.

Foto de familia de la gala final del premio Narf, en Santiago / Cedida
«En la final, hicimos algo muy ecléctico, y eso gustó al jurado»
En algunos temas sesea al cantar.
Yo seseo porque tengo dos lugares de nacimiento como muy seseantes, uno es la Costa da Morte, de donde es mayoritariamente mi familia, y luego mi lugar de nacimiento, que es Buenos Aires. Pero luego tengo un prejuicio muy grande con el seseo porque siempre se burlaban de mi seseo cuando era pequeña por ese seseo, así que solo lo uso para las cosas íntimas y emocionales, como la música o para hablar en mi casa… Es un prejuicio que tengo desde hace años, que me cuesta sacarme de encima, pero el seseo es parte de mí, y lo uso para mi música porque me define muchísimo y creo que es muy honesto hacerlo así.
¿Qué referentes tiene a la hora de escribir las letras?
Dentro de la música sudamericana, están muy presentes para mí: Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra…
El tema Pájaro Negro suena a eso, creí que era una versión…
Es un poco esa inspiración. Es una letra que le hice a un novio que tuve. Pájaro Negro está inspirada un poco en el mundo de las rancheras de desamor de Chavela Vargas… También me gustan mucho las letras del argentino Kevin Johansen, que es capaz de unir humor y poesía y hace letras frescas, con muchos guiños curiosos, no se queda solo en la melancolía, sino que te abraza con otras cosas, te echa ironía, te echa humor… También me gusta muchísimo el jazz.
Como parte de Aliboria, estuvo en el escenario del multitudinario concierto de Vetusta Morla en el Estadio Metropolitano (Madrid), en 2022 y en Santiago en 2021, dentro del O Son do Camiño, ¿qué tal esas vivencias?
La conjunción con Vetusta Morla fue alucinante… En el último concierto participamos las cuatro voces de Aliboria y fue espectacular, tanto el concierto en el Metropolitano, como en el Movistar Arena, que fueron dos días espectaculares… Hemos tenido mucha relación con los miembros de Vetusta, ellos y todo el resto del equipo se han portado súper bien con nosotras, con mucho cariño… Mi pareja en ese momento tenía un grupo con el bajista de Vetusta y de ahí salió un poco la relación con ellos.
El tema de Aliboria, Caroi, con arreglos de Xosé Lois Romero, suena sin cita en el nuevo single de Amaia, Aralar, ¿cómo va eso?
Aún estamos en contacto para arreglar la situación porque ellos samplearon una canción de Xosé Lois Romero & Aliboria, del primer disco, y sí que han reconocido que lo cogieron sin preguntarse si tenía autoría y todavía estamos tratando de llegar a un acuerdo. Hay muy buena disposición desde su equipo, y desde nuestro lado… Es un arreglo específico que hizo Xosé Lois para esa canción, y tiene autoría… Ahí está la cosa…
Estudió Magisterio de Música en Santiago y después se especializó en Musicoterapia en Alcalá de Henares, Madrid, ¿qué conllevó?
Siempre me interesó mucho la musicoterapia porque une dos partes de mi vida que siempre me fascinaron, el poder increíble que tiene la música para condicionarte o para guiarte en procesos difíciles pero también en cosas bonitas, y venía muchas ganas de aunar esas dos cosas… Y ojalá hubiera podido estudiar más, pero luego empecé a trabajar y me empecé a liar en otros proyectos y ya no he podido estudiar más, pero, a la hora de hacer mi trabajo sí que he puesto mucho en práctica todo eso.
«En Santiago falta esa bohemia que a mí me enamoró»
¿Cómo ve hoy Santiago?
Tuve ocasión de vivir en Santiago cuando aún no existía la burbuja inmobiliaria y, de alguna forma, era una ciudad más pequeñita… Santiago ha cambiado mucho, no se parece al que yo conocí cuando era estudiante porque el estudiantado vive ahora un poco más a las afueras porque es lo que se puede permitir pagar, y falta esa bohemia que a mí me enamoró cuando llegué a Santiago, esa parte musical, natural y fresca que había antes, y que echo un poco de menos.