Con el relevo en el banquillo aún por resolver, el Barça viaja hoy hacia Múnich para enfrentarse este miércoles (20.30 horas) al Bayern dentro de la décima jornada de la Euroliga. Al frente del equipo estará Óscar Orellana, segundo del destituido Joan Peñarroya, que confía en que el equipo de un paso adelante para revertir la actual situación, marcada por tres derrotas consecutivas, las dos últimas muy dolorosas ante el Real Madrid en el Palau y por paliza en Fontajau ante el Girona.
«Al equipo le veo muy mentalizado, cuando hay un cambio de entrenador todo el mundo reacciona de una manera u otra. Les veo con ganas de tirar esto adelante, les veo responsabilizados, conscientes de que no era solo cosa del entrenador sino que todos podíamos haber dado mucho más», ha explicado Orellana tras el entrenamiento de este martes en la Ciutat Esportiva antes de emprender viaje hacia Alemania.
«Como equipo hemos hablado y los que les hemos pedido básicamente es que pongan el foco en ganar contra el Bayern, que no piensen en otra cosa que no sea prepararse muy bien para ganar este partido. Para ello es importante que estén a su máximo nivel y que cada uno de un paso adelante en su responsabilidad», añade Orellana, que desveló una intensa charla con el equipo en el vestuario de Fontajau tras la derrota del domingo. «Tras el partido de Girona ya estuvimos hablando en el vestuario, analizando en caliente qué cosas nos habían llevado a aquel resultado y a aquella manera de perder y de las cosas que creíamos que se debían cambiar. Después lo que se les ha pedido es compromiso y responsabilidad, no hemos vuelto a hablar de lo que pasó el domingo», ha dicho.
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El técnico de 45 años intenta abstraerse del ruido que rodea estos días al relevo en el banquillo tras el cese de Peñarroya, con Xavi Pascual ya negociando con el club. «El club nos dijo que tomáramos las riendas del equipo y trabajáramos para ganar el partido de Múnich. A partir de ahí hay varios escenarios abiertos, pueden pasar muchas cosas, pero que nosotros nos centráramos en la preparación del partido de Múnich«, precisa el preparador, que no se moja sobre si el equipo necesita refuerzos. «Eso ya es cosa de la dirección deportiva. Yo solo puedo centrarme en sacar el máximo rendimiento a las piezas que tengo».
A nivel personal, la situación es complicada. «Estamos jodidos. Hemos trabajado con Joan un año y dos o tres meses, luchando a muerte con él para intentar lograr los mejores resultados posibles. Que ya no esté con nosotros es un golpe para todos. No es agradable, es la situación que nos ha tocado vivir», explica.
Sin embargo, también tiene un componente de ilusión a nivel individual, pues Orellana va a dirigir un partido de Euroliga del Barça 21 años después de llegar al club. «Es un sueño. Hace veintiún años que entré al club como delegado del cadete y he ido estando como primer entrenador en categorías de formación, como ayudante en el Barça B, como ayudante en el primer equipo y nunca, nunca, nunca en la vida, ni en mis mejores sueños, me habría podido imaginar que un día iba a sentarme para dirigir un partido del primer equipo. Es una pasada», reconoce.