Desde que el cometa 3I/ATLAS fue descubierto el pasado mes de julio como el tercer objeto interestelar de la historia, y aunque la ciencia ha intentado dar explicación a sus peculiaridades, siempre aparecen locas rimbombantes teorías sobre qué es eso que se ha visto en el cielo.

Michael Kueppers, astrofísico de la ESA, aseguró a este medio que 3I/ATLAS no es otra cosa que un cometa formado fuera de nuestro sistema solar, un objeto “muy viejo, que lleva viajando miles de millones de años” y que “no supone un peligro” para la Tierra. La incógnita se produce porque, al llegar al perihelio (el punto más cercano al sol), el cometa ha cambiado su trayectoria sin que la gravedad tenga nada que ver. Normalmente, cuando esto ocurre, se produce porque el Sol calienta el hielo del cometa, lo que libera gas y polvo que cambia su trayectoria. Esa nube de gas parece no haber sido detectada.

La ciencia cree que esa particularidad se debe a la mayor rareza del cometa: su composición química. “El objeto se formó en un ambiente muy muy frío, un ambiente criógeno. La química de los objetos de nuestro sistema es muy distinta, con 3I/ATLAS tuvimos la suerte de poder medir sus componentes antes de que se acercara al Sol”, explicó a CNN Chile Thomas Puzia, astrónomo del Centro Cata y de la Universidad Católica de Chile.

Los cometas son conocidos como “bolas de nieve sucias” porque sus núcleos están compuestos por hielo mezclado con polvo y fragmentos rocosos. Cuando se aproximan al Sol, el calor provoca que los hielos se sublimen (pasa de estado sólido a gaseoso de forma directa), generando una brillante nube de gas llamada coma. Además, si le afecta el viento solar, este alarga la coma y forma una resplandeciente cola que se extiende tras el cometa. De ahí que algunos digan que el cometa ‘ha cambiado de color’. ¿Pero es esto cierto?

Según ha explicado al medio Space.com Qicheng Zhang, investigador postdoctoral del Observatorio Lowell en Arizona, no se tienen evidencias de que la coma gaseosa haya cambiado de color, sino que esta “sigue presente y contribuye sustancialmente al brillo general”. “Hasta donde sabemos, el cometa solo ‘cambió de color’ una vez, cuando su coma de gas se hizo visible y brillante por primera vez, y sigue igual ahora (solo que más brillante)”, señala el científico.

“Sin embargo, esto ya estaba comenzando a suceder a principios de septiembre, antes de que se acercara demasiado al Sol en el cielo, ya que existen numerosas fotografías de astrónomos aficionados de esa época que muestran que el cometa tiene una coma de gas azul verdoso”, indica Zhang.

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