Una parte del patrimonio artístico de Langreo se ha hecho pedazos. Literalmente. La escultura «Marea roja» –ubicada en las inmediaciones del pozo Fondón y que rendía homenaje a los trabajadores de la colonia penitenciaria que funcionó en la zona a mediados del siglo pasado– se ha partido en dos como consecuencia de su avanzado estado de deterioro. No ha sido una sorpresa porque, tanto vecinos como partidos políticos, venían alertando desde hace tiempo de su abandono.

La obra es voluminosa. De cinco metros de altura y acero lacado de color rojo, es obra del escultor albaceteño José Luis Sánchez, un artista considerado uno de los renovadores de la escultura en España, pionero de la abstracción en la escultura y en el uso de materiales. Fallecido en 2018, fue académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), cuenta con obra expuesta en museos como el Reina Sofía y fue autor de esculturas urbanas el «Pórtico de La Mancha», en Albacete.

Colocación

La pieza artística se inauguró en 1988 y fue restaurada en 2007, sin que desde entonces fuera sometida a ninguna mejora de calado. En la zona se adecuó un parque canino. La oxidación y el mal estado de la escultura eran evidentes desde hace tiempo e incluso se llegó a colocar una valle en su perímetro para prevenir accidentes. Vecinos de Langreo habían alertado del abandono de la pieza. Lo mismo hizo Vox el pasado julio para indicar que la escultura estaba «completamente oxidada, deteriorada y vallada por riesgo para la seguridad, sin que nadie haga nada al respecto». Finalmente, la pieza se resquebrajó, partiéndose en dos.

La obra artística está emplazada en los terrenos que antiguamente ocupaban parte de los barracones de la colonia penitenciaria del cercano pozo Fondón, un campo de trabajo para «presos políticos», en los que los reos trabajaban para reducir sus penas, en beneficio de una empresa y para descargar al Estado de su mantenimiento en las cárceles.

También había trabajadores que no cumplían pena de cárcel y que entraban libremente, como fue el caso del padre de Alejandro de Ancos, langreano y ligado hasta hace poco a entidades deportivas del concejo. «Da mucha pena que haya pasado esto, pero se veía venir. La escultura fue regalada al Ayuntamiento de Langreo cuando se hizo el Corredor del Nalón y siempre ha habido problemas sobre quién debía hacerse cargo del mantenimiento: si el Ayuntamiento o el Principado».

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