El proyecto ‘La base y la cruz’ ha sido elegido este martes por un jurado como ganador del concurso internacional de ideas convocado por el Gobierno para resignificar el Valle de Cuelgamuros, antiguo Valle de los Caídos, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática.

Así, una «gran grieta» transformará el Valle y convertirá el espacio en un lugar de diálogo y pluralidad. En este sentido, el secretario general de Agenda Urbana, Iñaqui Carnicero, ha explicado que la propuesta ganadora ha sido seleccionada por su «valentía» a la hora de enfrentarse a la monumentalidad del conjunto existente. «Es un proyecto que con bastante valentía se enfrenta a la monumentalidad del conjunto existente», ha señalado Carnicero.

El cambio más visible que experimentará Cuelgamuros con el proyecto ganador será la eliminación de la escalinata vertical que da acceso a la basílica y la construcción en su lugar de un soportal a los pies del templo, semejante a una gran grieta horizontal que se extenderá de lado a lado por toda la explanada del recinto. Los visitantes podrán entrar por debajo de este soportal a un vestíbulo circular de 40 metros de diámetro con el techo descubierto que permitirá acceder tanto a la basílica (ubicada de frente) como al nuevo centro de interpretación (en los laterales).

«Propone una nueva visión de este conjunto monumental donde se definen los límites, donde se da más protagonismo a la naturaleza, hacia la arquitectura y donde se rompe la axialidad que tanto había caracterizado este monumento para producir una gran sombra, una gran grieta que facilita el encuentro, que invita al diálogo y que invita a una visión más plural, más democrática, donde se incluyan muchas perspectivas», ha asegurado el secretario general de Agenda Urbana.

Asimismo, ha explicado que, a través de una «gran losa», el público accederá a un círculo «abierto al cielo» que permite «reorganizar las circulaciones» y desde el cual se entrará al interior de la basílica, que se le harán «intervenciones mínimas».

En el exterior del recinto permanecerá la gran cruz de piedra de 150 metros de altura, cuyo derribo nunca fue contemplado por el Gobierno, al considerarlo un elemento fundamental para dejar constancia del origen de este gran monumento franquista, donde hasta 2019 permaneció enterrado el dictador Francisco Franco. Por su parte, la basílica seguirá destinada al culto y en su interior no habrá grandes cambios, más allá de la instalación de algunos paneles para resignificar el lugar.

El proyecto ganador explica en su dosier que su intención es redefinir el espacio para ayudar a los ciudadanos a entender qué sucedió y animarles a plantearse preguntas sobre cómo debe ser la convivencia en la actualidad. «La propuesta no destruye ni sustituye, sino que transforma los significados permitiendo que el lugar conserve su memoria al tiempo que adquiere un sentido nuevo», señalan.

Las obras para transformar Cuelgamuros comenzarán como pronto en 2027 con un plazo de ejecución previsto de cuatro años y el Gobierno destinará 26 millones de euros, a los que hay que sumar otros 4 millones que el proyecto ganador del concurso recibirá en concepto de honorarios.

Una perspectiva artística y arquitectónica

El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana abrió el pasado mes de abril este concurso con el objetivo de «atraer las mejores propuestas que proporcionen una nueva mirada sobre este conjunto monumental y su entorno» a través una perspectiva artística, arquitectónica y paisajística.

El concurso se ha inspirado en intervenciones de referencia en el contexto internacional, como el Memorial al Holocausto de Berlín, diseñado por Peter Eisenmann y Buro Happold, que rinde homenaje a las víctimas del nazismo en la capital alemana junto a la Puerta de Brandeburgo. El jurado lo han integrado miembros del Gobierno, un representante de la Iglesia católica y profesionales de prestigio, como la artista española Cristina Iglesias y el arquitecto británico David Chipperfield, que ha destacado el nivel de todos los finalistas y la complejidad de la decisión que tenían entre manos, al ir «más allá de los simples términos de la arquitectura».

El Gobierno busca con esta iniciativa la resignificación de Cuelgamuros como «herramienta al servicio de la conciliación y la memoria colectiva, capaz de transformar lugares marcados por la historia en escenarios de aprendizaje, encuentro y proyección hacia el futuro», dando como resultado «un punto de encuentro, de actividad cultural, de reflexión y diálogo, basado en el conocimiento riguroso y científico de la realidad histórica» que envuelve la que en la actualidad es la mayor fosa común de toda España, sin desvirtuarla.

En este momento sigue habiendo más de 33.000 cuerpos de víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil en el Valle, en cuya basílica estuvieron enterrados el dictador Francisco Franco y el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. Los restos del primero fueron exhumados en 2019 y el segundo, en 2023.