Los dispositivos electrónicos se han convertido en los grandes aliados del ser humano. Pero, con la llegada del verano, están sometidos a situaciones que muchas veces no son capaces de resistir debido a su fragilidad. Por mucho que la tecnología haya avanzado hacia modelos resistentes al agua, irrompibles, que cuenten con sistemas anti-virus o cualquier otro protector ante factores de riesgo, los accidentes y peligros cibernéticos están a la orden del día, sobre todo porque nos acompañan tanto física como virtualmente en todas las aventuras estivales.

Durante las vacaciones, las personas están más relajadas y en entornos de descanso, lo que deja lugar a descuidos que tienen consecuencias, en ocasiones irreversibles, sobre los móviles, tablets u ordenadores portátiles, e incluso también en la información que contienen los mismos. Estos dispositivos son los que más habitualmente se suelen llevar encima, según explica Faisal Faleed, el responsable de un centro de reparación de València, que trabaja con todas las marcas en daños desde una pantalla rota, problemas con la batería, hasta fallos de software.

Pero no todo lo potencialmente peligroso está en el exterior, tal y como advierte Jordi Serra, profesor de los estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) recuerda que “los ciberdelincuentes no se van de vacaciones y nosotros deberíamos poder disfrutar de las nuestras sin sobresaltos”. Para ello comparte una serie de medidas que garantizan tanto la seguridad de las personas como la de sus dispositivos.

Más allá de lo físico

El verano no solo supone un riesgo para la integridad física de los dispositivos, también los enfrenta a peligros menos visibles pero igual de preocupantes: los digitales. Desde ciberestafas hasta robos de información personal, los teléfonos inteligentes pueden convertirse en una puerta de entrada para los delincuentes si no se toman ciertas precauciones.

“En el caso de que nos roben el teléfono, es importante poder localizarlo y bloquearlo para que no pueda ser utilizado por los ladrones”, explica Jordi Serra, que recomienda activar antes del viaje el bloqueo de seguridad, el PIN de la tarjeta SIM y las funciones de localización y borrado remoto, disponibles tanto en dispositivos Android como iOS. Solo así se podrá reaccionar con rapidez en caso de que el móvil caiga en manos ajenas.

Faisal Faleed es el responsable de la tienda Mobitech en el barrio de Algiròs, cerca de las universidades, y subraya que «los accidentes pueden ocurrir en cualquier momento del año, no solo en el verano, pero sí notamos una diferencia en el tipo de imprevistos que ocurren en esta temporada». Inevitablemente, es normal que los dispositivos sufran daños eventuales, pero nota un incremento por la falta de vigilancia y por la frecuentación de entornos naturales con elementos como rocas, agua, arena y tierra.

De cualquier forma, no es necesario tan siquiera que se robe el dispositivo físicamente para comprometer los datos que contiene el mismo. Las redes WiFi públicas, frecuentes en hoteles, aeropuertos o restaurantes, también suponen una amenaza. Serra alerta que conectarse a una red sin protección puede facilitar que terceros intercepten las comunicaciones, especialmente si se navega por páginas sensibles o se realizan compras en línea: «Esto es relativamente sencillo y asequible a cualquier persona con un mínimo de conocimientos», apunta. 

«Solo es recomendable usar las redes públicas para la lectura de webs en general», sugiere el profesor de la UOC. Por ello, aconseja utilizar tarjetas eSIM con VPN incorporada, eludir transacciones importantes en conexiones abiertas y mantener siempre el Bluetooth y el NFC protegidos con contraseñas o autenticación biométrica.

¿Qué hacer ante un accidente?

«El problema que nos llega con mayor frecuencia es la rotura de pantalla», Faleed destaca esta causa por el número de caídas sobre superficies irregulares o por el transporte dentro de maletas, mochilas o bolsos que se manipulan sin cuidado durante los desplazamientos. Además añade que, con la llegada del calor y las visitas a la playa, algunos de los problemas propios de la temporada son el sumergimiento, bloqueo de los puertos por arena o tierra y el sobrecalentamiento a causa de la exposición a temperaturas extremas.

Además, el profesor recuerda que los pequeños hábitos también marcan la diferencia: no dejar el móvil desatendido, evitar publicar en redes sociales en tiempo real y usar solo cargadores de confianza son medidas simples pero efectivas para reducir riesgos.

El responsable del estableciemiento recuerda que circulan por las redes una serie de modos de proceder en caso de accidentes, pero que no resultan útiles a la hora de tener un problema real: «Hay un truco que se hace mucho en momentos de desesperación que es introducir el dispositivo afectado en arroz, pero no lo recomendaría porque no funciona, la verdad». En ese caso, lo que recomienda es retirar la tarjeta SIM y la batería, si el dispositivo lo permite, y emplear una toalla para absorber los restos de humedad lo más rápido posible. Pero, en situaciones graves, señala que lo mejor sería acudir a un centro de reparación por si se pudiera recuperar.

Faisal Faleed mencionó también al calor como una de las causas principales asociadas al verano: «Aunque las altas temperaturas no dañan la batería en sí, como se suele pensar, el calentamiento del dispositivo puede generar problemas en el software, que se hacen peligrosos al entrar en contacto con la corriente», el técnico recomienda evitar la exposición directa al sol ya que, a pesar de que los dispositivos están diseñados para tolerar bien el calor, se componen de metal y vidrio que son materiales que absorben muy rápidamente la temperatura.

Ademas, el encargado de Mobitech recalca que: «Aunque haría falta mucho tiempo para generar un daño severo en la batería del dispositivo, es fácil que se produzca una pérdida de rendimiento», de esta forma asevera que el calor puede producir fallos en las aplicaciones, que se reinicien los sitemas, se interrumpan las conexiones WiFi o Bluetooth, o que las pantallas puedan parpadear e incluso apagarse.

Si los dispositivos nos acompañan en todas nuestras aventuras, también merecen algo de cuidado durante el viaje. No se trata de vivir con miedo, sino con conciencia, ya que protegerlos es también resguardar nuestras fotos, recuerdos y conexiones. Al fin y al cabo, en verano todo se relaja, menos los riesgos.

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