Dánae Pérez Perdomo

Miércoles, 12 de noviembre 2025, 18:21

| Actualizado 22:41h.

La llegada de la borrasca Claudia a Canarias, con su amenaza de lluvias, viento y riesgo de inundaciones, llevó este miércoles al Gobierno regional a suspender las clases presenciales en todo el archipiélago para mañana jueves 13 de noviembre. El anuncio supuso un descalabro para las familias, que contaron con menos de 24 horas para gestionar con quién dejar a sus hijos e hijas.

«Paciencia a las familias y aplaudir a los abuelos y a las abuelas que sí pueden (encargarse de los niños y niñas) y están siempre ahí», manifiesta al respecto Marian Álvarez, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (FAPA) Galdós.

Álvarez repara en que las «primeras preocupadas» por la seguridad de los más pequeños son las familias. «Si sus vidas corren peligro en los centros educativos, estamos de acuerdo con que cierren, pero no estamos de acuerdo con que los centros no sean lugares seguros, y no lo son ni cuando hace calor ni cuando llueve», denuncia.

La presidenta de FAPA Galdós asegura que lo «único» que quieren las familias en circunstancias como esta es que «se libere a uno de los progenitores de sus obligaciones laborales» para que pueda quedarse en casa con sus hijos, ya que «no es justo» que los abuelos, que son «mayores y también personas vulnerables», carguen con esa responsabilidad.

Además, destaca que muchas familias carecen de esta red de apoyo y no tienen con quién dejar a sus hijos, lo que las obliga a «pedirse un día de sus vacaciones, porque los días de asuntos propios tampoco valen para esto», y esperar que «la empresa se lo conceda». Una maniobra que tienen que resolver «en tan solo 24 horas».

¿Modalidad telemática?

Álvarez también se detiene en el comunicado enviado por la Consejería de Educación sobre el paso de las clases presenciales a las online por el temporal, especificando que la «modalidad telemática no existe en Canarias».

«No hay una plataforma en la que el profesorado se conecte con el alumnado para dar clases, al menos no en Primaria ni en Secundaria, que es la enseñanza obligatoria», manifiesta.

Señala que en algunos centros el estudiantado «trabaja con tablets u ordenadores, y existe una plataforma donde los docentes suben tareas, el alumnado entra, las hace y las envía, pero eso no es formación telemática, no se imparten clases como tal». «Se engaña a la población», agrega.

En este sentido, hace referencia al alumnado más dependiente, de 6, 7 u 8 años, y se pregunta:«¿Quién los pone delante del ordenador? ¿Y si no tienen dispositivo en casa o sus familias no pueden costear internet?».

«No estamos diciendo de enviar a los niños al cole poniéndolos en riesgo, sino que esto se tiene que arreglar de una vez. O hacemos los centros seguros o buscamos una fórmula para que los padres podamos quedarnos con nuestros hijos», sentencia.

Los centros se preparan para la docencia virtual

Sin embargo, los centros educativos se activaron este miércoles para la jornada de docencia telemática. «Entendemos que todos los centros educativos deben estar preparados desde el inicio de curso para situaciones como esta», declaró a este periódico el viceconsejero de Educación, José Manuel Cabrera.

El protocolo de actuación para el paso a la modalidad online por alertas meteorológicas, confinamientos u otras circunstancias similares establece que los centros deben disponer de una plataforma de enseñanza virtual dentro de las opciones que la propia Consejería pone a su disposición, como Google Classroom o EVAGD.

Así, los equipos directivos se apresuraron este miércoles a trasladar a la comunidad educativa cómo será la jornada telemática. Primero, pidieron al profesorado que comprobara que estas plataformas estaban operativas y que el alumnado tenía acceso.

Luego se informó al estudiantado y a las familias de escolares de Infantil y Primaria sobre el acceso a la plataforma y la activación de las videoconferencias. Un elemento que, junto con las clases online, se van a potenciar en las etapas educativas más avanzadas. «En Bachillerato no tenemos tiempo que perder», expone una profesora, haciendo alusión a la prueba de acceso a la universidad (PAU).

Por último, se instó a los docentes a preparar actividades de entrada, desarrollo y cierre, adaptadas a la modalidad no presencial, detallando el horario de participación o de entrega de tareas.

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