Elon Musk indicó que una colisión del cometa sería capaz de destruir todo un contiene – REUTERS/Nathan Howard/File Photo
El cometa 3l/ATLAS se ha consolidado como uno de los objetos celestes más enigmáticos y discutidos de los últimos años. Descubierto en julio de 2025, su comportamiento, trayectoria y composición han capturado la atención de la comunidad científica a nivel mundial y generado preocupación en distintos sectores.
El empresario Elon Musk, fundador de SpaceX, director general de Tesla y cofundador de Neuralink y OpenAI, fue consultado recientemente acerca del riesgo que podría representar este cometa para la Tierra.
El cometa 3l/ATLAS, tercer objeto interestelar identificado, proviene de un sistema estelar mucho más antiguo que el Sol y lleva cerca de siete mil millones de años viajando. Con una trayectoria hiperbólica, atraviesa el Sistema Solar a más de 60 kilómetros por segundo.
Captura de un satélite de la Nasa del 3l/ATLAS – HUBBLE NASA/ESA
La ONU lo incluyó en su lista de amenazas espaciales ante su acercamiento inusual a la Tierra, lo que llevó a la NASA a reforzar la vigilancia y activar mecanismos de defensa.
Al ser consultado sobre la naturaleza del cometa, Elon Musk fue enfático al rechazar la hipótesis de un origen artificial, pese a la elevada presencia de níquel entre sus componentes. “La presencia de níquel no indica artificialidad; es común en asteroides y cometas”, afirmó el empresario sudafricano nacionalizado estadounidense.
De este modo, Musk se alineó con las conclusiones de astrónomos que, tras analizar datos de NOIRLab y la NASA, certificaron que el brillo variable, la estructura y el comportamiento de 3l/ATLAS son consistentes con los de un cometa natural.
El factor que más inquietud provocó fue el tamaño estimado del cometa, que algunos cálculos sitúan en dimensiones comparables a la isla de Manhattan. Musk advirtió sobre el potencial devastador de su paso:
“Si un cuerpo de esas proporciones impactara la Tierra, las consecuencias serían catastróficas y aterradoras. Un evento así podría borrar un continente completo del mapa o incluso más”.
El empresario sudafricano nacionalizado estadounidense alertó sobre las posibles consecuencias catastróficas que tendría el impacto del cometa 3I/ATLAS – REUTERS/Hamad I Mohammed
Al preguntársele si consideraba que el cometa podría acabar con la vida en el planeta, Musk evitó afirmar o descartar ese escenario, pero insistió en que las consecuencias dependerían en gran medida de la masa total del cuerpo celeste.
La expectativa creció en la comunidad científica al anunciarse la detección de una señal de radio proveniente del cometa 3l/ATLAS. Un observatorio sudafricano logró captar emisiones provenientes del objeto mientras atravesaba el Sistema Solar, hecho que marca un hito en el estudio de cuerpos interestelares.
Los expertos explicaron que esta señal está vinculada a procesos físicos propios del cometa, como la sublimación de gases y la interacción con el viento solar, y no a ninguna actividad artificial.
La composición química de 3l/ATLAS fue analizada mediante espectroscopia por distintos equipos internacionales. Se identificaron moléculas como agua, monóxido de carbono, metano y otros compuestos volátiles habituales en los cometas del Sistema Solar interior. Estas coincidencias son consideradas una evidencia directa de que los procesos de formación planetaria siguen patrones similares, incluso en sistemas formados mucho antes que el nuestro.
La comunidad astronómica está atenta al paso más cercano de 3l/ATLAS a la Tierra, previsto para diciembre. Sondas espaciales y telescopios avanzados se preparan para recolectar la mayor cantidad de datos posible antes de que el objeto se aleje definitivamente del vecindario solar.
Según los especialistas, este cometa es más masivo y luminoso que sus predecesores, como ‘Oumuamua y 2I/Borisov, lo que permitirá ampliar el conocimiento sobre la química y dinámica de los cuerpos procedentes del espacio interestelar.
A pesar de especulaciones y teorías extraordinarias sobre mensajes extraterrestres o tecnologías ocultas, los astrónomos insisten en que el comportamiento de 3l/ATLAS responde a fenómenos naturales. La aparición de chorros de gas, las variaciones en el brillo y los colores observados desde la Tierra corresponden a procesos de sublimación provocados por la radiación solar, sin indicios de propulsión o maniobras artificiales.