Martes, 11 de noviembre 2025, 00:50

El cometa interestelar 3I/ATLAS ha vuelto a colocar a la comunidad científica y a los aficionados del espacio en el centro del debate. Tras semanas de teorías conspirativas, especulaciones en redes sociales y discusiones en podcasts, el objeto que llegó desde fuera del sistema solar sorprende ahora con un detalle fascinante: se ha detectado por primera vez una señal de radio proveniente de él.

El descubrimiento proviene del radiotelescopio MeerKAT, ubicado en Sudáfrica y compuesto por 64 antenas de 13,5 metros cada una. A diferencia de lo que podría imaginarse, no se trata de una transmisión enviada por una nave alienígena, sino de un patrón de radiofrecuencia natural: absorción de radicales hidroxilo (OH) en las líneas de 1665 MHz y 1667 MHz. En otras palabras, agua en forma molecular.

Estas líneas espectrales de OH son características de la actividad cometaria. Cuando un cometa se acerca al Sol, los hielos de su superficie subliman y liberan gases, generando una coma que interactúa con la radiación solar. En el caso de 3I/ATLAS, la geometría de la observación favoreció la absorción de radio por los radicales OH en lugar de la emisión, un fenómeno ya conocido en la observación de cometas cercanos al Sol.

El radical hidroxilo no solo es un marcador de la presencia de agua: también permite a los astrónomos mapear regiones donde se forman estrellas y estudiar la distribución de agua en el universo. Detectar estas líneas en 3I/ATLAS confirma que el cometa sigue un comportamiento natural y ayuda a explicar, por ejemplo, su aceleración no gravitatoria, que había generado confusión y especulación.

En resumen, la «señal de radio» no es una prueba de tecnología extraterrestre, sino una ventana hacia los procesos físicos que rigen los cometas interestelares, pero nos ha permitido que por primera vez, un objeto interestelar haya sido observado no solo de manera óptica, sino también a través de un rastro de radio que permite estudiar sus procesos químicos en tiempo real.

Por ahora, todo apunta a que 3I/ATLAS es un cometa completamente normal, siguiendo las reglas de la física que conocemos, pero sin embargo, su visita interestelar sigue ofreciendo sorpresas que pueden aclararse el 19 de diciembre, día que el cometa alcanzará su punto más cercano a la Tierra, ofreciendo la oportunidad de seguirlo de cerca y analizar su comportamiento en detalle.

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