Francesc Zanetti

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 12 de noviembre 2025, 23:22

Cuando uno contempla detenidamente las fotos de la muestra ‘Migrar es un derecho’, que se exhibe en el Teatro Víctor Jara de Vecindario con ocasión de la celebración de la 21º edición de la Muestra de Cortometrajes San Rafael en Corto (SREC), se percata que el mar nunca ha sido una frontera espesa e infranqueable para aquellos que anhelan una orilla que pueda aliviar su desesperación. De la magnitud de la tragedia y el drama de los desheredados de la tierra siempre parece olvidarse Dios.

Las 32 imágenes que conforman la muestra hielan la sangre. Los fotógrafos grancanarios Ángel Medina, Borja Suárez, Eduardo Robaina, Juan González y Yaiza Socorro, el majorero Carlos de Saa, el herreño Gelmert Finol y el tinerfeño Jesús Cabrera, han seleccionado cuatro instantáneas reveladoras e impactantes cada uno de ellos para esta exposición que se propone demostrar que en un mundo donde las fronteras dividen más de lo que protegen, la fotografía tiene la capacidad de construir puentes, como reza el programa de la iniciativa. Pero puentes no parece razonable que puedan construirse alrededor de tanto abrasante dolor y vulnerabilidad deconstruida luego en la macabra estadística de la que se ríe la muerte.

Te sacuden con desasosiego casi todas las fotografías, entre las que se distinguen dos elementos que se repiten invariablemente: el color de los migrantes y el rojo intenso de las mantas de Cruz Roja con las que cubren sus cuerpos los equipos de asistencia nada más pisar tierra firme. Las pateras de madera alineadas en un descampado árido de Arinaga son retratadas magistralmente con un dron por Eduardo Robaina. Constituyen un atractivo puzle visual al que estéticamente no hay que reprocharle nada, si no fuera porque constatan que la desesperación sigue viajando en precario.

Borja Suárez captura el instante en la que un grupo de inmigrantes llega por la noche a una playa de la isla que a buen seguro a la mañana siguiente estará llena de esos untuosos cuerpos que despiadadamente toman el sol y que contribuyen a nuestro PIB. Uno de ellos, que viste una camiseta del Real Madrid con el cinco de Zidane a la espalda, se inclina sobre la arena para besarla. Paradojas de una imagen a la que no le sobraría pie de foto. En las que exhibe Ángel Medina, ni la agradecida mirada de una mujer sujetada en brazos de un voluntario tras su llegada a puerto atenúa o neutraliza el dolor que produce contemplarla.

Situaciones límite

El fotógrafo de la agencia Efe desde 1999, Ángel Medina, cubre desde hace años la crisis migratoria. Su fotografía de la reanimación a una menor maliense de dos años, fallecida tras sufrir una parada cardiorrespiratoria, con síntomas de hipotermia sobre el asfalto del muelle de Arguineguín, se hizo viral en 2021.

Ángel Medina, ante dos de sus fotos.

Ángel Medina, ante dos de sus fotos.

C7

«Lo que intento siempre es ajustarme al criterio del rigor del fotoperiodismo. A partir de ahí me adapto a la situación para mostrar de la forma más sobria y sin tratar de endulzar u ocultar la realidad. No te puedes preparar para lo que te aguarda en una situación límite. Vives situaciones reales y estás sometido a mucho estrés en la mayor parte de los casos, sobre todo por lo que viven las personas a las que retratas, que son las únicas víctimas de tu cobertura. Cuando muchos hablan de falta de ética y dignidad lo hacen desde una atalaya que desconoce cuál es la función del fotoperiodismo y la realidad múltiple a la que te somete vivir una situación límite en la que entremezclan instantes muy duros con otros entrañables, de dolor y alegría. No por eso dejamos de hablar de una misma realidad. A muchos se les olvida que hacemos nuestro trabajo», señala Medina, quien habitualmente cubre informaciones de ámbito local, nacional e internacional, publicando sus fotos en prensa de todo el mundo, desde el periódico ‘El País’ a ‘Der Spiegel’.

Por su parte, el fotoperiodista de 30 años Eduardo Robaina, que trabaja para ‘lamarea’, la primera revista española especializada en la crisis climática y pérdida de biodiversidad, se queda de sus cuatro fotos con la que un varón llegado desde Sevilla saluda detrás de una valla a un familiar recién llegado en patera desde Marruecos a Arguineguín en 2020, mientras aguarda a ser trasladado en el interior de una guagua aparcada en la oscuridad de una explanada asfaltada.

Eduardo Robaina capturó el 'cementerio' de pateras de Arinaga desde un dron.

Eduardo Robaina capturó el ‘cementerio’ de pateras de Arinaga desde un dron.

Eduardo Robaina

Robaina, que ha firmado fotos para ‘The Guardian’ o Reuters, comenta que le interesa con sus fotos «relatar que este drama migratorio sigue ocurriendo y que los migrantes no son números sino historias y personas que se han jugado su vida para aspirar a un futuro mejor. A veces tienes que tomar imágenes de fallecidos o de personas que han llegado en patera debatiéndose entre la vida y la muerte, pero debes liberarte del nudo dramático del instante y decidir fríamente luego en la redacción o en casa si se publica o distribuye la imagen o no. Hay formas y formas de retratar un momento complicado, y lo puedes hacer desde el respeto, la honestidad profesional y la empatía. En muchas ocasiones no soy consciente de lo que fotografío hasta que llego al ordenador y contemplo la dimensión que adquieren las capturas», subraya Robaina.

Como dijo la ensayista norteamericana Susan Sontag, «debemos permitir que las imágenes atroces nos persigan».

Reporta un error