Los hombres suelen reaccionar de maneras opuestas cuando el pelo empieza a escasear. Algunos aceptan el cambio con naturalidad y rasuran la cabeza sin mayor preocupación. Otros recurren a soluciones rápidas, como fibras capilares o sprays, para mantener una imagen que consideran parte de su identidad.
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La decisión rara vez pasa inadvertida, sobre todo en ámbitos públicos, donde cada detalle se convierte en motivo para hacer todo tipo de comentarios. Este fenómeno se ha hecho visible en la NBA, donde la presión estética parece que también acompaña a la competitiva. La experiencia Jaylen Brown se ha convertido en el ejemplo perfecto de ese intento por mantener una apariencia intacta ante millones de espectadores.
Jaylen Brown convierte un percance capilar en el episodio más comentado de la NBA
El escolta, estrella de los Boston Celtics, utiliza pintura capilar en aerosol para cubrir las zonas en las que el cabello se ha ido perdiendo. La aplicación del producto, destinada a crear un efecto más uniforme en la cabeza, ha tenido consecuencias visibles en la pista. En varios encuentros recientes, el tinte se transfirió a las camisetas de sus rivales, dejando manchas negras difíciles de pasar por alto. El jugador lo atribuye al estrés acumulado por una década de exigencia en la franquicia verde y considera que esa presión ha influido en su caída de pelo.
El primer episodio se produjo frente a OG Anunoby, de los New York Knicks, cuando una marca oscura quedó estampada en la parte delantera de su camiseta blanca. La imagen circuló con rapidez por las redes y dio paso a una serie de bromas que ampliaron el eco del incidente.
En un partido posterior ante los Washington Wizards, el mismo efecto se repitió sobre la prenda del joven Kyshawn George. El propio jugador se dio cuenta en medio del juego y señaló la mancha a sus compañeros. Poco después, el alero Ron Holland, de los Detroit Pistons, experimentó una situación idéntica.
El jugador respondió con humor con un supuesto injerto capilar en el futuro
Las reacciones del público se extendieron con velocidad en X y otras plataformas. Los mensajes combinaban la sorpresa con la ironía, y algunos usuarios llegaron a sugerir que la liga debería revisar el uso de productos de ese tipo durante los partidos. Entre los comentarios se multiplicaron las peticiones para que Brown abandonara los tintes y asumiera su acalvicie. Pese a ello, el jugador mantuvo su sentido del humor y decidió responder directamente a los mensajes que lo mencionaban.
El deportista reaccionó en X con un comentario que pretendía echarle la culpa a un supuesto montaje: “La inteligencia artificial se está descontrolando”. Lo publicó justo después de ver cómo los vídeos de sus manchas circulaban por todas partes. En lugar de enfadarse, se lo tomó con humor y se unió al juego de los aficionados. Su respuesta rebajó el revuelo y dejó claro que entendía perfectamente la magnitud del fenómeno.
El episodio no se limitó al terreno digital. En una retransmisión en directo a través de Twitch, Brown conversó con amigos mientras se arreglaba el pelo y comentó que responsabilizaba a la ciudad de Boston por los años de presión mediática y deportiva. En ese mismo espacio, reveló que había dejado un mensaje de voz a LeBron James en tono de broma para pedirle consejo sobre un posible injerto capilar en Turquía. Explicó que la situación le había hecho reflexionar sobre el paso del tiempo y sobre la atención que el público presta a los detalles físicos de los jugadores.
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El asunto, lejos de quedarse en una anécdota, acompaña cada partido. Las cámaras y los rivales están atentos por si el tinte vuelve a dejar rastro. La situación ha dado pie a bromas, pero también ha evidenciado hasta qué punto la exposición pública condiciona la imagen de un jugador.