Fátima del Reino Iniesta
Gabriela Vázquez Vegas (Fotografías)
La detección temprana de la diabetes tipo 1 se consolida como una de las estrategias más prometedoras para transformar el abordaje de esta enfermedad autoinmune. Cuatro especialistas reunidos en una mesa de expertos organizada por iSanidad con el apoyo de Sanofi subrayaron que el conocimiento de las fases presintomáticas y la implantación de programas de cribado en hospitales están sentando las bases para una nueva etapa: la intervención previa al debut clínico y el desarrollo de terapias inmunomoduladoras.

El Dr. Luis Castaño, pediatra endocrinólogo en el Hospital Universitario de Cruces (Barakaldo, Bizkaia), catedrático de la UPV/EHU e investigador del Ciberdem y del Biobizkaia, explicó que la detección precoz permite actuar cuando aún existen células beta funcionales, lo que multiplica las posibilidades de frenar la progresión de la enfermedad. «En España, entre el 30% y el 40% de los niños debutan con diabetes en cetoacidosis. Con programas de cribado hemos bajado ese porcentaje al 4%. Los niños diagnosticados precozmente no requieren hospitalización y evitan ingresos en cuidados intensivos», señaló.
«En España, entre el 30% y el 40% de los niños debutan con diabetes en cetoacidosis», destacó el Dr. Castaño
El investigador insistió en que el cribado no solo mejora los resultados clínicos, sino que reduce costes y evita complicaciones agudas. «Tenemos la ventaja de contar con un sistema sanitario público y universal que facilita la implementación progresiva de estos programas. Pero necesitamos pilotos que demuestren su coste-efectividad antes de extenderlos a población general», añadió.
Del diseño al aprendizaje práctico
En los principales centros del país, endocrinólogos pediátricos y de adultos ya están trabajando para integrar el cribado familiar en la práctica asistencial. La Dra. Nerea Itza, endocrinóloga pediátrica en el Hospital Universitario La Paz (Madrid), explicó que su centro ha desarrollado un programa automatizado que busca minimizar la carga asistencial y facilitar el acceso de las familias.

«Cuando se informa a los familiares de primer grado, pueden inscribirse mediante un formulario digital o a través de un código QR. Desde el laboratorio se les cita para la determinación de autoanticuerpos, y si el resultado es positivo, se deriva automáticamente a endocrinología pediátrica o de adultos según la edad», detalló la endocrinóloga de La Paz.
«La automatización es clave para que el cribado sea sostenible», afirmó la Dra. Nerea Itza
La Dra. Itza subrayó que el objetivo es integrar el cribado en los circuitos asistenciales sin aumentar la carga de trabajo. «Estamos empezando a implementarlo y solventando los obstáculos informáticos y de coordinación entre servicios. La automatización es clave para que el cribado sea sostenible», afirmó.
La Dra. Sharona Azriel, endocrinóloga del Hospital Universitario Infanta Sofía (Madrid), coincidió en los retos logísticos y destacó que la heterogeneidad entre comunidades y hospitales dificulta la homogeneización. «Sobre el papel todo parece sencillo, pero la realidad es distinta. Cada hospital tiene sistemas informáticos y estructuras diferentes, lo que complica crear circuitos homogéneos. Aun así, seguimos avanzando con protocolos simplificados y colaboraciones entre endocrinología de adultos y pediatría», explicó.
Por su parte, la Dra. Virginia Bellido, endocrinóloga en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla), apuntó que la coordinación interdepartamental es esencial. «Estamos trabajando junto a pediatría, laboratorio y administración para reducir la carga asistencial y facilitar el proceso. Hay que hacerlo asumible en la práctica diaria y con información clara para las familias, porque la educación es parte del cribado«, indicó.
«Seguimos avanzando con protocolos simplificados y colaboraciones entre endocrinología de adultos y pediatría», subrayó la Dra. Sharona Azriel
Beneficios clínicos, emocionales y de salud pública
Los expertos coincidieron en que el diagnóstico temprano ofrece ventajas que van más allá de la prevención de complicaciones agudas. La Dra. Itza destacó que el cribado reduce hospitalizaciones y evita diagnósticos en situaciones críticas, como la cetoacidosis diabética. «También disminuye el impacto emocional de un diagnóstico inesperado, porque las familias pueden adaptarse progresivamente y recibir educación diabetológica desde el principio», explicó.

La Dra. Azriel añadió que debutar sin complicaciones agudas mejora el control glucémico a largo plazo y preserva la reserva pancreática. «Mantener una mayor secreción de insulina inicial se traduce en mejor estabilidad metabólica y menos complicaciones microvasculares y macrovasculares», afirmó.
«Identificar precozmente a los pacientes permite actuar sobre la dieta, la actividad física y el estilo de vida, especialmente en personas con obesidad», añadió la Dra. Virginia Bellido
Para la Dra. Bellido, detectar la enfermedad en fases tempranas también abre oportunidades para intervenir en factores de riesgo metabólico. «Identificar precozmente a los pacientes permite actuar sobre la dieta, la actividad física y el estilo de vida, especialmente en personas con obesidad, y retrasar la progresión hacia la fase clínica», destacó.
SCREEND1A: un piloto para la detección poblacional
El estudio SCREEND1A, coordinado por el Dr. Castaño desde el Hospital de Cruces, es el primer programa piloto en población infantojuvenil para la detección precoz de la diabetes tipo 1 autoinmune en España. «Comenzamos en abril con un centro de salud, un pediatra y dos enfermeras. Escuchamos su experiencia y fuimos ampliando a otros centros. Ahora estamos en ocho y el objetivo es extenderlo al resto del País Vasco», explicó.
El proyecto busca evaluar la viabilidad, aceptación social y coste-efectividad del cribado a gran escala, implicando a profesionales, gestores sanitarios y familias. «Es esencial coordinar a todos los niveles: clínico, informático y educativo. Solo así podremos extrapolar el modelo a otras comunidades», añadió el Dr. Castaño .
«Es esencial coordinar a todos los niveles: clínico, informático y educativo. Solo así podremos extrapolar el modelo a otras comunidades», añadió el Dr. Castaño
Los resultados preliminares están ayudando a definir la metodología más eficaz y menos invasiva. «Empezamos con muestras capilares, pero hemos comprobado que la sangre venosa es más práctica en niños y mejora la calidad de las muestras. Estos aprendizajes son fundamentales antes de implantar un cribado poblacional», explicó Castaño.

Los especialistas coincidieron en que la clave del éxito será la coordinación entre hospitales, atención primaria y sociedades científicas. «Debemos aprender de otras enfermedades autoinmunes, como la celiaquía, donde el cribado familiar ya está sistematizado», apuntó la Dra. Azriel. La Dra. Bellido insistió en que la educación y la comunicación con las familias son pilares del proceso, y que «dar a conocer qué es la diabetes tipo 1 y los beneficios del cribado favorece la compresión y una participación más activa».
Por su parte, el Dr. Castaño subrayó la importancia de generar datos propios y registros nacionales. En sus palabras, «solo con evidencia podremos convencer a los gestores y diseñar políticas de salud que incluyan el cribado como parte estructural del abordaje de la diabetes tipo 1».
En definitiva, los expertos coinciden en que España se encuentra en una etapa clave para avanzar hacia un cribado universal de la diabetes tipo 1, sustentado en evidencia científica, consenso profesional y una infraestructura sanitaria que lo hace posible. «Estamos en una nueva era en la que la tecnología, el cribado temprano y la inmunoterapia pueden transformar la vida de las personas con diabetes tipo 1», concluyó la Dra. Azriel.
Consenso nacional y necesidad de homogeneización
El avance de los programas hospitalarios se apoya en el consenso elaborado por la Sociedad Española de Diabetes (SED), la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que define criterios comunes para el cribado y seguimiento de la DT1 en fases preclínicas.
Según el Dr. Castaño, este documento adapta las guías internacionales al sistema sanitario español y recomienda la detección en familiares de primer grado y en personas con riesgo genético elevado. Sin embargo, recordó que el 90% de los nuevos casos no tienen antecedentes familiares. A este respecto consideró que «será necesario evaluar programas piloto en población general».
La Dra. Itza destacó que el consenso garantiza equidad en el acceso y uniformidad en la práctica clínica, mientras que la Dra. Azriel añadió que define los intervalos y pruebas recomendadas, como la sobrecarga oral de glucosa, la hemoglobina glicosilada o la monitorización continua de glucosa, que permiten un seguimiento más seguro y protocolizado. «El consenso nos ayuda a trabajar con un mismo lenguaje clínico y facilita que los programas de cribado sean comparables y sostenibles», resumió la Dra. Bellido.