Esta vivienda se ha diseñado a la medida de una familia con tres hijos pequeños que se llevan poco tiempo entre sí. Además, suelen recibir la visita de familiares, que se quedan varios días en la casa y, por eso, el programa debía ser lo suficientemente flexible para adaptarse a la rutina de la familia, pero también a las necesidades puntuales de los invitados. Desde Slow Studio, fundado por Víctor Vergés y Jade Serra, han dado con la solución perfecta con una distribución organizada por franjas –enseguida explicaremos cómo–, con un patio-invernadero central que contribuye a regular la temperatura de la vivienda.
La vivienda se ha proyectado para una familia de cinco que suele recibir la visita de la familia. Proyecto: Slow Studio
Ariadna Puigdomènech
A la casa se entra por el lado sur y, a partir de ahí, el terreno inicia una leve pendiente descendiente hacia el norte, que aumenta bruscamente a medio terreno. Esa es la razón por la que desde Slow Studio han decidido que el mejor lugar para ubicar toda la zona de estar exterior y la piscina “es la primera plataforma de acceso, con leve pendiente y orientación sur”.
La casa disfruta de un buen confort térmico gracias a la ganancia de temperatura en la fachada sur y la renovación del aire del patio acristalado. Proyecto: Slow Studio
Ariadna Puigdomènech
La vivienda, por lo tanto, se ha situado lo más al norte posible liberando este espacio de acceso, justo en el cambio de pendiente, que se ha aprovechado para generar una doble planta semienterrada en la que hay un espacio, que es a la vez taller y zona para las herramientas, directamente relacionado con el huerto.
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Debido a la pronunciada pendiente y a la condición semienterrada de la planta sótano se ha creado una base de muros de termoarcilla y forjado sanitario de elevada inercia sobre los que descansa un forjado de viguetas de hormigón pretensado con revoltones cerámicos. Proyecto: Slow Studio
Ariadna Puigdomènech
Una vivienda que combina sistemas activos y pasivos de climatización
Como decíamos, Vergés y Serra han planteado la distribución de los espacios en dos franjas –la sur es para las estancias principales, mientras en la norte están los baños, vestidor, almacén y sala de máquinas– con un patio-invernadero central que permite precalentar el aire de forma natural sin tener que recurrir a complejos sistemas de recuperación de calor. Gracias a ese patio central, se genera ventilación cruzada norte-sur, que ayuda a minimizar la sensación de calor en verano. “Cuando trabajamos con patios acristalados, siempre hay una clara voluntad de generar un biosistema interior de climatización a lo largo de todo el año”, apuntan los arquitectos, que son especialistas en soluciones sostenibles y bioclimáticas.
El patio acristalado facilita la ventilación cruzada y ayuda a que en verano la sensación de calor disminuya. Proyecto: Slow Studio
Ariadna Puigdomènech
En invierno, el invernadero (o patio acristalado, como cada uno prefiera) funciona precalentando el aire que entra en la casa mediante pequeñas aberturas de ventilación que se activan con sensores de CO2”. De esa forma, cuando la casa está ocupada, la renovación de aire se activa. En verano, la ventana del patio acristalado se abre para facilitar la ventilación natural del espacio y evitar el sobrecalentamiento.
En la fachada norte están los baños y vestidor. La casa cuenta con aerotermia y paneles fotovoltáicos. Proyecto: Slow Studio
Ariadna Puigdomènech
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Pese a ser una casa pasiva de consumo casi nulo, que consigue el confort térmico mediante ganancia de temperatura en la fachada sur y la renovación del aire gracias al patio acristalado, los arquitectos explican que la zona es muy fría en invierno y que puede llegar a necesitarse calefacción. Ese extra de calor se ha solucionado con radiadores eléctricos alimentados mediante un sistema de aerotermia combinado con placas fotovoltaicas. Además, la aerotermia también se utiliza para generar agua caliente sanitaria.