Estados Unidos, un país donde no aprobar el presupuesto a tiempo conlleva una parálisis casi total del gobierno federal, está a punto de terminar con el cierre más largo de su historia. El Senado aprobó en la noche del lunes un acuerdo que permitirá poner fin a 41 días de shutdown. La votación pasó por la mínima, con los 60 votos a favor requeridos y 40 en contra, y solo fue posible gracias a una ruptura interna en las filas demócratas. Ocho senadores del partido decidieron votar junto a los republicanos para aprobar un paquete de gasto que no incluye la principal exigencia de su formación: la renovación de los subsidios sanitarios del Affordable Care Act (ACA), más conocido como Obamacare.

El proyecto de ley pasa ahora a la Cámara de Representantes, donde los republicanos disponen de la mayoría necesaria para sacarlo adelante, antes de llegar a la Casa Blanca, donde el presidente de Estados Unidos celebraba anoche el acuerdo. “Vamos a reabrir nuestro país muy rápidamente. El acuerdo es muy bueno”, dijo ante los periodistas.

Durante semanas, los demócratas habían mantenido el bloqueo del presupuesto como herramienta de presión para renovar las subvenciones que abaratan los seguros médicos en el sistema público de salud. Sin embargo, la resistencia comenzó a resquebrajarse cuando el coste político y humano del cierre se hizo insostenible. El cierre dejó sin salario a más de 800.000 trabajadores federales, paralizó agencias clave, afectó a programas de ayuda alimentaria y generó un colapso progresivo en los aeropuertos a medida que se multiplicaban las bajas entre los controladores aéreos.

«No teníamos un camino a seguir en materia de salud porque los republicanos dijeron: ‘No hablaremos de salud mientras el gobierno esté cerrado'», reconoció el senador Tim Kaine, excandidato a la vicepresidencia demócrata y senador por Virginia. «Y había muchas personas que dependen de servicios esenciales que estaban perdiendo sus ayudas debido al cierre», agregó.

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Pero la decisión está destinada a desatar una tormenta dentro del Partido Demócrata, donde la percepción generalizada es que Trump ha vuelto a imponerse en el pulso político ante la debilidad de sus integrantes. “Esto no arregla nada del problema sanitario del país”, denunció el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, que votó en contra del acuerdo negociado por sus propios compañeros.

El texto aprobado no menciona los subsidios de salud. El líder republicano en el Senado, John Thune, ofreció celebrar una votación sobre el tema antes de fin de año, pero es una promesa sin grandes implicaciones. Cualquier intento de reactivar esos créditos necesitaría 60 votos en el Senado y debería superar, además, una Cámara de Representantes controlada por republicanos enfrentados al Obamacare desde hace 15 años.

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El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ya dejó claro este lunes que no puede prometer nada sobre la aprobación de subsidios sanitarios. “En la Cámara haremos lo que siempre hacemos: un proceso deliberativo”, dijo a CNN. “Como saben, no garantizo el resultado de ninguna legislación, ni fechas ni plazos ni nada por el estilo», sentenció.

Estados Unidos, un país donde no aprobar el presupuesto a tiempo conlleva una parálisis casi total del gobierno federal, está a punto de terminar con el cierre más largo de su historia. El Senado aprobó en la noche del lunes un acuerdo que permitirá poner fin a 41 días de shutdown. La votación pasó por la mínima, con los 60 votos a favor requeridos y 40 en contra, y solo fue posible gracias a una ruptura interna en las filas demócratas. Ocho senadores del partido decidieron votar junto a los republicanos para aprobar un paquete de gasto que no incluye la principal exigencia de su formación: la renovación de los subsidios sanitarios del Affordable Care Act (ACA), más conocido como Obamacare.