En octubre de 2025, un objeto procedente de los confines del espacio interestelar atravesó nuestro sistema solar dejando tras de sí un rastro sutil pero detectable: una señal en radiofrecuencia captada mientras se acercaba al Sol. Este cuerpo cósmico, conocido como 3I/ATLAS, es el tercer objeto identificado con trayectoria claramente interestelar, después de 1I/’Oumuamua y 2I/Borisov.

Descubrimiento y naturaleza interestelar

3I/ATLAS fue detectado el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial‑impact Last Alert System) en Chile. Recibió la designación oficial C/2025 N1 (ATLAS) y su órbita hiperbólica confirma que no está ligado gravitacionalmente al Sol: simplemente atraviesa nuestro sistema solar.

El perihelio, o punto de máxima cercanía al Sol, se alcanzó aproximadamente el 29–30 de octubre de 2025 a unas 1,4 unidades astronómicas (UA). Su aproximación más cercana a la Tierra fue de 1,8 UA, equivalente a unos 270 millones de kilómetros, eliminando cualquier riesgo de impacto.

Un hito en radioastronomía

El aspecto más sorprendente de 3I/ATLAS fue la detección de líneas de absorción de OH en radiofrecuencia, reportada por un equipo internacional de astrónomos en Sudáfrica y Suecia el 24 de octubre de 2025. El hallazgo se logró gracias al radiotelescopio MeerKAT, formado por 64 antenas de 13,5 metros de diámetro, que detectó las líneas a 1665 y 1667 MHz, típicas del radical OH, un subproducto del agua en cometas.

3I/ATLAS: el misterioso cometa interestelar que estudia la NASA tras cruzar el Sistema Solar a 220.000 km/h

La observación fue técnicamente desafiante, ya que el objeto estaba a solo 3,76 grados del Sol, una configuración que genera interferencia solar y complica la recepción de señales débiles. Intentos anteriores en septiembre no habían registrado ninguna emisión.

Esta detección no solo confirma la presencia de agua en la coma, sino que permite estudiar la química activa de un cometa interestelar en tiempo real, abriendo un nuevo campo en la investigación de cuerpos errantes de otros sistemas estelares.

Composición y comportamiento extremo

Estudios adicionales realizados con los telescopios Hubble y James Webb muestran que 3I/ATLAS posee una coma moderada, una cola orientada antisolar y emisiones de gases como CO₂ y cianuro de hidrógeno. La proporción CO₂/H₂O es más alta que la de la mayoría de los cometas del Sistema Solar, lo que indica una composición distinta aunque coherente con un cometa helado.

La pérdida de masa del objeto también ha sido extraordinaria. Antes del perihelio, se estimaban 150 kg por segundo, pero cerca del perihelio alcanzó aproximadamente 2 millones de kg por segundo, un incremento sin precedentes entre cometas conocidos. Este comportamiento extremo requiere modelos que relacionen la pérdida de masa con la distancia al Sol de manera muy sensible, ofreciendo un laboratorio natural para estudiar materiales interestelares bajo la influencia solar.

Confirmación del origen natural

A pesar de especulaciones sobre un posible origen artificial, la evidencia científica indica que 3I/ATLAS es un cometa natural. La señal de OH, su coma y la producción de gases coinciden con las propiedades físicas esperadas de un cometa helado. Observaciones complementarias desde Sudáfrica y otros observatorios confirman que, aunque su origen es galáctico, se comporta como un cometa activo típico.

Así será el paso del cometa 3I/ATLAS cerca de la Tierra en diciembre de 2025

El retraso en la publicación de imágenes recientes por parte de la NASA se explica por un cierre parcial del gobierno estadounidense desde el 1 de octubre de 2025, que redujo la operatividad de la agencia al 17 %, priorizando misiones críticas como Artemis y la Estación Espacial Internacional.

Implicaciones científicas y futuras oportunidades

La observación de 3I/ATLAS marca un hito: por primera vez, un objeto interestelar ha sido detectado no solo ópticamente, sino también mediante radiofrecuencia, lo que permite estudiar su composición y actividad química de forma directa. A medida que se aleja del Sol, los astrónomos podrán seguir analizando su coma y la interacción con el viento solar, así como la evolución de su núcleo.

Independientemente de si el cometa se fragmenta o permanece intacto, 3I/ATLAS deja un legado científico y una enseñanza clara: incluso los visitantes de otros sistemas estelares pueden sorprendernos, ofreciendo ventanas únicas para comprender la formación y evolución de materiales más allá de nuestro vecindario cósmico.

El cometa 3I/ATLAS: "Una cápsula del tiempo interestelar"

PUBLICIDAD