«París es París. Es viejo, es el cliché…», dice el personaje de Seb (Abraham Wapler) en una escena. Y, pese a poseer las características que ahora podrían tachar de estereotipada a una película ambientada en la capital francesa, esta ciudad continúa inspirando historias como esta de Cédric Klapisch, que es de todo menos poco original. Cuatro primos lejanos heredan una casa abandonada desde 1944 y entre objetos antiguos empiezan a descubrir a sus antepasados. Es aquí cuando aparece Adèle (Suzanne Lindon), una joven que en 1895 abandonó Normandía para viajar a París y buscar a sus padres, a quienes nunca conoció.
Con un estilo que podría recordar a Midnight in Paris (2011) de Woody Allen, la cinta se mueve entre dos momentos: un antes romántico y efervescente por la invención de la fotografía con Nadar y el impresionismo de Monet; y un ahora dominado por la tecnología y el vivir deprisa. Pero este no pretende ser un manifiesto de la demonización del futuro, sino que Klapisch enseña de la forma más estética y sensorial la necesidad de interesarse por el pasado para poder avanzar en el presente. Y también, inevitablemente, continúa haciéndonos soñar con la Ciudad de la Luz.
Título ‘Los colores del tiempo’
- Director
Cédric Klapisch
- Género
Drama
- País
Francia
- Sinopsis
París, 2025. A una treintena de personas de una misma familia se les informa de que van a heredar una casa abandonada desde hace años. Cuatro de ellos reciben el encargo de hacer el inventario de la casa, donde descubren tesoros ocultos. Entre las antigüedades se encuentran con una misteriosa antepasada, Adèle, que abandonó su Normandía natal a los 20 años para viajar al París de finales del siglo XIX, en plena revolución industrial y cultural, cuando se inventaba la fotografía y nacía el Impresionismo.
- Guión
Cédric Klapisch, Santiago Amigorena
- Duración
124 min
- Distribuidora
Wanda Films
- Estreno
14 de noviembre
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Reparto:
Suzanne Lindon, Abraham Wapler, Paul Kircher
