Podrá caer mejor o peor, pero Novak Djokovic se ha convertido en todo un ejemplo de lo que debe ser un deportista de élite. El serbio, pese a no ser ya el dominador del circuito ATP, continúa siendo una amenaza para cualquier tenista y la única alternativa al poder establecido: Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. A sus 38 años, el Nole ha demostrado que la edad no es un obstáculo cuando el hambre de victoria sigue intacto. Su triunfo en el ATP 250 de Atenas, que supuso su título número 101, ha evidenciado que puede dar alguna sorpresa en 2026.
En la rueda de prensa posterior al título conquistado en la capital de Grecia, Djokovic explicó dónde ve él el final de su carrera y no es en los próximos años: «Lo único que me motiva ahora mismo son los Juegos Olímpicos de 2028. Representar a mi país y disputar los Grand Slams, pero sobre todo los Juegos», confesó el balcánico, que mantiene la mirada fija en Los Ángeles, una cita para la que todavía quedan casi tres años.
La planificación del actual número 4 del refleja esa ambición por llegar en forma a los próximos Juegos Olímpicos y por intentar añadir un nuevo major, sería el 25, a su palmarés. Para ello Djokovic ha reducido su calendario, renunciando a numerosos torneos para centrarse en los Grand Slams. Una estrategia que le ha funcionado: en 2025 ha alcanzado las semifinales en los cuatro majors, lo que muestra que sigue teniendo mucho tenis en su raqueta.
De hecho, es el físico lo que ya no responde con la misma contundencia que hace unos años y por lo que perdió de forma clara frente a Zverev (retirada en el Open de Australia), Sinner (Roland Garros y Wimbledon) y Alcaraz (US Open). El serbio sigue compitiendo al máximo nivel, pero las batallas ante los mejores del mundo le cuestan cada vez más. Su fortaleza mental sigue siendo la mejor del circuito, pero las piernas le pesan cada vez más.
Seguir jugando con más de 40 años
Pensar en Djokovic compitiendo hasta los 41 años parece utópico, pero si alguien puede desafiar la lógica, es él. Más allá de lo deportivo, alcanzar los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 podría tener un valor simbólico: poner punto final a su carrera defendiendo los colores de Serbia, quizás incluso como abanderado de su país. Y es que Nole se ha convertido en persona non grata en su país por sus diferencias con el actual presidente, Aleksandar Vučić.
Eso no impide que Nole siga amando a Serbia y que busque la hazaña de llegar a los próximos Juegos y, por el camino, intentar ampliar aún más su palmarés. «Siempre he tenido un plan mental con varios años de antelación. Alcancé todo lo que soñé, pero quiero seguir disfrutando del tenis. Los Juegos de 2028 me inspiran a mantenerme en forma. ¿Llegaré? No lo sé. Intento estar sano, fuerte y conservar esa energía competitiva que siempre me ha definido», cerró Djokovic, dejando claro que a su historia en el tenis aún le quedan varios capítulos.